artistas
Carlos Llavata
Entrevista
realizada por ActionArt
junio de 2010
Transcripción
por Miriam González
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Carlos Llavata, nacido en 1964 en Valencia,
vive y trabaja en Madrid....estudiò bellas artes UPV en la Valencia,
Escuela de ceramica de Manises, Y Gerrit Rietveld Academie de Amsterdam,,,trabajo
con la arcillla....y con la polvora...etc
el encuentro con la perfomance
¿Cómo has llegado a la performance?
O, ¿cómo la performance
ha llegado a mí? La performance creo que la llevo toda la vida dentro.
Pero, ¿Cómo me encuentra la performance a mí? Es a finales
de los ‘90. en el año 98, empecé en Valencia a tirar mano
de la tradición de un mundo que se me estaba muriendo, más concretamente
el mundo de la cerámica, el mundo que se muere en las escuelas, se están
cerrando. Darle un giro al concepto que yo tenía de la
expresión y la forma que se podía trabajar la cerámica. Decidí reventarlo,
empecé a palos pero tiré mano de una tradición personal
que era el uso de la pólvora.
Es así como me voy con esta historia a
Holanda, Ámsterdam, en 1999. Allí me apoyan y me potencian y
me dicen continúa con eso. Me paso el día investigando esta manera
de romper esa formalidad en el proceso cerámico por una parte y por
otra al realizar este tipo de acciones explotando, rompiendo, alterando este
proceso formal y expresivo es donde encuentro yo físicamente esos cráteres,
conceptualmente, esa huella que deja el tránsito de un ente del instante,
del momento. Entonces, me doy cuenta que el barro actúa como un papel
emulsionado a la luz en la fotografía y encuentro ese paralelismo. La
cerámica recogía la huella precisa de un instante temporal. Es
eso lo que me interesa: Alterar la ortodoxia, dentro del proceso creativo de
la cerámica por ese afán de dar vida a un mundo que a mí me
interesa mucho, además del encuentro con analogías tales como
la fotografía y el video.
Es en Ámsterdam donde empiezan a cruzarse, a hibridarse todos mis líneas
de investigación, así es como entra la performance en el mismo
proceso. Me veo metido dentro del mismo proceso de la acción de trabajar
el barro y eso lo descubro gracias al video o a la fotografía, me vi
en perfecta armonía con el hecho procesual cerámico y me di cuenta
que era como una capa más, como otra dimensión. No sé si
la performance la llevaba siempre dentro, pero me hago consciente de esa manera,
por eso digo igual la performance me encontró a mí.
¿Tú has tenido en esa época encuentro
con otros performances?
Sí. Antes en el año ’89 en mi viaje a los
Estados Unidos, en San Francisco encontré a Ramón Churruca, a
Matías Jaramillo, estuve con Toni Labat en muchas ocasiones, era gente
que estaba practicando plenamente el hecho performático para conseguir
otro nivel, otro tipo de estrato dentro del proceso, otras
capas y otros resultados a través del arte de acción.
Por ejemplo, Ramón Churruca es un hombre de video y cine lo que pasa
es que usa la performance. Dentro de sus resultados te das cuenta que es un
hombre de video más que de performance, pero llega a ese video y a esas
obras tan particulares a través de la acción. Si que tuve contactos
pero en ese momento yo usaba más la pintura: la pintura de acción,
la pintura matérica.
En Ámsterdam me encontré a mucha gente que hacía performance,
destacaría a Marlene Dumas, a Jack Van Poppel y posteriormente a la
gente del Black Mantel Internacional y a la gente del norte de Europa, Kurt
Johannsson, Roi Vara, y los mas mediterraneos Joan casellas, Bartolome Ferrando..Nieves
Correa… los he ido conociendo a todos en el aspecto más general.
el cuerpo, el barro y la pólvora
En este momento ¿cómo ves tú la performance, el arte
de la performance? ¿Cómo te colocarías en el mundo del
arte la performance? ¿Dónde te colocarías?
