Las
mujeres a la performance
Del objeto y su fragmentación*
India Song
texto teatro film de Margarite Duras
India song (1972)
película 1975
argumento, guión, diálogos de
Margarite Duras
música de Carlos D’Alessio
reparto .DelphineSeyrig
(Anne-Marie Stretter),
Le vice-consul de Lahore
(Michael Lonsdale),
Mathieu Carriere(L'attachéd'ambassade allemand)
Claude Mann(Michael Richardson),
Vernon Dobtcheff (George Crown),
Claude Juan (Le domestique).
2h00.
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India
Song transcurre en
la India de los años 30. Anne-Marie Stretter, la mujer
del embajador de Francia en Calcuta, fascina a los hombres y
colecciona varios amantes. En el transcurso de una fiesta en
la embajada, un joven diplomático, enamorado de la protagonista,
observa a esa mujer triste que habla con un tono suave y desgarrador.
Pareciera que el sufrimiento la domina y ella busca el olvido.
“India
Song quizás sea en verdad el fracaso de toda reconstitución.
Si hay un logro en índia Song, solo puede tratarse de
la ejecución de un proyecto de fracaso. Un desenlace
que me lima de esperanza. Creo que lo que puede ser llamado
trágico en este caso no es el contenido de la historia
que se relata, ni el género con el cual se relaciona
dentro de Ia clasificación habitual, sino todo Io contrario:
es aquello a partir de lo cual se cuenta esa historia lo que
puede llamarse trágico, es decir, poner en una presencia
correlativa tanto la destrucción de esa historia por
la muerte y el olvido como ese mismo amor que, aun destruída,
ella sigue prodigando. Como si la simple memória de
esa historia fuera aquel amor que mana de un cuerpo exangue,
acribillado de agujeros. El terreno de esa historia es esa
contradicción, ese desgarramiento. La puesta en escena
de esa historia, la única posible, es el vaivén
incesante de nuestra desesperación entre ese amor y_su
cuerpo: lo que impide incluso toda narración. "Notas
sobre índia Song",
Marguerite Duras, 1975.”
Una lectura
No pretendo ni hacer un análisis de la obra de Margarite
Duras, sería muy pretencioso, ya que ni el tiempo ni
el lugar me lo permiten, en esta serie ‘la mujer a la
performance’ solo pretendo ir mostrando como en el desarrollo
del siglo la mujer va tomando posicionamiento con respecto
al Otro, con respecto a su sexualidad sino también con
su hacer, con su hacer no solo en la sociedad, sino particularmente
con respecto al arte, a su propia producción. En la última
nota dedicada a Louise Bourgoise ya nos quedo claro, no se
trata solo de tener lugar, sino también del saber hacer
con lo real, ese real intransferible que hace de impulso a
la realización.
No pretendo hacer
un análisis de la
filmografía de M Duras, extensa, compleja, sino usare
una obra clave que por sus particularidades nos servirá de
ejemplo para demostrar no solo que la mujer hace a la performance,
sino se inscribe performáticamente: escribe la novela,
escribe el guión y los diálogos, ahora filma
la película, y en este caso particular también
se trata de una partitura y de una canción que forma
parte de la banda sonora de la película, incluso con
alguna otra obra años más tarde reescribe la
novela, otra versión.
Si hasta la modernidad la idea de
obra implicaba la complitud, la totalidad, la unidad, depende
del caso, tanto en las artes
plásticas, como en la literatura, en la música,
y está demás decir en la arquitectura, y más
adelante en el teatro y en el cine, se decía ‘es
una obra completa’, es una obra lograda, es una obra
conseguida. Pero hemos visto que en el caso de la mujer esto
no es así, cada obra es en si misma pero no esta completa,
no esta acabada, o no hace conjunto, no hace a la totalidad
de su obra. Esta es la gran diferencia entre Giacometti y Bourgois,
entre muchos otros. En la música el ejemplo es Wagner,
todos los elementos llevan al conjunto, a una ópera ‘total’,
Richard Strauss se enfrenta a esto y nos muestra los ‘entretelones’ de
la construcción de la obra, planteándonos, como
digo más arriba, la dicotomía entre la música,
la letra y la escena. Las distintas disciplinas no confluyen
en un todo, mantienen su identidad, funcionan por sí mismas,
se pueden extraer del conjunto, sostienen sus diferencias.
He elegido India
Song de Marguerite Duran, porque muestra que esta es la regla
de funcionamiento de la
obra. Tengamos en cuenta que ‘no hay una obra’,
ya que podemos decir que hay: una canción (India Song),
una partitura (una escritura musical de la canción),
una novela (publicada como tal), quiere decir un relato, una
narración que también se denomina India Song,
un guion para teatro, un guion y los diálogos para cine,
y una realización cinematográfica que lleva el
mismo nombre. La pregunta que surge es ¿Cuál
es el objeto? Si en principio se trata de una escritura, que
no termina de escribirse, ya que adquiere formas diferentes,
o sea registros diferentes. Si entendemos registro como una
experiencia otra, como experimentar nuevamente.
¿Cuál es el objeto? O, quizás se trata
de un objeto que se ha fragmentado, y distintas experiencias
(canción, música, guion, novela, diálogos,
filmación) nos muestran la imposibilidad de lograr la
totalidad, de ‘la cosa’. El objeto no logrará nunca
la totalidad de la cosa, el objeto no rinde cuenta totalmente
de ‘la cosa’, cuando decimos ‘la cosa’ es
imposible de representar, es irrepresentable, estamos diciendo
algo de esto.
