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La exposición y el catálogo "La exposición Carles Santos. Visca el piano! pretende integrar en el espacio expositivo música, teatro, cine, arte en acción, aquellas diversas disciplinas que conforman la obra rizomática y transversal, sin fronteras establecidas, de Carles Santos. Por un lado, se plantea una dimensión documental, con unos ámbitos que mediante obras de arte, carteles, programas, revistas, libros, discos, partituras, filmes, vídeos, textos y fotografías permiten dar a conocer el itinerario creativo de Santos. Obras de artistas y de amigos a los cuales ha admirado o con los cuales ha colaborado, como Joan Brossa, Antoni Tàpies, Josep Guinovart y Jordi Benito, se pueden contemplar en el primer ámbito de la exposición. La proyección de filmes de Pere Portabella y de Clovis Prévost, hechos con la colaboración de Santos, así como de la propia obra cinematográfica y videográfica de Santos, ocupa unos espacios específicos dedicados al cine."
Carles Santos El carácter efímero de la interpretación, de las acciones musicales y teatrales, y el mismo espíritu vital y personal, indomable, de Carles Santos, refractario a cualquier clase de encasillamiento, improvisador, a menudo, pero a la vez extremadamente perfeccionista con sus obras, ha llevado a que muchas de sus creaciones sonoras, textuales, escénicas o visuales no hayan sido escritas, grabadas o archivadas. Es por eso que de sus obras de finales de kis años sesenta, de los setenta y de principios de los ochenta no quedan muchos testimonios.
Las acciones musicales "Al inicio de la obra musical, de la obra como compositor, de Carles Santos está el Concert irregular (Concierto Irregular, 1967), de Joan Brossa. Después de una brillante trayectoria como intérprete, como pianista profesional, es la primera vez que Santos figura como compositor de una obra musical. Joan Brossa, el poeta, el autor de la inagotable Poesia escènica (Poesía escénica), fue quien propició e impulsó, tal como la conocemos, la obra musical y teatral de Carles Santos. Antes de que Carles Santos colaborara con Joan Brossa, como músico e intérprete del Concert Irregular, hay dos hechos importantes que, sin duda, hicieron posible el acercamiento y la amistad entre los dos creadores: el estreno de Suite bufa (1966), acción musical en dos partes de Joan Brossa, con música de Josep M. Mestres Quadreny, y la realización de No compteu amb els dits (No contéis con los dedos, 1967), el primer filme de Pere Portabella, en el que Joan Brossa colaboró como guionista." " Joan Brossa escribió: «A pesar de que el compositor opina que el piano se convierte en un mueble inútil en la evolución de la música contemporánea; a pesar de que el poeta no cree nada importante poner música en un texto; y a pesar de que en el moderno teatro musical el teatro se envilece o desaparece del todo, en la aventura del espectáculo que veréis se fusionan la música y la acción, que, en cierta manera, pasa a sustituir la letra. El piano y el canto están montados con toda clase de alusiones y sin entregarse a ninguna técnica determinada. La acción presta apoyo a la música a favor de una potencia poética y no intentando rivalizar con el ballet o la pantomima, sino procurando dar al concierto la imagen desmitificadora que necesita y que constituye su irregularidad. No se trata, pues, de reconstruir ninguna historia ni de dramatizar nada. Con el soplo de un cierto espíritu de Fregoli, Arlequín, Pierrot y Colombina —el pianista, el piano y la cantactriz—se inflan y se desinflan en la fuente de un espectáculo donde la fantasía gratuita y la imitación servil reculan ante la imaginación creadora»." L'ápat, el inicio de una obra filmica singular "Si el impacto del conocimiento y de la amistad con Joan Brossa fue definitivo, es preciso decir que el efecto de la colaboración con Pere Portabella, a partir de la intervención de Caries Santos, como intérprete en el piano de la música de Mestres Quadreny, en el filme A/o compteu amb els dits, fue también muy enri-quecedor y fructífero. Portabella, que, además de director, ejercía de productor de cine, facilitó a Santos la posibilidad de hacer sus primeros cortometrajes. Cabe decir que, en realidad, Santos fue primero autor de cine que compositor. Si bien su primer film, L'ápat (La comida, 1967), está integrado solamente por sonidos: la imagen es completamente negra, sólo se ven las rayas del negativo. El rumor y los sonidos de una comida son el único elemento significativo de un filme en blanco y negro de 27 minutos y 22 segundos. También está, en otros cortometrajes, la imagen sin sonido, Es el caso del filme colectivo del Grup de Treball (Grupo de Trabajo) Preludi de Chapín, opus 28, núm. 18 (1974) del que es autor Santos." Nueva York, John Cage y el minimalismo musical "Ávido y activo, con la necesidad de respirar aires nuevos, Santos va seis meses a Nueva York, por primera vez, a finales de 1968, gracias a una beca de la Fundación March. Y, poco después, se está casi un año. Conoce personalmente a John Cage.