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Dirección:
Stephen Daldry.
País: USA. Año: 2002.
Interpretación: Meryl Streep (Clarissa Vaughan),
Nicole Kidman (Virginia Woolf), Julianne Moore (Laura Brown),
Stephen Dillane (Leonard Woolf), Miranda Richardson (Vanessa
Bell), Ed Harris (Richard Brown), Guión: David Hare;
basado en la novela de
Michael Cunningham.
Música: Philip Glass.
Fotografía: Seamus McGarvey.
Montaje: Peter Boyle. |
Por
un lado 'Las horas (The Hours)' es una película
dramática estadounidense del año 2002 dirigida
por Stephen Daldry. El guion, escrito por David Hare, es
una adaptación de la novela homónima de Michael
Cunningham, ganadora del Premio Pulitzer en 1999. Se basa
en la vida de 3 mujeres en tres tiempos diferentes del
siglo XX. La película gira en torno a la novela
Mrs. Dalloway de Virginia Woolf (1923).
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La
película nos muestra como Virginia Woolf escribe
la novela Mrs. Dalloway. Muestra sus problemas de salud, la
forma en que adelantaba la redacción de su novela y
sus problemas de comprensión con su marido. Se muestra
también su relación incestuosa con su hermana.
Laura Brown (1951) lee la novela durante el día de cumpleaños
de su marido. A pesar de la aparente felicidad que envuelve
su mundo, su mundo se le viene encima al conocer que una vecina
a quien ama secretamente se encuentra enferma y puede morir.
Intenta suicidarse. Se debate entre seguir con su familia o
abandonarla. Tras desistir del suicidio, decide abandonar a
su familia después de tener a la hija que espera. Clarissa
Vaughan (2001). Es la versión contemporánea de
la protagonista de la novela que está escribiendo Virginia.
Está enamorada de manera ambivalente de su amigo Richard,
un brillante poeta que está muriendo de sida y que es
el hijo de Laura Brown.
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Dirección:
Christine Jeffs.
País: Reino Unido.
Año: 2003.
Interpretación: Gwyneth Paltrow
(Sylvia Plath), Daniel Craig (Ted Hughes),
Jared Harris (Al Alvarez), Blythe Danner
(Aurelia Plath), Amira Casar (Assia Wevill),
Andrew Havill (David Wevill
Guión: John Brownlow.
Música: Gabriel Yared.
Fotografía: John Toon.
Dirección artística:
Jane Cecchi, Joanna Foley y John Hill.
Vestuario: Sandy Powell. |
La segunda película cuenta la historia de la relación
entre los poetas Sylvia Plath (Gwyneth Paltrow) y Ted Hughes
(Daniel Craig) y su influencia en los problemas psicológicos
de Plath y la trans-formación de ésta en uno
de las poetisas más destacadas del siglo veinte. Al
comienzo del filme Sylvia Plath es una especie de niña
prodigio literaria con la ambición de convertirse en
una gran poetisa que llega a Cambridge con una beca. Cuando
lee los poemas de un joven inglés llamado Ted Hughes
se empeña en conocerle. Ted le da su dirección
y tras una noche de borrachera recitando poesía hacen
el amor. Durante un intenso noviazgo entre Cambridge y Londres,
Ted descubre que Sylvia ya ha intentado suicidarse al menos
una vez y que vive atormentada por la relación con su
padre Otto, ya fallecido.