No se trata de una
serie (serie de cuentos, de canciones, de dibujos, etc),
no hace serie, no se trata
de una colección (un archivo, obras diferentes seleccionadas
por una idea previa) como son las de Gertrude Stein, Peggy
Guggenheim, se
tratade una sucesión (canción, música,
guion, novela, diálogos, filmación) que forman
solo un repertorio alrededor de esta idea (i(a): India, este
lugar remoto, este nombre extraño pero familiar para
la autora, idea que no se realiza en una sola obra, que no
termina de realizarse, o que tiene distintas realizaciones,
que pueden actuar autónomas una de la obra. O sea, no
está en el orden del significante (como la serie), no
está en el orden del objeto (como la colección)
sino en el orden a la letra, una por una.
Se trata de una escritura
a la letra, de una canción a la letra, de un guion y de diálogos
a la letra, de una película filmada a la letra. La música
sigue sus parámetros, la letra de la canción
se canta o no se canta, sigue los parámetros del intérprete,
el guion (la performance) o sea la escritura de las acciones
a seguir (para el teatro o para el cine) sigue los caminos
marcados por el guionista, los diálogos acompañan
o no al guion, de forma independiente, los cuerpos de los personajes,
sus imágenes, siguen las pautas marcadas por el guion
o no, depende de los actores, los escenarios elegidos por el
realizador, y que provienen de la novela, el espacio y las
cosas, tienen su valor propio, independiente de los movimientos
en escena –más arriba he dado como ejemplo ‘Capriccio’ de
R Strauss. La obra no tiene una forma final, no se trata de
lograr una forma, o al contrario de su deforma (como F Bacon
o D Lynch), se trata de ‘una performa’ ahora puede
ser de una manera ahora puede ser de otra.
¿El tiempo? El tiempo acompaña,
deja escuchar, deja ver, este mecanismo de la performance,
muestra la imposibilidad de lograr la forma, la forma perfecta,
la forma bella, la forma equilibrada, no se trata de ‘un
rompe cabezas’ las partes que encajan en una obra final,
sino de un patchwerk, pueden ser unas piezas, pero también
pueden ser otras. Lo magistral de Margarite Duras, que no solo
los diálogos, la palabra, sino las imágenes,
y los espacios siguen el orden de la escritura, y el tiempo
permite seguir esta escritura, ella dice ‘esta partitura’.
Después de algunas
visiones del film, el asombro es cada vez mayor, no es un film
a la usanza de los que estamos acostumbrados a visionar en
las salas comerciales, no se trata de un genero en particular,
novela, teatro, guion de cine, musical; se trata de fragmentos
que se presentan por sí mismos, como dice M Duras en
sus notas previas: ‘no se trata de una narración
porque no hay una representación’, la imagen,
la voz, el espacio, la música, los intérpretes
principales, los intérpretes secundarios, incluso los
asistentes, etc. se presentan en sí mismos, autónomos.
Por lo que tenemos dos opciones, seguir ‘el juego’ que
nos propone MD, o intentar reconstruir, como ella dice, lo
irreparable. Elijo la primera opción.
Algunas notas que he tomado
al visionar el film:
El sirviente sirve
champagne, en unas copas que deja encima del piano. La pareja
baila en
la sala, las voces vienen del paisaje exterior: “La historia…de
ella.”
La
escena o está fija en la sala del espejo…o recorre
el jardín o el bosque, muy lentamente.
Algunas conclusiones:
Con
Joyce, se trata de un fallo en la gramática en ‘la
escritura’, el lector puntúa el texto, es en la
lectura, en la palabra, que adquiere significado. En este caso
Joyce produce su nominación en tanto escritor, a través
de ‘la gramática’ como síntoma.
Con MD, el fallo
está en que el texto ‘no termina
de escribirse’: ahora es una canción, ahora es
una imagen, ahora es una voz, ahora es un sonido, ahora tiene
otra edición, etc. Es el objeto que no termina de instalarse,
el objeto se ha fragmentado, no se anuda, no permite el anudamiento
de los registros. Cada visionado del film, cada lectura del
libro, cada escucha de la canción, etc. por parte del
lector, produce un nuevo anudamiento, cada registro funciona
por sí mismo, podría anudarse de una manera o
de otra, es el lector que lo realiza o no. En el caso de Margarite
Duras se trata de una nominación en curso, ahora como
extranjera en las colonias, ahora como escritora, ahora como
realizadora de cine, ahora como guionista, ahora como escritora
de teatro, etc.
Como es habitual en esta serie de
notas, no pretendo entrar ni en la vida privada de estas
artistas-mujeres, ni en la totalidad
de su obra, imposible en estas notas –blog- pero si en
señalar que el formato que usa MD es performatico, no
es definitivo, se construye una y otra vez. En tanto al cuerpo/su
imagen, esta disociado de la voz y de la palabra, ya no es
una imagen anudada con lo simbólico (la palabra) ni
con el objeto (la voz) sino que acciona autónomo, de
modo performatico. Se trata de acciones no de actuaciones,
no se trata de una acción que responde a la voz o que
está dicha en la palabra, sino de una acción
disociada de la voz y de la palabra. Es el tiempo que permite
un anudamiento transitorio, no termina de anudarse, se realiza
cada vez.
MD, en plena modernidad,
introduce en su obra el modo fragmentario y performatico,
pero de alguna manera
se anticipa a su virtualización, aunque por razones
de momento histórico no alcanza y de desarrollo tecnológico
no alcanza. Se anticipa en la modernidad a la caída
del significante y del objeto, con una significación
plena, a la caída de la representación y de la
narración, aunque no alcanza lo virtual como una solución
nueva. Es este entre que la nomina, con una nominación
en tránsito.
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