Veo que el arte de la performance está muy quebrado, está roto
y muy disperso en muchos aspectos, mi punto de vista y esto es matizable, es
que veo dos mundos muy divergentes, uno es la gente que está un poco
hablando de las cosas que particularmente se podrían tratar en los años ’60
y ’70, y la gente que está más preocupada en hibridarse
en el tiempo de ahora, en las diversas disciplinas de las artes, es decir,
no tratar a la performance como un ente propio sino tratarla con la arquitectura,
con los medios, con el video, con la pintura, con la escultura o sobretodo
con la tecnología y con la red.
Veo esa fragmentación, veo esa gente que sigue pensando que el cuerpo
es indisoluble, con esa instantaneidad y veo otro tipo de performance en la
cual el cuerpo ya puede empezar a desaparecer y es la misma acción,
sobretodo con la colaboración de la audiencia a la que puedes llegar
en esas situaciones, son más de situaciones.
Cuando tú dices que haces explotar la cerámica que haces reventar
la cerámica, ¿de alguna manera haces explotar el cuerpo?¿Tú tienes
marcas de esas explosiones en tu cuerpo, marcas que han dejado en tu cerámica
cuando tú las has hecho reventar?
Sí, la analogía que hago del barro y la fotografía también
la hago con el barro y el cuerpo literalmente, para mí son elementos
a la hora de hacer la performance que tienen el mismo valor coyuntural dentro
de la composición de una pieza. El cuerpo, el barro y la pólvora
son tres elementos que se utilizan exactamente en el mismo espacio y que se
componen de una manera igual.
Hay otra analogía muy descriptiva que sería
el barro en la acción
con la pólvora, hablando de la fotografía y la instantaneidad
no hay nada más instantáneo ni más efímero que
una explosión. Las explosiones son
cosas, son instantes que en el mismo momento de su nacimiento mueren, es la
máxima expresión de la
efemereidad que representa a los seres humanos, a una escala universal la vida
de un hombre es un instante, es una explosión. Si lo medimos a la escala
del universo, no es nada. Por eso me pareció interesante conceptualmente,
era otro concepto que apoyaba la línea de investigación que llevaba,
de esa efemereidad del material, en el barro y en el hombre, igual que la pólvora,
sólo cambiaban los tiempos. Son puntos coyunturales que me apoyaban
y reforzaban la tesis del proyecto que venía desarrollando con el barro.
Los materiales que manejo para crear esa composición dentro de la pieza
pasan a ser todos de un valor igualitario, que no hay diferencia, nadie es
más que nadie ni menos en esa combinación de materiales, es decir,
la pólvora no tiene más valor que el barro, el cuerpo no tiene
más valor que la pastilla de barro, ni la pólvora que el cuerpo,
en suma, es una relación igualitaria.
De alguna manera, lo que pasa con la performance es que lo metes todo
dentro de ti, ya no es el otro. Yo estoy muy metido en los
protocolos, ¿cuál
es la razón por la cual empiezo a trabajar con mi
cuerpo, el barro y la pólvora? La razón principal era romper un protocolo formal
que hay dentro del mundo de la escultura, esa muerte implícita de las
esculturas que las ves frías, quietas. Romper el formalismo del proceso
en este caso cerámico, el cual es un proceso muy protocolario en el
que coges el barro, lo manipulas, lo secas, cueces, vuelves a decorar, vuelves
a cocer, hasta que una pieza está acabada, dentro de un decorativismo,
esa es la tendencia ceramista. Yo decido romper ese protocolo. los
nuevos medios, el video y la fotografía
¿Cómo entras a trabajar la tecnología en ese proceso,
el video, la fotografía. Estamos hablando del barro, del cuerpo del
varón y la pólvora? ¿Cómo entras a barajar este
cuarto punto?
Yo le llamo el punto de la pornografía. La pornografía es el
video en mi discurso personal porque en realidad la acción está acabada
con el cuerpo y la pólvora en este caso. El
cuerpo, la pólvora
y el barro hacen la acción, ya está acabada, tenemos un resto. Hay
dos documentaciones: el resto y luego lo que ha vivido la gente que es la
documentación más importante.
