entidades
|
||||||||
>Fotografías Intervenidas
|
Entre la infindad de roles de género que la cultura ha distribuido y determinado, el deseo le ha correspondido al varón. Así, la mirada, en cuanto vehículo y expresión del deseo, también es suya. El deseante es varón, la deseada es mujer. Pero cuando la mirada se fija en la masculinidad, la reacción es atribuir esa mirada a una mujer, siguiendo los cánones de presunción de heterosexualidad universal. Sin embargo, se trata de una presunción relativa: hay miradas que expresan ciertos modos de deseo que sólo le son permitidos al hombre (los beneficos del machismo se extienden incluso a los varones homosexuales, que sí pueden mirar y desear porque son hombres). Esta mirada, a su vez, aprovecha los atributos negativos que el machismo suele imponerle (porque así como avala al homosexual como deseante, lo cuestiona por el objeto de su deseo y por ponerse en el lugar de deseado por otro) para desafiarlo a ver sin equívocos lo que pretendería leer de otra manera, y para logarlo se vale de una simbología asociada a lo femenino por lo frágil (la mariposa), no dejando margen de duda al respecto de lo que se está mostrando ni acerca de desde dónde está siendo mostrado. También, el hombre aquí mirado y deseado está lejos de los estereotipos gays que, como todo estereotipo, tranquiliza porque se presenta como un canon que marca una frontera dentro de la cual no existe la amenaza. Al no responder el modelo a ningún tipo de figuración social del homosexual, esa mirada de deseo está diciendo que puede posarse en cualquier varón. Así, el eterno deseante, aunque fuere ocasionalmente, podría descansar en el lugar del deseado. Lucho Bordegaray La marca en el cuerpo, devenir impresión de la forma: una imágen tiempo Estamos muy habituados al tratamiento de la forma humana en arte como hecho factual, expresión que significa siguiendo el pensamiento de Josef Albers*, algo que sigue siendo lo que es y que probablemente no pueda experimentar cambios. Pero “cuando vemos transparente un color opaco o cuando percibimos la opacidad como translucidez, es lo que el ojo percibió inicialmente lo que se ha transformado en nuestra conciencia en algo distinto” Estos son efectos; el efecto es algo no fijo que cambia con el tiempo. En una presentación visual , los efectos cambian por renuncia, por pérdida de la identidad. El acto efectivo de interrelacionar lo sólido con lo etéreo produce una imagen que adhiere posibilidades al cuerpo, aumenta su intensidad y afirma su esencia. Devenir sólido de lo etéreo y viceversa. Fabian Zanardini es un artista actual, su obra junto a su experimentación como docente lo convierten en su propio objeto de transformación, un ser capáz de multiplicar y promover microafirmaciones en su entorno. Hoy su obra nos trae noticias de futuro: la forma como realización inacabable que invita a su constante reconsideración y puja por consiguir trans-formarse. Estela Pocztaljon
|