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Encuentro Internacional de Arte de Acción
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En
1987, junto con Joseph Pérez Montaner, organicé en el Palau de la Música de
Valencia, unos nuevos Encuentro de performance y poesía de acción, en este
caso apoyados por el Ayuntamiento de Valencia, y en particular por la presencia
de Vicent Garcés en el Ayuntamiento de esta ciudad Ya
en 1989, propuse con Fratese González,
a la Consellería de Cultura, la celebración de un Festival de performance y
poesía en el Castillo de Peñíscola, que nos fue cedido para la ocasión. En
este caso, la presencia de Luis Quirante, un compañero de estudios de la
Facultad de Filología, fue fundamental para que el Festival se aprobara. Dicho
Festival tuvo su continuación en el Centro del Carmen del IVAM, los años 1991
y 1992, y para su aprobación contamos también con la presencia de Luis
Quirante y el apoyo de Carmen Alborch. Curiosamente,
y tras ese año, 1992, en el que había habido mayor interés y afluencia de público
al Festival, éste se suspendió sin darnos ninguna explicación clara del porqué.
Se me dijo que no había posibilidad de apoyo económico, y que tampoco el
Centro del Carmen se quedaba sin exposiciones durante ese período. Pero el
Festival necesitaba muy poco apoyo económico añadido y además podía
acoplarse a cualquier hueco que hubiera entre una exposición y la siguiente. Desde
ese año, 1992, hasta el 2002, no tuve ocasión de organizar ningún otro
Encuentro. Lo propuse en reiteradas ocasiones a la Consellería de Cultura y al
IVAM, pero no obtuve respuesta alguna, ni positiva ni negativa, a la propuesta
realizada. Luis Quirante falleció en 1993 ó en 1994, y ya no disponíamos el
interlocutor adecuado. Supongo que, además, había una "mano negra"
en la Consellería, que imposibilitaba la celebración de este tipo de eventos.
Lo supongo, pero casi podría afirmarlo, aunque no tengo ni dispongo de datos
suficientes para ello. La
"mano negra" desapareció de la Consellería de Cultura en el año
2001; y curiosamente, tras presentar a Kosme de Barañano la celebración de un
pequeño Encuentro de performance en el IVAM en el año 2002, fue aprobada la
propuesta, teniendo como mediador a David Rodríguez y a Juana Camps. Este
Encuentro lo continué en los años 2003 y 2004, dirigiendo el IVAM
respectivamente Kosme de Barañano y Consuelo Ciscar y en estos momentos estoy
preparando el siguiente. En
resumen, se podría decir que el procedimiento que he utilizado para la
organización de los Encuentros o Festivales en Valencia sería el siguiente: -1-Situándome
en el exterior del poder institucional, y sin pretender en ningún momento
entrar a formar parte de éste, -2-Disponer
de algún mediador o conocido que facilite el espacio, los materiales y los
medios económicos para la realización del mismo -3-Utilizar
desde fuera de la institución, medios y dispositivos institucionales para el
desarrollo del mismo. Sé que no es el único modo de hacer, pero creo que en esta ciudad, y probablemente en todo el país, es el procedimiento más eficaz, de cara a poder organizar, desarrollar y dar a conocer a un público amplio, que escape al ghetto artístico que todos conocemos, el ejercicio de una práctica artística, que apenas es tenida en cuenta por la institución misma. Y
añadiré, que en ningún momento
he estado en contra de lo institucional. Y en estos momentos, además, casi me
inclino a no pronunciarme en contra de nada. Se podría decir que estoy
simplemente a favor de hacer y de poder hacer algo en lo que creo, y que me
parece es y contiene una vía amplísima de desarrollo creativo. Se
me dirá tal vez, que hacer las cosas de ese modo contiene el riesgo de ser
absorbido por la institución. En mi opinión, estamos todos integrados en ella,
de modo más o menos evidente. Creo además, y añado, que ser absorbidos o no
por la institución depende en primera instancia de uno mismo, y del interés
que uno tenga de estar más o menos cerca del poder institucional. Y
diré más. Estuve discutiendo hace unos años con el poeta y performer Julien
Blaine, que fue Concejal de Cultura de la ciudad de Marsella, creo que entre
1990 y 1995. Julien, entonces, ostentaba un cargo importante institucional, y
tuvo que organizar obligatoriamente una serie de exposiciones de nulo interés;
pero también tuvo la posibilidad de dirigir y organizar otras, que no se
hubieran llevado a cabo si Julien no hubiera estado en el poder institucional.