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Se casan y se establecen en Londres. Sylvia se sumerge en
el trabajo y sueña con todas las novelas que quiere
escribir, sin embargo, cuando se sienta a la mesa no le sale
nada. Se vuelve cada vez más paranoica acerca de la
atención que Ted presta a otras mujeres. La pareja decide
mudarse al condado de Devon, y empezar de nuevo. Sin embargo,
mientras tramitan el alquiler de su piso de Londres conocen
a David (Andrew Havill) y Assia Wevill (Amira Casar). Entre
Ted y Assia surge una atracción inmediata pero el traslado
a Devon parece anular la posibilidad de una relación
entre ellos. Ted y Sylvia tienen su segundo hijo pero cuando
Assia y David visitan a la pareja Sylvia se da cuenta de la
amenaza. Sin embargo, ya es demasiado tarde y Ted y Assia emprenden
una aventura. Irónicamente, el sufrimiento de Sylvia
se plasma en una obra poética de enorme fuerza. El estado
mental de Sylvia se deteriora hasta que se da cuenta de que
ya no es capaz de cuidar a sus hijos. En un último intento
desesperado, Sylvia se cita con Ted y le propone que se olviden
de todo y que empiecen de nuevo. Aunque una parte de él
quiere aceptar su propuesta, se ve obligado a contar a Sylvia
que Assia está embarazada. Para Sylvia es la gota que
colma el vaso. Al final Sylvia consigue la fama y el éxito
que tanto anhelaba pero a un alto precio.
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la
fragilidad de la estructura psíquica
la fragilidad
de la posición sexual
el amor a la fragilidad
la fragilidad de la escritura |
Estos
dos casos, Virginia Woolf y Sylvia Plath , en principio
muy distintos, nos lleva al mismo final, ‘el pasaje
al acto’, el suicidio de la protagonista, de la
escritora. La escritura no logra frenar esa caída
en precipicio, que se anticipa, que se escucha desde
el comienzo de ambas
películas….el acto es el objetivo primero.
Algo se ha rota ya hace tiempo, quizás desde el
principio, que la escritura intenta suturar, pero no
se logra. No logra ser una suplencia a la falta que se
ha
convertido en un abismo, no logra localizar un objeto
que cubra el agujero que se tapona, que ahoga, que asfixia,
no hay salida, el acto será la última salida.
Si
escribir es hacer con la marca, es atravesar el significante,
el significante de la falta, para
un reencuentro con las marcas
primeras, es usar al significante para ir mas acá.
Si esto no se da, se da un exceso, un taponamiento,
una obturación,
no hay agujero que atravesar, no hay vacío que bordear.
De allí que el contrato sado-masoquista, como escritura,
como escritura de lo imposible, sostiene dicho abismo, le hace
de borde, pero no definitivamente, sino cada vez, se trata
de un juego de dominio, donde el dominado (en principio mas
fuerte) se deja dominar por el dominante, para poder dominar
la pulsión de muerte y transformarla en escritura. Pero
no siempre da el mismo resultado y es la misma escritura que
lleva a la muerte, al acto del suicidio, a la caída
definitiva. ¿Por qué se trata de una caída?
Porque se trata del levantamiento de la represión, la
pulsión tiene dos destinos fundamentales, la represión
y la sublimación. Para poder canalizar, mediatizar,
bordear la pulsión tiene que haber ‘algo’ reprimido,
pero para poder escribir la represión se debe levantar,
levantar la prohibición que instaura la represión
(fundamental para la escritura), un significante esta reprimido,
y por lo tanto falta en la cadena, escribir es atravesar cada
vez dicha falta.
Cuando las mujeres ponen el amor en juego,
en esta triada: amor>muerte>escritura, es atravesar la represión,
si esta operación es frágil, si cada vez es más
frágil, si cada vez se le exige más al amor para
soportar dicha fragilidad, el mismo amor que en principio la
sostiene ante la fragilidad, la precipita al abismo, se trata
de un amor a la fragilidad. La falta que hace cadena significante,
la falta que bordea el agujero, su fragilidad cada vez mayor
desencadena la cadena, la rompe y lleva al sujeto al precipicio
psíquico (incluso internación psiquiatrita en
los dos casos) y a una reincidencia en el suicidio (en los
dos casos). El otro del amor ya no puede hacer nada, las promesas,
el contrato de mortificación y alivio ya no soluciona
nada. Nos encontramos con la Nada.
¿Por qué el amor y la escritura
mortifican tanto a las mujeres? ¿Por qué el amor
a la escritura mortifica a las mujeres? Porque es el encuentro
con lo imposible, no hay escritura definitiva de la mujer,
la mujer esta no-toda escrita, por lo tanto no hay escritura
toda del amor, no hay promesa de amor, no hay contrato de amor
completo, no hay relación total satisfactoria y eso
mortifica a las mujeres. Escribir sobre eso es atravesar lo
reprimido, lo reprimido del amor.