¿Qué hace el video, qué pinta el video? Yo lo veo pornográfico
en ese sentido porque no es necesario, sin embargo, es usado para documentar,
pero lo más importante en mi caso es que el video me ha servido para
reconocerme a mí dentro del proceso, dentro del trabajo mismo que
estoy realizando. De alguna manera es lo menos serio, lo más vorazl,
lo que tú te llevas a casa: es el recuerdo, es lo que ya no existe.
Pero muchas veces yo me he dado cuenta que ha pasado a ser la obra en sí.
A veces, la gente me ha dicho nos interesa más el video de esta acción
que la pieza, porque de alguna manera esa documentación ha derivado
en una obra de arte autónoma en si misma. Es una cosa muy curiosa
lo del video porque en un principio yo lo usaba con un sentido educacional
para auto conocer, reflexionar sobre el trabajo como estudio como archivo.
Asimismo, me encuentro con la fotografía tomada pero también
perfomáticamente, ya que te la hacen en el momento en que estás
trabajando, no preparada, normalmente la toma gente que yo no conozco. Por
ejemplo, ahora hay una chica en Inglaterra que está haciendo una exposición
solamente con las fotos de mi performance en Belfast y la chica me ha llamado
y me ha metido a mi dentro de la exposición y las ventas, si vende me
dará la mitad y me ha hecho promoción, me está enseñando
en Inglaterra. O el video de la explosión con un piano que hice en La
Noche en Blanco 09 Madrid : yo, el piano y la pólvora, en este caso
fue una experiencia que ya se acercaba mucho a los límites. Después
de esa acción que salí en ambulancia al hospital, cuando llegué a
casa y vi que yo estaba bien y que todo estaba bien pensé “joder
no hay documentación de este performance”, sin embargo, me llegó un
e-mail de una persona del público que había grabado y lo había
grabado muy bien, que es La pieza de Tomoto, es un video súper performance
en el cual yo no tengo nada que ver.
Creo que en mi proceso la sorpresa y el riesgo,
son otros factores de peso en el trabajo que realizo, esa sorpresa implícita en cada momento de
la proyección y del discurso, porque comienza a formar parte del discurso,
los protocolos. El nombre protocolo busca la
seguridad, busca en ese estado de bienestar en el que el ser humano vive
salvaguardado
contra todos los riesgos,
sin embargo, la naturaleza de los hombres es convivir a diario con el riesgo,
ahí hay una contradicción. El protocolo hace que la obra del
artista esté siempre a salvo, asegurada. Entonces, cuando los galeristas
me invitan les digo ustedes son muy valientes de invitarme porque yo viajo
con ideas difusas, jamás llevo una obra hasta el momento de realizarla.
¿A qué riesgo te refieres?
Por ejemplo,
en el Loop festival de Barcelona. Mi idea es yo hago la performance, F.Campanale
hace el video y Boban Bajic hace el sonido, cuando está acabado
esto se manda directamente al Loop y ya lo veré en el Loop, o sea,
incluso en el proceso previo de la realización hay un riesgo implícito
porque aquel X puede poner 20 minutos en una pieza que yo creo que es de
dos, practicar ese juego creo es parte del arte y de la vida, eso lleva un
riesgo pero yo quiero jugar y vivir. Me mezclo siempre en este barullo.
¿Por qué usas pieza de video y pieza de cerámica?
Aunque el video y la cerámica son materiales muy diferentes, ambas,
la pieza de video y la pieza de cerámica son restos del proceso de
la acción o la performance o a veces de happening, esos restos pueden
tener importancia o no pueden tener ninguna, depende de cómo lo queramos
ver.
¿El riesgo también
es un resto?
No, yo creo que el riesgo es un factor condicionante que puede pasar en
una performance, un condicionar, un elemento que va a condicionar un resto
pero no un resto en sí… en cambio, el video y la cerámica
sí son resto. Aunque, eso yo también lo podría vender
si quisiera, lo que pasa que de momento voy tranquilo pero también
esto es obra.
