“Todo el mundo es pintor”,
declaraba Jean Dubuffet en 1945. Y Joseph Beuys nos alentaba con su “todo
el mundo es artista”. Es igual.
Hace tiempo que las fronteras del Arte se han vuelto difusas y en su
territorio parece haberse instalado una especie de desconcierto y desparpajo
por parte
de público y artistas, del que los más avispados saben
sacar buen provecho.
Ya es difícil, por no decir imposible, saber dónde acaba
el Arte y comienza el Mercado, o viceversa.
“
FLASH, NO” es una propuesta libre de manifiestos, de compromisos
y/o excesos discursivos o visuales.
Como los buenos trileros de las barcelonesas Ramblas, todo se hace
a la vista del respetable (público), nada por aquí, nada
por allí.
El “menos es más” como eficiente/evidente prueba
del 9 de que artistas somos todos y arte es todo aquello que puede
caber, como en LAi, en una Sala, Galería
y/o Museo.
Si al hecho de estar en un “espacio” considerado sagrado
y protector, contamos con unos materiales ( 7 cubos de madera de 3,5
centímetros de lado,
porque el número 7 es cabalístico: 7 días de la
semana; las 7 puertas de Tebas; los 7 enanitos de Blancanieves; 7 novias
para 7 hermanos, etc.) procedentes de la Laboral, lo que les confiere
el “aura” necesario, y de un letrero prohibitivo,
cada día más presente en los espacios expositivos, el
de “FLASH, NO”, con el que se
pretende salvarguardar el perfecto estado estético y físico
de las obras, las condiciones dadas son las óptimas para desarrollar
el proceso de creación, ”construcción
y desconstrucción, o
deconstrucción si así lo prefieren” de un número
todavía no contabilizado de “
esculturas efímeras”, concepto éste con el que
llevo algún tiempo trabajando con mi cuerpo como soporte básico.
“
FLASH, NO” consistirá en la presencia “física” del
artista en el interior de Sala LAi diariamente y durante 120 minutos
(de 18 a 20 horas) construyendo y destruyendo de inmediato diferentes
esculturas de madera, anotando el número
de ellas realizadas diariamente (7 cubos de 6 caras cada uno pueden
dar miles de combinaciones matemáticas) y contabilizando el
total al final del tiempo “expositivo”. Único
recuerdo tangible del trabajo.
Todo sea también por aliviar y aligerar de “pesos” superfluos
e inútiles el ya sobredimensionado mundo del Arte, para nada
necesitado de nuevos “artefactos”.
Reivindicación, si acaso, de un “Arte sin pedestal”,
visto y no visto.
En el cristal que permite la visión de la Sala desde la calle
un llamativo letrero:
“
FLASH, NO “.
Como atinadamente decía Ferrán Garcia Sevilla, uno de
los miembros del histórico Grup de Treball, que puso el conceptual
catalán en el mapa universal
del Arte contemporáneo entre 1973 y 1975, en su panfleto (en principio
redactado anónimamente) titulado “A los artistas revolucionarios” para
la 1ª Muestra “Formes al carrer” (Granollers,1971) “Art és
just un mot” (“Arte
es justamente un nombre”).
O “l´Arte ye la etiqueta” (“El Arte es la etiqueta”).
Y todo lo demás, en el francés de mi admirada Françoise
Hardy, ”paroles, paroles, paroles”.
Nel Amaro / 5, Ochobre, 2009