Entre esas exposiciones yo destacaría la que organizó, dedicada a la práctica
internacional de la poesía concreta y visual, que tal vez es, hoy por hoy, la
exposición más importante de este tema, realizada en todo el mundo. Vengo a
decir con ello, que no estoy seguro que no sea de interés incluso el hecho del
formar parte del poder institucional, aunque yo nunca lo haya intentado ni creo
que lo intente. Por
otra parte, y paradójicamente, también veo con interés la posibilidad de
crear un grupo alternativo a la práctica institucional artística. Lo veo con
interés porque permitiría desarrollar otros modos de hacer, mucho más allá
de lo que el poder institucional permite. Lo veo con interés porque se tiene
entonces la posibilidad de operar con mayor independencia. Lo veo de interés
porque nunca he creído que la práctica artística defendida por la institución
sea la más relevante ni la más atractiva. Y o veo de interés porque el arte,
tal y como yo lo entiendo, está todavía por hacer. Pero para que un grupo
alternativo funcione de forma activa, precisa, a mi entender, disponer de apoyo
institucional. Así ocurre al menos en los países que yo conozco. En éste en
cambio, en el nuestro, estamos todavía muy lejos, creo, de poder disponer de un
apoyo regular del poder cultural.
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> 1er Encuentro Internacional de Performance
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Hablar
del concepto de performance implica recorrer el trazado realizado por Marcel
Duchamp y John Cage, pero también el dejado por las veladas futuristas, las
acciones dadaístas, el teatro de Antonin Artaud, algunas prácticas
surrealistas, las huellas de la Bauhaus, los inicios del happening, los
manifiestos de Maciunas y los conciertos Fluxus. La
performance abarca hoy una extensa gama de modos de hacer, de actuar o de
intervenir, dando forma a manifestaciones muy diferentes entre sí, e incluso
divergentes. Pero esa pluralidad no es indicio de disolución ni de pérdida: más
bien da cabida a una práctica que se multiplica, se cruza, intercambia datos,
se superpone o se desborda a sí misma. Desde
los territorios de la pintura, la música, la escultura, el teatro, la danza, el
cine, la escritura, la instalación, el environment, la poesía, el vídeo o el
computer, el performer construye y articula modos de hacer anclados en dos o más
áreas específicas. Nunca encolando una a otra, sino fusionándolas. Nunca
aproximando una a otra sino entremezclándolas de tal modo que pierdan o casi
abandonen los rasgos que las hacían pertenecer a un área concreta de la práctica
artística. El
cuerpo del performer intervendrá como un elemento más; como una más de las
materias o útiles de las que se rodea y con las que se relaciona. Un cuerpo,
culturalmente impreso, que no utilizará sino más bien se articulará con los
objetos de los que se ha rodeado y que pueblan el espacio de su acción. La
performance no es lógica. Desarticula el discurso. Subvierte la sintaxis
habitual de los acontecimientos. La performance nos sitúa ante un discontinuo
al que no aporta ninguna solución concreta. En ocasiones, nos abandona ante
una encrucijada de posibilidades: allí donde no sabemos si el camino que
hemos decidido tomar nos va a conducir o no a alguna parte. Aunque, tal vez,
ninguna parte sea, en cualesquiera de los casos, alguna parte. Contamos en este Encuentro con la presencia de cuatro de los más relevantes performers de la escena europea, que tratan el arte de acción desde planteamientos y opciones diversos, que abarcan desde un espacio próximo al conceptual a otro tejido de rasgos político-sociales o sumergido en la cotidianeidad más inmediata; que muestran una acción habitada por componentes tecnológicos o dan cuenta de una ausencia casi absoluta de utensilios u objetos, allí donde el gesto se manifiesta con toda su desnudez. Acciones que tocan con una mano el lenguaje de la poesía, de la escultura, del vídeo o de la instalación, pero que con la otra escapan al dominio de éstos. Performances que esperamos impulsen la creatividad en este entorno social culturalmente inquieto. Participaron: Roi Vaara, Alastair Maclennan, Artur Tajber y Esther Ferrer