Sobra, obra, sobra…
Yo soy resto.
Pero una cosa es la función que opera sobre esos dos elementos y
otra cosa es el resto de esa operación. El resto son las arcillas
quemadas, el cuerpo quemado, los lienzos y el video, todos como resto.
Claro, es así. Lo que pasa es que el video es lo más destrozador,
yo creo que es más por que estamos en el mundo de las imágenes,
estamos viviendo de la imagen, a veces nos olvidamos del sonido, ahora todo
es imagen en movimiento, imagen en animación, imagen digital, por
eso el video de esos restos que produce mi obra es el más porno, el
menos sensitivo, el menos intuitivo. Pues un porno gráfico exactamente,
pero en cuanto tú ves un resto de una pieza escultórica en
barro, tú notas que ahí ha pasado algo.
¿Una imagen, es un resto?
Sí pero es un resto palpitante, vivo, matérico y más
de retrotraerte en el tiempo. Sí que vives esa experiencia viendo
la escultura pero el video te la da ya comida, masticada y te tergiversa
la realidad temporal que fue la acción, muchísimo más,
lo altera de una manera muy diferente a lo que puedes ver con la escultura.
La lectura que tienes de un resto escultórico es mucho más
intuitiva, más sencilla, más sensible que la lectura que te
da un video. Yo quiero alterar y romper el protocolo expresivo, técnico…
Tú hablas de fragmentación, fragmentar la imagen, la haces
explotar, la explosión como el drama de la fragmentación. La
explosión sobre la materia directa no sobre la figura del cuerpo,
va mucho más allá.
Claro, es que me preocupa también lo de la instantaneidad. Ahora
mismo cómo se puede competir con un satélite y con un video
de chat, o un facebook. Esto en el mundo de la performance se queda vacío,
esta instantaneidad es muy importante para trasladar conceptos. En ese sentido,
la performance hoy tiene que tener esa delicadeza de ir a esa rapidez en
la que se está volviendo la gente, ya no se puede hablar de la performance
como instantaneidad, la performance también tiene que mirar hacia
Internet, como se traspasa la información, luego puedes llevarlo a
un espacio público como es el de la performance, depende de cómo
lo hagas tienes que tener muy claro el tiempo de lo que vas a realizar.
¿Cómo es el momento actual?
En el desarrollo de mi trabajo, yo estoy dando un giro
en la forma de actuar pero sigo intentado romper, siempre fragmentar algo.
Cuando la gente viene
a ver a Carlos Llavata vienen a ver algo especial, con una imaginación
creada de antemano y esto ha pasado a formar parte de un protocolo más,
a mi me gusta este juego porque me gusta el juego de los protocolos, es lo
que realmente estoy estudiando, entonces no le das eso al público,
decides romper ya esa imaginación de la gente esa idea preconcebida,
y es muy bonito cuando me pongo los guantes de boxeo e intento pelar una
naranja y esa acción ya no es instantánea me cuesta 30 minutos,
el cuchillo que se me cae, la naranja que se me cae, además de romper
la forma natural de pelar una naranja…
Estoy rompiendo una expectativa de lo que la gente
realmente ha venido a ver, incluso algunos me insultan, estoy matando dos
pájaros de un
tiro: estoy rompiendo la naturalidad de un acto cotidiano, y por otro lado,
la figura del boxeador ya es rompedora al estar haciendo un trabajo delicado
de pelar una naranja.
…y el tiempo que tienes, porque es un tiempo muy largo que tienes
ahí y eso es muy complicado en la performance, negociar esos tiempos
tan largos. Ahí está el carácter hipnótico porque
la presencia del cuerpo del hombre vestido con la chaqueta, esa presencia
en el espacio ya tiene una fuerza de por sí implícita, un valor
x, ese valor presencial se convierte en objetual dentro de la composición
de la obra y esto es muy importante porque también tiene esto una
explosividad.
