artista
Eulàlia Valldosera
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Objetos generados
http://www.espaivisor.com
Galería Visor, Valencia

 

Otro aspecto de la teoría cuántica es la “no localidad” también conocido como “no separación” o “enredo”. Según la teoría cuántica, cuando un sistema cuántico (tal como un átomo) se separa en sus partes, éstas permanecen “enredadas” entre sí de tal modo que un cambio en una va instantáneamente seguido por un cambio en la otra aunque estén a kilómteros de distancia
(…) realmente puede haber una espeluznante acción a distancia por la que las mentes afectan a otras mentes o sistemas físicos sobre los que se centran…
Rupert Sheldrake

En una renovada visión del género del bodegón o still life, este trabajo escenifica, mediante objetos ordinarios, una definición de la materia en términos de estados energéticos. Una cocina vieja, antigua, y sucia, recibe un tratamiento de imagen futurista. Los medios digitales se alian con las fuentes primigenias de un género que habla del paso del tiempo mediante objetos cotidianos.
Los objetos generados en mis imágenes han sido descaradamente manipulados con las mismas técnicas a las que la publicidad nos tiene acostumbrados. Eso es así porque lo que señalan estas obras es la falta de verosimilitud y de verdad en la imagen, tal y como hoy la conocemos.

Usualmente, la manipulación digital de imágenes que transitan nuestro espacio público se usa para amplificar los contenidos de éstas, con el objetivo de cubrir uno a uno los estratos que van de la belleza al horror, de la normalidad a la fantasía. Retoques invisibles o alteraciones descaradas, son parte indispensable del aparato técnico del creador de imágenes. En la era digital,
la misma cámara o dispositivo que toma las imágenes es un truco más dentro del sofisticado engranaje a que se ve sujeta la imagen hoy. De manera más o menos sutil el hacedor de imágenes se mueve siempre dentro de los cánones de lo creíble, aunque sea de lo falso creíble, y en pos de la verosimilitud nos vende mentira. Ya no produce imágenes sino que produce imagen, va en
pos de un standard que es lo que todos aceptamos como verdad.

La cocina como escenario me sirve para mostrar y aparear objetos que le pertenecen y otros que se encuentran allí “fuera de lugar”, resituados. Su combinación me permite rescatar su potencial metafórico, y hablar de áreas de la vida comunes a todos: el trabajo, la enfermedad, la nutrición, y más allá, el apego y la dependencia, la servidumbre, lo ligero y lo pesado. Situaciones
que nos devoran y partos de ideas brillantes, crisis y sanación, amor, amor por las cosas pequeñas y amor en forma de fantasías. La materia muerta vive. Nos recoje, nos alberga y nos atraviesa.
Los objetos son prolongación y acumulación de determinados estados subjetivos que proyectamos en ellos. Los objetos contienen energía. Mediadores, nos dicen que estamos hechos de materia mortal pero que somos pura energía.

Un objeto se transforma en otro, una cosa engendra a otra en una solución visual de continuidad. Los límites físicos explosionan y los márgenes de las cosas se licuan y deforman para unirse sucesivamente entre ellas formando una cadena evolutiva o degenerativa, situándonos en una inquietante ambiguedad interpretativa. El resultado final es una gran imagen, elaborada
mediante un largo proceso que exhibo en foma de imágenes menores, bocetos, textos e imágenes preparatorias. Entre esos docuemntos encontramos el archivo de imágenes de cada uno de los objetos que han propiciado esos encuentros en el mármol de la cocina. Como en un teatro de la memoria, son los elementos que propician una alquimia particular.
© E.VALLDOSERA. Barcelona,2008

Tomando inicialmente su cuerpo como medida y receptáculo de la realidad exterior, y a través de las relaciones del cuerpo con la arquitectura, los objetos cotidianos y, en sus ultimas instalaciones, planteando el enfrentamiento con otros cuerpos, Eulàlia Valldosera (Vilafranca del Penedès, Barcelona 1963) ha explorado las nociones de identidad sexual, amor, enfermedad y muerte así como cuestiones relacionadas con la memoria y con los modos en que reconstruimos nuestro pasado. Los arquetipos femeninos, los conceptos de hogar y familia; la búsqueda de una mirada propia, no dominada por la mirada masculina, sobre el cuerpo femenino; la reivindicación de la enfermedad como via de curación; la necesaria fragmentación de las diferencias amorosas y sobre todo la imbricación de la experiencia con el pensamiento constituyen ejes centrales de su trabajo.

Formada en la escuela de Bellas Artes de Barcelona a finales de los años ochenta se traslada a Holanda a principios de la década de los 90 donde comienza a trabajar en su obra El ombligo del mundo, un trabajo que desarrolla una propuesta estética que marcará toda sus acciones futuras. Una propuesta de gran radicalidad que surge en un contexto y en un panorama artístico nacional, el de finales de los ochenta, en el que la pintura es hegemónica en correspondencia con las corrientes internacionales (transvanguardia en Italia, neo-expresionismo en Alemania, etc.) y en el que el arte en general se considera más un objeto de consumo que un factor de conocimiento. Frente a esa mercantilización del arte y frente a la invisibilidad en las exposiciones, los medios de comunicación y la universidad española, de otro tipo de prácticas no basadas en la creación de objetos artísticos (y de consumo), Valldosera encuentra en Holanda un contexto y unos modos de hacer basados más en la acción que en la producción, con un fuerte potencial generativo y crítico que le permiten esa transformación rapidísima hacia prácticas no objetuales como la performance o la instalación.