El amor en tanto reprimido, lo que pone
en funcionamiento el aparato de la escritura es la parte
reprimida del amor,
el amor que nunca será, que nunca se podrá escribir.
El Amor Todo al Otro, lo vimos en el amor místico, en
las místicas, y en el lado opuesto, el amor cortés
como el amor intelectual, el amor a cortejar, a postergar,
como un plus de goce, el amor al arte, el amor en tanto representación.
En el primero la promesa es el Amor del Otro, más allá,
en el segundo el arte como compensación a la ausencia.
Ahora con el contrato sado-masoquista,
se ha perdido el objeto, ya no es ‘El Otro, ya no es ‘el otro’, la
perdida ha dejado un agujero, un agujero irreductible, imprescindible
bordear para no caer en el abismo. (When Nietzsche Wept, de
Pinchas Perry. Novela de Irvin D. Yalom). “La historia
comienza cuando el afamado médico vienés, Josef
Breuer, acude a un inesperado encuentro con la joven e imponente
Lou Salomé, hermosa tanto en belleza como en ideas,
quien dice acudir en su ayuda con intención de ayudar
a un desconocido amigo suyo de claras tendencias suicidas.
Si bien éste no es de carácter famoso, ella le
augura un glorioso futuro, un sujeto "bajo cuyas reflexiones
está el futuro de la filosofía alemana",
según sus propias palabras. Si bien al principio se
muestra indispuesto, se encuentra a sí mismo aceptando
al final la propuesta seducido por los encantos de la joven.
Sin embargo, hay otro problema: Nietzsche se muestra resistente
a todo tipo de ayuda y no admite su problema psicológico.
Breuer deberá cumplir con la difícil misión
de curar su mente sin que éste lo sepa, para lo cual
será necesario tender la farsa de una serie de enfermedades
físicas que acosaban al filósofo.”
En este pequeño fragmento del film, se lee claramente
la idea del suicidio. La relación entre La Nada y el
suicidio, no es una nada que ponga límites al Todo del
Otro, ni una nada que haga borde, que se haga agujero, es una
nada abismal, ‘Nada tiene sentido’, la nada ocupa
el lugar del sentido. Ya no se trata del agujero de lo simbólico
que anuda lo real, ya no se trata del sentido que suple dicha
fragilidad, sino de un nada que ocupa el lugar del sentido,
entonces la imaginarización se desprende de todo real
y de todo simbólico y ocupa todo, se desborda, va más
allá de toda escritura. Ni la vida cotidiana, ni la
rutina misma de escribir, ni el amor por el amante o los hijos,
suplen la fragilidad que se ha precipitado en rotura.
La escritura contiene, pero no sutura
la rotura, tenemos un ejemplo clásico en la obra y en la vida de Primo Levy,
que a la salida de los campos de concentración ha producido
una obra de gran importancia literaria, pero ante la muerte
de su madre, lo llevo a precipitarse por el vacío de
la escalera del edificio donde vivía.
La próxima nota utilizare los Films dedicados a Iris
Murdoch y Jacqueline Du Pré, como otras maneras de caída,
la caída del lenguaje (el Alzheimer) o la caída
del aparato nervioso (la esclerosis múltiple), llevan
a la anulación del sujeto, donde el arte, donde el aparato
de la sublimación no puede acceder, no puede con Todo.
Hay que pensar seriamente en estas cuestiones que anticipan
al siguiente momento: cuerpo> acción> performance,
que lleva a la mujer a poner el cuerpo, su propio cuerpo, ahora
el operador no será el acto, será la acción
y ya no se trata de una escritura, se trata de la performance,
del arte de la acción. Las mujeres tuvieron que poner
su propio cuerpo, para poder anudar algo de la represión,
pero no con la representación sino con la presentación,
pero esto lo dejaremos para más adelante.
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