(...) Santos valora la liberatd sonora y vital que propone Cage y los nuevos caminos que exploran los compositores minimalistas o los músicos próximos al movimiento Fluxus. De hecho, Santos ha llegado a interpretar numerosas obras de Cage." "Nueva York se convertirá, a principios de los años ochenta, en una etapa importante del itinerario creativo y vital de Santos. En abril de 1980 participa en el 12th Internacional Sound Poetry Festival de Nueva York, y al año siguiente edita su primer disco LP con música propia, Voicetracks(1981), donde recoge temas vocales característicos como To-Ca-Ti-Co-To-Ca-Ta (1978), Pepa (1980) o Autoretrat (Autorretrato, 1981). En Nueva York, el 14 de marzo de 1981, en el ring del Bobby Gleason Gym, realiza una de sus performances más sonadas, el espectáculo Sound Fight, un combate musical con el compositor norteamericano Charlie Morrow." Pere Portabella, cine, música y teatro "A lo largo de los años, Pere Portabella se ha convertido en uno de los amigos y compañeros de viaje más fieles de Carles Santos. A partir de Cuadecuc-Vampir (Coladegusano-Vampiro, 1970) Santos es el autor de todas las bandas sonoras de los filmes de Portabella. Une a los dos creadores el afán de reflexión sobre el propio lenguaje cinematográfico y musical, la voluntad de romper con las narrativas tradicionales y la búsqueda de nuevas relaciones entre la imagen y el sonido." "La visualización de los elementos tecnológicos que permiten la grabación y la reproducción de la música. La necesidad del dominio virtuoso del instrumento. La figura del intérprete que da vida a la partitura musical y que crea hic et nunc el hecho sonoro. La figura del espectador que da sentido al acto comunicativo. El filme contrapone la música en vivo con su grabación y la diferencia entre la audición individual y privada y la audición colectiva y abierta. Lo que singulariza la música en vivo es justamente su carácter real y efímero, único e irrepetible, que le da un valor comunicativo personal, directo y poderoso que se pierde en la grabación." Clovis Prévost " En aquella época, entre 1968 y 1975, las investigaciones artísticas se manifestaban a través de flux concerts, happenings, la reivindicación de un «arte acción», nuevas maneras de presentar el hecho artístico, poético, teatral, sonoro, etc. Desde las acciones-espectáculos (comenzadas en 1948) de Joan Brossa en Barcelona, hasta el evento organizado por Harald Szeemann en Colonia en noviembre de 1970: Happening und Fluxus, donde se expresaban todas las personalidades de esta corriente. También es preciso recordar el artículo-respuesta al artículo de Antoni Tàpies: «La Creación-Arte Conceptual aquí", en La Vanguardia Española, en 1973. En este artículo, los artistas se consideraban «al margen», intentaban explicar ciertos aspectos de su práctica y teoría, inscrita en la vanguardia revolucionaria de los años 70. Limitémonos a una cita de este articulo-manifiesto: «Debemos prestar especial atención a las galerías, revistas, publicaciones, cines, teatros, etc., tan estrechamente vinculados a los conceptos burgueses de la promoción mercantil de la cultura, y estar dispuestos a utilizarlos, sin otro objetivo que la ocupación de los lugares o del espacio, vaciándolos de su contenido y poniendo de relieve sus contradicciones. Esta "ocupación" se puede hacer imponiéndola (confrontación directa), o por invitación, o según la iniciativa (oportunismo) de los que tienen el control de estas plataformas de gestión y circulación artística. En los dos casos, no se debe abandonar la idea de "ocupación" (ideológico-política) del entorno. La "ocupación" definitiva que permite tener acceso a los medios de comunicación no está al alcance de las reducidas posibilidades de un sector determinado. Las relaciones económicas que seguirán a la "ocupación" no están previstas. Desde la marginalidad, no se ofrecen "mercancías", sino propuestas y materiales de trabajo (correalización)»." El piano, la música contemporánea y el público Santos vuelve a la disciplina musical con una renovada fuerza que le da una ccapacidad comunicativa y expresiva extraordinaria. Propone a Josep M. Mestres Quadreny la fundación de un grupo de interpretación de música contemporánea en la recién inaugurada Fundació Joan Miró de Barcelona, el Grup Intrumental Català (Grupo Instrumental Catalán, 1976-1979), y reanuda su actividad profesional como intérprete de piano y compositor. Poesía y política en el cine de Carles Santos "Una pantalla blanca, vacía: nada permite deducir el curso de acción alguna salvo la banda sonora. Se construye así una suerte de verosímil acústico que recoge dos ámbitos distintos: el intermitente del tráfico rodado y los ruidos propios del acto de comer, tal