Hanna Wilke, artista norteamericana
(Nueva York 1940-1993) pionera en los años setenta de
la aproximación feminista al arte y de la lucha por acabar
con la inexistencia de la mujer en el ámbito artístico.
La muestra acoge 60 obras, en un recorrido que comienza por
sus primeros dibujos y esculturas y se adentra en las diferentes
técnicas y cuestiones que abordó a lo largo de
su trayectoria artística. Wilke se inició en el
arte como escultora, técnica que practicó con
materiales tradicionales (cerámica) y otros enteramente
novedosos (chicle, goma de borrar, látex); pero además
abordó con intensidad la performance, la fotografía,
el vídeo, la pintura y el dibujo. Criticada e incomprendida
por sectores del feminismo más radical de la época,
su cuerpo se erigió en el centro de su arte, su biografía
personal fue su inspiración artística y su lucha
política en el seno del feminismo constituyó el
engranaje en el que se articuló su obra. "Exchange
Values" (el título, prestado de Marx y utilizado
por la artista en una de sus performances, tiene una doble interpretación:
"valores de cambio" o el imperativo "cambia de
valores") es la primera exposición de Hannah Wilke
en España y una de las escasas oportunidades de ver un
conjunto amplio de su obra en Europa. La exposición es
una producción de ARTIUM que se acompaña de una
serie de conferencias y un ciclo de cine independiente que enmarcan
el contexto artístico de Hannah Wilke.
Hannah Wilke perteneció a la primera generación
de artistas americanas feministas que de manera consciente dedicaron
buena parte de sus energías a sacar a la luz su situación
de desigualdad o mejor dicho de ausencia en el ámbito
social y artístico, dominado por un arraigado discurso
patriarcal. En los años setenta, Wilke y otras muchas
reivindicaron a través de su arte el reconocimiento de
la especificidad de su género y la posición de
mujer sujeto frente a la de mujer objeto que había ocupado
tradicionalmente en la historia del arte. En ese sentido, la
imagen de la vagina se convirtió en un elemento clave
en la expresión artística de estas mujeres, un
icono que les permitía distanciarse de sus colegas varones
y, paralelamente, para rescatar el sexo femenino de su consideración
como algo pecaminoso o como mero símbolo de fertilidad.
Este es el contexto en el que se desarrolló el trabajo
de Hannah Wilke. Su propio cuerpo, y por extensión su
propia vida, se convirtió en el elemento clave que permitió
a Wilke abordar asuntos de carácter universal (algunos
de ellos de enorme actualidad hoy en día) a lo largo
de toda su trayectoria: la defensa de la diversidad cultural,
religiosa o étnica, la denuncia tanto de la opresión
de la mujer como del fanatismo feminista, la dignidad de la
vida humana, el dolor, la enfermedad o la muerte.
"Hannah Wilke. Exchange Values" se organiza en cuatro
grandes ejes temáticos que mantienen asismismo un cierto
sentido cronológico. La muestra comienza con sus trabajos
iniciales, dibujos y especialmente esculturas en cerámica,
látex y chicle. Wilke fue la primera artista que, a finales
de los 60, incorporó la iconografía vaginal a
sus obras: vaginas creadas conmateriales diversos, de diferentes
tamaños, en serie o aisladas, pegadas sobre el suelo,
sobre la pared, en postales o fotografías, todas distintas
y singulares.
Una segunda estación en la muestra acoge el testimonio
de sus performances, vídeos y fotografías, obras
en las que Hannah Wilke convierte su cuerpo en el eje de su
arte y su principal herramienta de trabajo. Estas obras, consecuencia
de la exploración de nuevas formas de expresión
como contraposición al mito del genio artístico
masculino, corresponden a la vez, al momento de mayor empuje
de su compromiso frente al sistema patriarcal vigente. En ellas,
Wilke cuestiona, desde la ironía y desde su cuerpo desnudo,
el rol social de la mujer y los estereotipos de la belleza y
la feminidad ("S.O.S. Starification Object Series"),
el fanatismo feminista radical ("Marxism and Art"),
la depreciación del trabajo artístico femenino
frente al masculino ("So Help Me Hannah"), y el papel
de la mujer en la representación artística como
objeto pasivo ("I Object").
Testamento vital
En 1978, Hannah Wilke supo que su madre padecía cáncer
y abandonó temporalmente su trabajo para cuidar de ella.
Su muerte le llevó a presentar en 1984 una exposición
en la que, además de rendir homenaje a su madre, Wilke
reflexionaba sobre la fragilidad y la vulnerabilidad del ser
humano, sobre la fugacidad de la vida, sobre el ciclo sin fin
de la existencia. Este es el cuarto hito de la exposición,
donde pueden verse fotografías, dibujos y esculturas.
Aquí, las esculturas vaginales parecen haberse reproducido,
como las células sanas para crear nueva vida o, paradójicamente,
como las cancerígenas para acabar con ella.
Lo autobiográfico recorre toda la exposición,
y se hace especialmente patente en el cuarto capítulo
de "Exchange Values". Pocos años después
de la muerte de su madre, Hannah Wilke recibe también
un diagóstico de cáncer. Durante los seis años
que precedieron a su muerte, Wilke intensificó su actividad
artística, en parte como una terapia para sobrellevar
el sufrimiento, de donde surge la serie "Intra Venus".
Mientras luchaba contra la enfermedad, realizó a diario
dibujos de su rostro y sus manos que le ayudaban a comprender
la transformación que estaba experimentando, creó
esculturas con objetos médicos y realizó más
de 3.000 fotografías y 30 horas de grabaciones en vídeo.
"Intra Venus" es, de alguna manera, el testamento
artístico y vital de Hannah Wilke.
Dado que la biografía personal de Wilke tuvo un enorme
impacto en el desarrollo de sus obras, ARTIUM ha preparado al
final de la exposición una sección documental
dedicada a su vida. Fotografías de su vida personal y
artística, vídeos, entrevistas e incluso la grabación
de una canción de corte feminista realizada Hannah Wilke.
El área documental se completa con un amplio dossier
de la artista norteamericana.
ARTIUM ha organizado asimismo un ciclo de cine y otro de conferencias
con el fin de contextualizar la exposición y las obras
de Hannah Wilke. Las artistas Carolee Schneeman y Martha Rosler,
feministas que desarrollaron su carrera en la tensa década
de los 70, la historiadora del arte Maite Garbayo y la profesora
de Historia del Cine Garbiñe Ortega, situarán
el entorno, tanto social como creativo, en el que se desarrolló
la obra de Wilke. La conferencia de Garbiñe Ortega servirá
además de prólogo al ciclo de cine independiente
de los años 70, titulado "La ruptura del sueño
americano", con una selección de películas
que muestran mostrará la crisis social, política
y moral de la sociedad americana de una época en la que
Hannah Wilke abordaba los mismos temas desde su militancia feminista.