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Fragmentos para una Historia
del Cuerpo Humano (parte primera)
VV.AA.
Editado por Michel Feher con Ramona
Naddaff y Nadia Tazi para
Altea, Taurus, Alfaguara, S.A
New York, EE.UU. 1989
Tres tomos
Algunos
artículos
Parte primera
Cuerpo oscuro, cuerpo resplandeciente
Jean-Pierre Vernant
El cuerpo femenino y la práctica
religiosa en la Baja Edad Media
Carolyne
Walker Bynum
Lo inanimado encarnado
Roman Paska
Parte segunda
La ética del gesto
Jean Claude
Schmitt
La formación ascendente dle cuerpo
desde
la edad de la caballería hasta
ala civilización cortés
Georges Vigarello
Algunas reflexiones sencillas en torno al cuerpo
Paul Valéry
El problema de los tres cuerpos
y el fin del mundo
Hillel Schwartz
El fin del cuerpo
Jonathan Parry
Cuerpos celestiales: algunas paradas
en el camino hacia el
cielo
Nadia Tazi
Parte tercera
Cuerpos sutiles
Giulia Sissa
Trazando el cuerpo
Kark Kidelm y Susan Rowe-Leete
Un repertorio de la historia del cuerpo
Barbara Duden
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Algunos
fragmentos de la introducción
Michel Feher
"La historia que constituye el objeto de la siguiente colección
de ensayos es la historia de esa área incierta donde pensamiento
y vida confluyen. La intersección es compleja, a menudo turbulenta,
pues los procesos vitales no pueden alimentar figuras de pensamiento
sin provocar su renovación,
mientras que los conceptos que trata de reflejar el ser vivo no pueden
llevar a término esta tarea sin alterar constantemente su dirección.
Consiguientemente, el cuerpo humano afectado por estos intercambios se
ve transformado por
sus modalidades, esto es, como respuesta a las diferentes estrategias adoptadas
por la vida y el pensamiento para llevar a término sus respectivos
planos de realización -con prioridad, y a pesar de algún
otro-. Los cambios experimentados por el cuerpo -que algunas veces actúan
como un obstáculo para la inteligencia,
otras se presentan en cambio como su trampolín o aparecen finalmente
como expresión del universo completo y que a veces desaparecen completamente
como una entidad autónoma- son consiguientemente bastante reales.
Como ha señalado Marcel Mauss, proceden de las técnicas del
cuerpo que mezclan capacidades físicas y mecanismos mentales para
formar un cuerpo adaptado a las circunstancias: el cuerpo de un ciudadano
carismático o de un monje
visionario, una imagen del mundo devuelta por un espejo o un reflejo del
espíritu.
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La cábala
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Jacob Cornelisz-el-hombre |
Marioneta Italiana
SXIX
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Desde
este punto de vista, la historia del cuerpo humano no es tanto la historia
de sus representaciones como la narración de
sus modos de construcción...
Como
la misma noción de fragmento implica, los ensayos
que se reúnen en estos tres volúmenes no pretenden ofrecer
un panorama acabado ni definir un conjunto compacto de la historia del
cuerpo humano.
El hecho de que aquí se traten tantos problemas solo indica la
extensión
del campo que debe ser explorado al tiempo que marca varios ejes a lo
largo de los cuales se mueve la investigación habitual, de manera
que la consistencia de estos fragmentos reside en una encrucijada de
caminos
donde las conexiones entre las diferentes disciplinas -historia, antropología,
filosofía, etc.- se alumbran más bien desde una perspectiva
general o desde un esquema estrictamente delimitado...
La
primera aproximación, que puede ser considerada como
un eje vertical, comienza en al "cumbre" y mide la distancia y proximidad
qeu media entre la divinidad y el cuerpo humano. Estas mediciones, no
obstante, no se hacen con el propósito de investigar la presencia o ausencia
de antropomorfismo en la concepción de divinidad. La pregunta que debe
ser respondida aquí no es: dado el cuerpo humano, ¿cómo imagina sus propios
dioses un guerrero de la antigua Grecia, un místico cristiano de la Edad
Media tardía, un cabalista español o un maestro taoísta? Sino más bien
la contraria: ¿Qué clase de cuerpo estos mismos griegos, cristianos,
judíos y chinos se dan a sí mismos -o tratan de adquirir- dado el poder
que ellos atribuyen a lo divino? Una pregunta práctica, puesto que equivale
a preguntarse a sí mismo qué ejercicios deben realizarse con la finalidad
de parecerse físicamente a un dios o para comunicarse sensualmente con
él.