vez un menú de varios platos. Las indicaciones de espacio y tiempo tradicionalmente inscritas en la escritura del guión (interior, día, exterior, noche, etc.), se materializan parcialmente merced a la exhibición de sus resultados audibles. Camiones, automóviles y motocicletas se alternan y entremezclan con tintineos de platos, cubiertos, líquidos escanciados en vasos o copas, cuchillos cortando (probablemente) pan. Lo representado (el acto de comer, pero también la relación espacial que ese hecho guarda con el paisaje urbano en el que se desarrolla) se confía en exclusiva al catálogo de sonoridades, cuyo repertorio es tan limitado como difícilmente discernible. A diferencia del sonido (las notas musicales, perfectamente definidas en altura, duración y timbre, hasta el extremo de poder transcribirse), el ruido es mucho más ambiguo que la fotografía y la información que cabe identificar a través suyo resulta en extremo restringida. Cabe deducir una acción, pero es imposible determinar la naturaleza de los alimentos o el modo de ingerirlos, la persona (o personas) que realiza el acto, ni siquiera el espacio en que se desarrolla, imposible de establecer como interior o exterior." "La música queda evacuada en beneficio de la descripción de su escritura (y llama la atención que las notas no sean designadas por sus nombres, sino por el lugar que ocupan en el pentagrama: absoluta liquidación de su potencial sonoro) o del mecanismo necesario para realizar su materialidad (pero evitando todo movimiento que permita identificar digitación, fraseo, ritmo, etc.). La idea es explotada también en Acció Santos, donde el pianista ejecuta una pieza que es registrada magnetofónicamente. Un plano fijo posterior (la ejecución está fragmentada en tres tomas desde diferentes ángulos), nos muestra al intérprete escuchando el resultado mediante unos cascos: si en la primera parte hemos asistido al acto de la ejecución, asistimos ahora a la acción de escuchar, sobre una banda sonora silenciosa. En el segundo tramo del filme el ejecutante ocupa la posición del oyente en el primero, materializando de forma especialmente rotunda el fuera de campo correspondiente a la primera secuencia y denunciando así, doblemente, la función alucinatoria implícita en la pulsión escópica, pero (y esto resulta verdaderamente decisivo, toda vez que el cuerpo deseado es un objeto sonoro, la pieza ya oída) extendiendo esa misma reflexión no a la mirada sino a la escucha: observación profundamente penetrante acerca de la propia naturaleza de la música y de la actividad de escucharla."
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Carles
Santos Tocando el piano por las Ramblas de Barcelona abril de 2009 |
El amante del piano "¿Van a hacer un concierto?" "¿Quién es este señor?" "¿Qué pasa aquí?". Faltaban 15 minutos para las siete de la tarde del 1 de abril de 2009 y un enjambre de curiosos se arremolinaba en La Rambla de Barcelona, a la altura de Canaletas, en torno a un hombre sentado ante un acharolado piano de cola y una joven pareja encaramada a la tapa del instrumento. No era un concierto, pero el señor frente al piano sí es un concertista y también compositor: Carles Santos (Vinaròs, Castellón, 1940), quien apenas un par de minutos antes de la siete dio la orden de empezar. Y lo que empezó fue un paseo; el paseo de Carles Santos por La Rambla con su amante, el piano, para festejar con una acción de calle bautizada con el título, Pecatamonicatismarmolla Tua Tua, la inauguración de la nueva etapa del Centro de Arte Santa Monica que abre sus puertas el 3 de abril con una exposición de la cineasta Isabel Coixet en homenaje al crítico de arte pintor y escritor John Berger. Carles Santos y su amante recorrieron, a lomos de una plataforma con ruedas, la popular avenida barcelonesa mostrando impúdicamente su mutuo amor. Amor por el piano, amor por la música, su propia música, que Santos fue extrayendo de las teclas blancas y negras desde Canaletas a Santa Monica. Un amor ilustrado por una joven pareja de actores -Gádor Martín y Yamam Serrano- sobre el piano y al ritmo de la música, que pasó del lento, en Canaletas, al andante, a la altura del Teatro Poliorama, para trasformarse, en un progresivo crescenco, en un allegro, al llegar del Liceo, y finalizar en un veloce, que se quedó, horario infantil obliga, advirtió el compositor, a las puertas... del centro de arte.
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Imprescindibles - Carles Santos |
Documental sobre Carles Santos músico, pianista, compositor valenciano. Una producción íntegra de TVE que repasa la trayectoria del pianista Carles Santos, un músico que llevó su trabajo por Berlín, París y Nueva York, entre otras grandes ciudades, y compuso la música para eventos de talla mundial, como los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992
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