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"Lawrence Weiner es un investigador de los materiales y de sus relaciones con los seres humanos y con otros elementos del mundo. Desde el principio de su carrera, Weiner ha trabajado en el estudio, introduciendo materiales y experimentando con sus propiedades. Para evitar las limitaciones y la especificación de exponer objetos, en 1968 Weiner vuelve al lenguaje como medio para presentar su escultura. Al traducir su trabajo de estudio al lenguaje, Weiner comunica el contenido de cada obra sin especificar ninguna de sus cualidades físicas. Las propiedades del lenguaje unen las aspiraciones de Weiner para su obra: ser accesible, subjetiva, y sobre todo, apropiada para un público variado. Conocido como uno de los pioneros del llamado Arte Conceptual, Lawrence Weiner se autodefine como un escultor que usa el lenguaje como medio expresivo. Desde finales de los años 60 su obra se ha materializado en libros, animaciones y canciones, camisetas, pins, tatuajes, bocas de alcantarilla, posters… Su propuesta se articula fundamentalmente alrededor del material lingüístico. Weiner toma el lenguaje como materia escultórica con la que crear sus obras, técnica que emplea para componer Bajo el sol proyecto concebido para el Espai d’art Contemporani de Castelló. Weiner
considera que la construcción lingüística puede provocar
la misma reacción en el espectador que un objeto convencional ya que la
importancia de la idea está por encima de la materialización
de la obra. El concepto es la pieza de arte independientemente del soporte
utilizado. Motivado por un deseo social de contribuir a una solución, Weiner dice que su obra tiene éxito simplemente si enriquece las vidas de otros seres humanos. Al emplear materiales sencillos tales como agua, piedra…, la obra es potencialmente accesible a cualquiera. Al principio de su carrera, Weiner empezó haciendo give-aways, pequeños objetos que intercambiaba ocasionalmente. Estos objetos intercambiables señalan su deseo de dotar a la obra de movimiento, algo que consigue totalmente a través del lenguaje. La igualitaria naturaleza de la obra de arte de Weiner siempre está influenciada por su experiencia personal, el entorno socio/político y el clima artístico. Aunque la obra de Weiner es a menudo de una elocuencia extremada, flirteando incluso con la poesía, la obra de arte no es el texto sino más bien la idea (o contenido) que presenta en el lenguaje: el material, movimiento, o transición referenciada por sus palabras. Siempre y cuando se exprese el contenido, la obra puede estar recreada en multitud de formas: hablada, como lenguaje escrito, o como una manifestación construida del objeto o las circunstancias que el lenguaje describe. Aún cuando sus obras puedan mostrar cierta apariencia poética, se trata de todo lo contrario; no es con lo intraducible, lo no expresable, con lo que Weiner se enfrenta, sino más bien con la necesidad de traducción, y por ende con la problemática de la interpretación. Weiner maneja el lenguaje de manera constructivista y no hermenéutica; no distingue entre substantivos o verbos, entre objetos y acciones. Como él mismo lo expresa, en sus proposiciones no se indica un sentido determinado: “El arte que para su apreciación impone al receptor condiciones (...) constituye en mi opinión una estética fascista. Mi arte nunca da direcciones.” Weiner
aplica este principio de direccionalidad, desafiando al espectador a producir
significado a partir de conceptos en apariencia inconexos,
un significado que
refleje tendenciosamente la realidad del receptor. Convierte la direccionalidad/no
direccionalidad en el asunto de la obra: “En Occidente se da por sentado
que toda la gente en ciertas culturas entiende tanto el significado como el uso
de las líneas rectas, mientras que de hecho una gran parte del mundo no
entiende las líneas rectas.”
La comprensión de la “línea recta” no es una opción únicamente
matemática sino que también está en relación con
un discurso cultural. Norte, sur, este y oeste son también conceptos
abstractos que presuponen la universalidad. Sin embargo se vuelven relativos
con rapidez dependiendo del lugar donde uno se encuentre. Las líneas
rectas son realmente escasas en un mundo que se muestra culturalmente dinámico
y conflictivo." |