A partir de ahí, el desarrollo del trabajo empieza a sufrir una liberalización,
que es lo que me está ocurriendo ahora, una liberalización
de los materiales, una libertad para decir voy a trabajar con explosivos
o voy a trabajar sencillamente con mi cuerpo, no es fundamental que yo tenga
que explotar algo. Es fundamental que esté la presencia del cuerpo
con una serie de elementos en conjugación, genero un espacio de libertad
a la hora de crear, yo ya no tengo que ir con mi escopeta, a pesar de que
los directores de festivales me llamen porque me quieren ver disparar la
escopeta. Se produce esa libertad, en Cracovia, me escupió la gente.
¿Qué pasó en Cracovia?
Porque esa fue la performance, cuando me fui a Polonia
decidí no
llevar ningún explosivo ni escopeta, ya el proceso de viajar con explosivos
por los aeropuertos del mundo es performance. De esto ya hablaremos porque
hay documentos de cómo estoy cargando mi maleta, cómo viaja
en el taxi, cómo la pongo en la cinta y se mete en el aeropuerto y
de cómo la recojo en el destino y la abro en mi hotel intacta y sin
que estalle.
En Cracovia llené cien vasos de vino, un par de cajas de vino, (cajas
que había pasado por el escáner del aeropuerto, que me dejaron
pasar) cuando acabé de colocar todo el vino dentro de los vasos me
dejé uno para a mí, salí y escupí a todo el mundo
en la cara, me volví instantáneamente al muro donde yo había
colocado un lienzo y me quedé pegado al muro, la reacción que
la gente tuvo en seguida es coger el vino y escupirme o tirarme el vino a
la cara y se creó una silueta, que por cierto la tiraron a la basura
sin preguntarme nada, porque era un resto y como resto lo trataron. Y a la
basura, mi silueta en vino.
Escupir es una explosión. Además, es una acción explosiva
moralmente, conseguir que alguien te escupa sobretodo si viene dado por el
público, así rompes el protocolo de la moralidad de la gente
de saber estar en un sitio y no escupir.
Tú usas el riesgo y atraviesas los controles
de seguridad, la seguridad en el aeropuerto, (pasar las cajas de vino) hasta
llegar a la seguridad,
el control que tiene la gente de si misma: escupirte.
Si, yo estoy planteando que los protocolos son antinaturales,
yo estoy haciendo hincapié y dirigiendo la mirada al tipo de pantomima
que ha creado el hombre con sus protocolos. Por ejemplo, a mi de gusta ir
al bosque a coger setas y yo conozco bastantes especies porque desde pequeñito
me entrenaron, pero cuando tú vas a un pueblo recogen sólo
un tipo de setas, la gente de la zona, la que sabe, la que está ahí pero
tú les dices es que esta seta también está buena para
un guiso o tal y ellos te dicen: no, es venenosa. Creo que esto es un protocolo
de supervivencia y esta gente lo continúa, porque alguien cogió una
seta de estas y se murió y para sobrevivir el grupo no puede coger
este tipo de setas y de ahí nace la religión y las esculturas
y todo. Los festivales de performance también son una contradicción
en sí mismos. La naturaleza misma del performance no tiene una coyuntura
establecida, es muy contradictorio porque en el último lugar donde
debiéramos hacer un performances es en un festival de performances,
pero es para difundir nuestras ideas, es bueno poder tener estos soportes.
Pero la performance nacida de una libertad espacial y rítmica del
tiempo meterla dentro de un sistema y de unas reglas de juego es completamente
absurdo. Por otro lado, los festivales son una oportunidad para no ser
políticamente correcto. Este tipo de festivales son una oportunidad
para hacer una buena explosión, son el lugar ideal, lo que no puedes
hacer es ir a un festival y hacer lo políticamente adecuado, a ser
un florero, a continuar el protocolo, para mi son ideales los festivales
de performances para romper los protocolos en el mismo sitio, romper el
espacio, disparar a las paredes, son ideales por eso, porque son un espacio
idóneo para salir del protocolo establecido.
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