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> 2o Encuentro
Internacional de Performance Febrero 2004 |
Mirar
una performance es mirar un espacio: una superficie; un territorio. Mirar una
performance es introducirse con los ojos, con los oídos, con todo el cuerpo,
en el interior de ese espacio. Sentirlo como propio. Mirar una performance es
recorrer una distancia; construir una trayectoria; percibir un desplazamiento en
una determinada área, escogida y trazada por el performer, que determina
nuestro modo de ver, de percibir o de observar el acontecimiento. Señalar un espacio no sólo
es marcar el lugar en donde se va a desarrollar la acción. Señalarlo es
construir la acción. No se trata tan sólo de decir donde, sino sobre todo de
decir qué. El espacio no es pues un elemento al servicio de ia performance; es
la propia performance. De este modo, se convierte en signo de la acción. En
signo que no sólo propicia diversos modos de ver, sino que se edifica como
marca, como huella, como señal de la performance misma. A veces incluso, como
en Gutai o en Zaj, el hecho de hacer perceptible el espacio se convierte en lo más
relevante de la acción misma. El espacio no es un vacío.
La performance no trata de ocupar un volumen desocupado. El espacio es un
material que se relaciona en términos de igualdad con los demás cuerpos que
integran la acción, allí donde el performer ha dejado de ser actor, para
devenir uno más de esos cuerpos-materia que se traslada, se aproxima, se
introduce, se intercala, se superpone, acaricia o se incrusta en otro. Observar
una performance es sentir el espacio como un elemento más, en ese cruce
malenco que define y particulariza la acción. Iluminar un espacio
determinado es señalar sus límites. Y cuando un territorio es iluminado por
dos o más fuentes de luz, el espacio se divide y los límites se multiplican y
combinan entre sí. El espacio de la acción podría reducirse a una dimensión
concentrada y mínima; podría invadir un gran volumen; o podría consistir en
una trayectoria, en un recorrido, del que no tuviéramos en ningún momento
conciencia del final. Espacio real que en ocasiones se desdobla y multiplica en
virtual. Espacio real que a veces es invadido por la repetición de un elemento,
de un movimiento o de un gesto; que da cuenta de cierta diferencia como
resultado de cada repetición; y que convierte en único a cada uno de esos
objetos o gestos que la componen. El espacio se muestra entrelazado con el tiempo. Hacer un recorrido en el espacio es también recorrer el tiempo. Pero habitualmente una acción está compuesta de espacios y tiempos distintos: cada cuerpo-materia dispone de su propia latencia, de su personal cadencia y de su territorio específico y particular. Así pues, podríamos decir que múltiples espacios-tiempo nos miran desde la unicidad de la acción. La performance respira con muchos pulmones al mismo tiempo. Haría falta saber mirar, y también saber escuchar. Paticiparon: Fernando Aguiar, Pere Noguera, Pascale Grau y Richard Martel.
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> 3er Encuentro
Internacional de Performance Febrero 2005 |
Toda
performance transcurre en un tiempo. Toda performance se desarrolla en el
tiempo. Un tiempo que se muestra como si fuera la piel de la acción misma,
provista de innumerables terminaciones nerviosas, que son capaces de cambiar la
densidad, la forma o el ritmo de ésta. El
tiempo está por todas partes: en todas las cosas y en todos los acontecimientos.
