articulistas Leonardo González Psicólogo y performer Las implicancias de la psicología en el arte de performance. Una mirada relacional entre el organismo y el mundo |
Sin lugar a dudas el proceso y estado interno de la acción del cuerpo sobre un espacio y tiempo determinado, ha permitido a los artistas resignificar los objetos utilizados desde sus propias metodologías y construcciones conceptuales, es así que durante la historia, especialmente en los inicios del Body Art ,se manifestó la acción del performer en la utilización exclusiva del organismo como objeto, investigando los limites físicos ,psíquicos y espaciales, como así también utilizando el cuerpo desde la presentación social del genero y de la imagen. Muchos artistas se han dedicado a trabajar desde la subjetividad y la fragilidad de estas metodologías, incorporando la conciencia de la acción como una herramienta mas, construyendo así un registro subjetivo de lo que acontece en la experiencia. Será entonces este registro (entendido como un resultado de los elementos psicoafectivos del performer y de la experiencia objetual que acontece en un espacio determinando donde se resuelve la acción) un fenómeno a analizar, tomando en cuenta los aspectos perceptivos, representacionales como así también sus procesos afectivos y aquellos asociados a la identidad del artista. El mundo perceptivo del performer Cuando el artista se permite crear y tener un acceso a su mundo interno o externo lo hace gracias a las facultades psíquicas que posibilitan la dinámica del “Crear”, por lo tanto hace uso libre de procesos más específicos como son el de la percepción y representación. La percepción facilita que el dato sensorial se nos aparezca como objeto, es decir a través de complejos procesos psíquicos obtenemos la conciencia objetual, Jaspers fue el que considero estos aspectos como fundamentales en la funcionalidad perceptiva, que nos permite registrar procesos o fenómenos externos e internos del sujeto. En cuanto a la representación su funcionalidad radica principalmente en la mantención intrapsiquica de fenómenos ya vivenciados o que son producto de una construcción imaginaria (fantasía) Las implicancias que tiene el mundo de los sentidos en el arte de performance es que como es un medio de conocimiento previo con el cual construimos la realidad, la reutilizamos para construir nuestra realidad performatica desde una vía experiencial, ya que es nuestro cuerpo el principal referente de identidad y principal instrumento que nos contacta con el mundo. A través de esta reutilización de los sentidos nos permitimos vivenciar una experiencia pasada ,una fantasía o una construcción conceptual , la que externalizamos desde ese espacio y tiempo subjetivo que es la psiquis, hacia un espacio real que es compartido en una tridimensionalidad con algún otro, con quienes establecemos una búsqueda de un vinculo consensuado a través de un mundo perceptivo idéntico, provocando el performer una alteración en estas estas vías sensoriales a través de un quiebre en el espacio, ejecutando una acción de forma voluntaria donde esta provoca que los sentidos del otro se focalicen a su radio de movimiento. Por lo tanto es en este espacio en irrupción donde hay un cruce de significados representados y simbolizados en objetos que manipula el performer, complementándose u oponiéndose a los que trae consigo el espectador. La dinámica que se generara será entonces un acto motivado por el artista a intentar traspasar estas representaciones internas mediante una operación que, según su metodología, explicitara o hará menos evidente el concepto, quizás al espectador no comprenderá del todo ( a no ser que sean simbologías colectivas) pero sensorialmente se vera afectado y el ingreso de esta información no será por la vía racional , por lo tanto esta información recibida de conjugara con sus informaciones previas ,las que progresivamente se irán anudando a elementos racionales subjetivos en la búsqueda del significado racional compartido por el artista. En síntesis la percepción orgánica del performer pasa a ser un elemento que facilita la construcción interna que se desarrolla a partir de la interacción del cuerpo con los objetos de arte, generando así la introyeccion y representación conceptual de estos, el resultado es una dinámica integral desde lo real de la acción a partir de una subjetividad orgánica que se inclina hacia el contacto espacial u objetual. