Es
el libro que enmarca tres períodos de arte en mi vida. Es
clave mencionar que el concepto ha sido siempre el operador para
pensar-hacer en arte. Comenzando la obra en la pintura para caer
en la performance, anudando ambas dos en lo escrito; y es aquí donde
se abre el tercer registro... brindando un espacio de reflexión
para el espectador-lector sobre otra de las lecturas de la realidad
en arte.
Prólogo
de Lidia Castellini
La performance en clave filosófica.
En el fluir de la lectura el texto ancla en el artista y su escritura,
que nos remite al artista y su obra, a la imagen y su productor,
gn cuyo centro está ahora mi mirada, la de los lectores, estamos
allí en la fugacidad del instante reflexivo.
É
l, el artiita, se ha encontrado mediante la escritura, fantasmátioamente
acompañado por filósofos como Benjamín, Deleuze,
Didi Huberman o Lyotard, y nos acerca al nudo de la performance, a
la mirada que nos mira, una mirada mirante que nos interpela. Allí estamos,
próximos y distantes, centrados y fuera de todo centro, fijados
en las palabras y fugados hacia un punto en permanente movimiento. ¿El
aura flota deshecha hacia una esquicia reveladora? ¿La experiencia
tiene un sentido más allá de ella misma? ¿Esta
narratividad nos depositará en alguna de las mil mesetas del
sentido?
Si las preguntas trazan un camino posible quizás estemos transitando
por él. Pero, ¿qué senda es ésta? Veo huellas
de otro caminante que ha posado su pie sobre otras. ¿Serán
el artista y su obra y sus acciones y su escritura otras huellas sobre
las que voy imprimiendo la mías?
El, el artista que pinta, que hace y que escribe, pone ante nuestros
ojos un objeto inasible, tiende su mano en el lugar de la escritura
pero en el marco de la fugacidad de la acción en la que la mirada
aprisiona y libera y la mente discurre entre preguntas de un sujeto
en perpetuo estado de construcción, destrucción y reconstrucción,
que se yergue sobre un hacer que lo arroja sobre nuevas huellas.
El texto avanza y con él advienen las vivencias del artista-escritor
que nos las transfiere gestando nuevas cuestiones. ¿Puede configurarse
como un asidero la estructura devenida de un sistema performático
y así detener, en un segmento de la dinámica de la acción,
un cierto sentido que la mirada contiene? O bien, ¿la materialización
de los diversos registros presentes en las múltiples escenas
inventadas nos remite a un sujeto fragmentado en el espacio y diluido
en el tiempo?
Son éstas las cuestiones planteadas por Sasiambarrena que tienen
la riqueza de ser un desafío orientado hacia la construcción
de una nueva filosofía, la de una incertidumbre activa y motivante
realizada tan sólo con la trama volátil del instante
en el que somos sujetos fragmentados en un espacio que nos envuelve
con sus múltiples ojos. Quizás allí encontremos
el tercer registro.
Lidia Castellini. Bs. As. Julio 2011
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