Pero cada elemento -dirá Richard Long- tiene su propio movimiento, su propio
tiempo, su propia cadencia, su personal latido y su particular modo de desenvolverse
en el espacio. Cuando miramos una performance, estamos sintiendo ese tiempo, que
también es el nuestro. El
cuerpo del performer interviene como una materia que se relaciona con otra
materia; como un elemento o como un objeto que entra en contacto con otros
elementos u objetos. Y cada uno de ellos recorre su propia trayectoria, provisto
de su propio ritmo y de su propio tiempo. Y así, mirar una performance es ver y
oír un cruce de tiempos; es sentir simultáneamente diversos ritmos matéricos
desde ese otro cuerpo, el tuyo, que también se mueve, se desplaza y se siente a
sí mismo de otro modo y con otra cadencia. Pero
además, en la mayoría de los casos, una acción no tiene una secuencia lógica
de acontecimientos. No dispone de un hilo narrativo. Se sitúa al margen del
discurso y se muestra al mismo tiempo repleta de interrupciones, de cortes, de
fisuras. Contiene un esqueleto discontinuo, que se advierte y enclava en
diversas zonas del espacio escogido. Y así el tiempo se interrumpe, cabalga
sobre otro o, de pronto, casi se detiene. Alian
Kaprow decía que las diferentes acciones en un happening tenían que suceder en
concordancia con su propio ritmo natural, sin acelerarlas ni retardarlas, tal
y como se desarrollarían en cualquier otro espacio. Pero en la performance,
ese tiempo real, se combina y relaciona en ocasiones con un tiempo virtual,
creando contrastes, concomitancias o desarreglos múltiples entre ambos.En otras
ocasiones la estructura de una performance es abierta, y la duración de ésta
no es previsible. Podría durar un solo instante o alargarse mucho más allá de
lo esperado, atendiendo a diversos factores, situaciones, intervenciones o
respuestas varias que podrían llegar o no llegar a producirse. Y añadiré que, en la cultura china, el tiempo es linear y circular a la vez. Sucede, se desarrolla a la vez que genera acontecimientos que de pronto terminan, para volver a comenzar de inmediato. El tiempo se riza, gira, se da la vuelta, se reproduce. Y en cada bucle algo cambia, algo se transforma y muestra la cara de su diferencia. A veces, la performance teje a veces la repetición con la diferencia, en su particular suceder fragmentario y diverso. El tiempo se ha multiplicado. Participaron: Elvira Santamaría, Boris Nieslony, Lee Wen y Jöel Hubaut
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> 4o Encuentro
Internacional de Performance Febrero 2006 |
El
evento recogió obras que, según indicaron fuentes de esta institución,
"tratan de reflejar las diversas opciones y planteamientos del panorama
internacional del arte de acción". La
otra participante del encuentro, Robin Poitras, bailarina independiente, coreógrafa
y artista de performance canadiense, estuvo desde los años ochenta relacionada,
de manera activa, con la danza contemporánea. Es una de las bailarinas y
artistas de performance "más prolíficas" de Saskatchewan y, en 1986,
cofundó New Dance Horizons en Regina, donde reside y continúa trabajando como
directora artística. En la última década, Robin participó en la creación de
obras muy diferentes. Su trabajo en solitario se presentó en Canadá, México y
Europa. Además, en Regina desempeñó proyectos de interpretación
multidisciplinares para la comunidad. "El baile de Robin Poitras va desde
pequeñas coreografías muy precisas a proyectos de más larga duración que se
desarrollan a través de múltiples enfoques", indicaron. |
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> 5o Encuentro
Internacional de Performance 2 y 3 de marzo del 2007 |
Las nuevas
creaciones artísticas se instalan en los escenarios de la vida, irrumpen en
ellos y toman como referente todos los elementos comunes a ésta para representar
una realidad cotidiana que a veces se nos escapa, con la intención de producir
en el espectador una serie de reacciones en las que cabe la denuncia, la crítica
y la reflexión, provocando una complicidad arte/artista/espectador y
trascendiendo a pesar de su carácter efímero. |
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6º
Encuentro internacional de performance 29 de febrero y 1 y 7 de marzo de 2008 |
Programa 29 de febrero Monika Günther y Ruedi Schill. Sin título. Myriam Laplante. Il était une fois. 1 de marzo Nives Correa. H.E.D.D.J.F. (48). Ben Patterson. My favorite Sin. 7 de marzo Tania Bruguera. El susurro de Tatlin. |