Colocando la posibilidad del conocimiento a través del cuerpo, de su cuerpo, en el inicio y en el centro de su práctica artística rompe con las constricciones de las identidades únicas y ése partir de sí misma, de la experiencia de su cuerpo, apunta y marca los procesos y los pasos que le permitirán reconstituirse como sujeto y pensarse dentro de una relación, a la vez que aportan los enunciados y los gestos para interpretarse públicamente, en su ficción estética. En su recorrido Valldosera plantea la negación del objeto de arte frente a la primacía de la acción. Su intención no es crear un objeto para ser observado sino hacernos partícipes de una acción que pueda ser recordada, como un flujo de información que se introduce en nuestra memoria y forma parte de nuestra propia vida, porque en sus performances y acciones la intención de Valldosera parece ser subrayar la vida, incidiendo en esos actos cotidianos y en los residuos de nuestro paso que actúan como prolongaciones del cuerpo. Simultáneamente a esa evolución en el campo discursivo se produce, como ya hemos señalado, un desplazamiento radical desde la pintura y el dibujo hasta la performance, la fotografía, el cine y el vídeo y por último la instalación en el espacio, medio que reúne y altera los anteriores.

En 1992, como culminación de algunos de ese procesos realiza su performance Vendajes, que supone el punto de inflexión que marca un nuevo pliegue en su trabajo. Gracias al dispositivo fotográfico y cinemático la artista puede manipular su cuerpo para mostrarse de nuevo como vacío o fragmento en relación con el espacio, con su lugar conquistado y con el lugar del otro. Entre 1992 y 1996 Valldosera realiza una serie de instalaciones bajo el nombre genérico de Apariencias en el que utiliza la luz como elemento fundamental combinando objetos del hogar a través de sencillas proyecciones. Supone el encuentro del cuerpo con su entorno espacial, con el espacio habitado, o como ella misma ha mencionado, es “un vaciamiento de la casa del yo”. El resultado se materializa en instalaciones que provocan un efecto mágico y envolvente sobre el espectador. La obra de Eulàlia Valldosera está plenamente en función del espectador, que paulatinamente abandona su rol pasivo de observador para entrar a formar parte de la imagen final creada por sus instalaciones que han tomado un cariz participativo.

Con sus instalaciones y performances participó en las primeras ediciones de la mayoría de bienales internacionales surgidas en la década de los 90, de la mano de incipientes comisarios independientes que ahora rigen la escena internacional. Recordemos las bienales de Kwang-ju en 1995, Sydney en 1996, Manifesta I, Site Santa Fe, Estambul y Johannesburg en 1997, hasta las más recientes en Yokohama en 2001 o Sao Paulo en 2003, sin olvidar su presencia en el Skulptur Projekte en Münster (1997) y la Bienal de Venecia (2001).

En la última década el aspecto proyectual y site specific presentes en su obra van tomando fuerza. A finales de los noventa las piezas se vuelven monumentales, al mismo tiempo que se vacían y se hacen más sutiles. El espectador penetra literalmente dentro de sus configuraciones, creando una relación muy particular con los objetos, dispositivos fílmicos e imágenes proyectadas en el espacio (Provisional Living y Flying). Simultáneamente crea todo un cuerpo de obra utilizando la fotografía y el vídeo acerca de nuestra relación con los objetos (Interviewing Objects) o con las personas (Relationships). La primera retrospectiva de su obra tuvo lugar en el Witte de With Rótterdam y la Fundació Antoni Tàpies en Barcelona en el 2001.

Para Eulàlia Valldosera “Dispersión, secuencialidad, fragmentación, luz... son elementos que me permiten establecer un lenguaje a través de las sombras y hablar sobre nuestro entorno más privado, usando materiales pobres y significados simples. El espacio oscuro lleva a un lugar de huellas invisibles que nos une a los objetos cotidianos, rayos de luz, proyecciones de diapositivas... en los que el espectador se sumerge hasta que encuentra el vínculo entre los objetos, apreciando así otra dimensión de la obra”.

La exposición permitirá a la artista revisar trabajos antiguos y poco representados en las muestras anteriores como dibujos, fotografías o vídeos que han sido muy importantes en el desarrollo de su trayectoria posterior, así como producir la obra Dependencias, una instalación monumental multi-canal creada específicamente para esta exposición.

Con motivo de la muestra, se publicarán dos libros: el primero recoge, a modo de libro de artista, una amplia selección de imágenes, textos y documentación de las obras realizadas en 1990 y 1991 por Eulàlia Valldosera bajo la rúbrica común de El ombligo del mundo y su estructura se define a partir de los cuadernos de trabajo, de las notas de trabajo de la artista. El segundo será el catálogo propiamente dicho de la exposición, e incluirá un DVD realizado a partir de la instalación en el MNCARS.
Nuria Enguita, 2008