Y,
a la inversa, examinaremos lo que en la constitución
humana impide al hombre participar de la perfrección divina: puede ser
la lujuria de la carne lo que abre el canal que desde los genitales llega
hasta el alma donde el diablo ha sido engullido; o quizá. después de
cada comida el sistema digestivo del hombre dibuja dentro de él un mundo
de corrupción y decadencia...
El
segundo eje de esta exploración es transversal, en
el sentido de que se concentra sobre relaciones psicosomáticas: cómo
el dentro se relaciona con el "afuera". Básicamente su problemática inicial
se centra en lo que el mundo occidental ha dado en llamar el alma humana:
principio vital, vector de inteligencia, candidato para la salvación
y condena. Esta alma humana, invisible, incluso inmaterial para algunos,
puede no obstante ser contenida dentro de un cuerpo de hombre, se expresa
a sí misma en su cara y se da a conocer a través de sus
gestos...
Una
vez explorada la conformación del alma, nos encaminaremos
hacia la segunda articulación fundamental entere "dentro" y "afuera",
la modulación de las emociones y la de lo erótico en concreto...
Más allá de los caprichos del deseo y
las exigencias del alma, el cuerpo se encuentra además agitado
por sensaciones y aflicciones que brotan de sus "profundidades",
esto es, de un interior oscuro y misterioso capaz de contaminar la mente
e influir sobre las relaciones de la persona
con el mundo exterior. En los límites de la anatomía del psiquismo, la
cenestesia nunca ha dejado de ser un tema de intensa especulación, desde
la mezcla y alternancia de humores hasta las conexiones del sistema nervioso,
incluyendo todas las correspondencias entre microcosmos y macrocosmos.
A decir verdad, los sentimientos que completan nuestra relación con el
interior del cuerpo atestiguan la conformidad o falta de conformidd de
una determinada imagen del alma con un aspecto concreto del organismo.
Placer, sufrimiento -físico o mental- e, incluso aun más, la misma muerte,
constituyen una serie de inevitables nudos situados en la intersección
entre vida y pensamiento.
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A. Vesalio
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Estatuilla japonesa de madera |
Estatuilla
japonesa de madera
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Finalmente,
la última aproximación, que ocupa el tercer
volumen de esta exploración, explota la clásica distinción
entre órgano
y función. Sin embargo, aquí la finalidad no es separar
organicismo y funcionalismo -si verdaderamente este debate persiste todavía-
sino más
bien analizar los usos de determinados órganos y sustancias corporales
utilizados como metáforas concebidas como modelos de (/o para)
funcionamiento de la sociedad humana, por una parte, y por otra, para
describir varias
características relevantes que se atribuyen a determinados cuerpos
a causa del estatus de los individuos que ellos encarnan, esto es, la
posición
que ocupan en una determinada concepción del cuerpo social, o
incluso en la organización del universo. Dicho con otras palabras:
el órgano
tiende unas veces a implicar la función o, por el contrario, en
otras ocasiones, a desafiarla, en tanto que la función hace desempeñar
al cuerpo aquella función de órgano de un cuerpo mayor...
Allí donde
interviene la función, examinamos el destino
de cuerpos a los que se ha asignado una función esencial para
la perpetuación
de la vida o el mantenimiento del orden social: los cuerpos denigrados
de los esclavos durante el Imperio Romano o los de las prostitutas de
la época victoriana; cuerpos que son sacrificados con la finalidad
de preservar la energía del cosmos, como ocurre en los rituales
aztecas, o para promover el crecimiento económico en el mundo
occidental cuando se abre un resquicio entre ganancia y salud..." |