DES-FIGURACION DE LA FUERZA DE TRABAJO. Acción
II
El trabajo se inspira en la muerte diferida. El que trabaja sigue siendo
aquél al que no se le ha dado muerte, al que le es rehusado
ese honor y se le condena a la abyección indefinida de la vida
en el trabajo. El poder del capital proviene, pues, de esta negación
de la muerte. La misma que se le niega al esclavo. La única
alternativa al trabajo no es el tiempo libre, o el no-trabajo, es el
sacrificio. Sólo la capitulación de esta vida, la réplica
a la muerte diferida con la muerte inmediata, constituye una respuesta
radical, y la única posibilidad de abolición del poder.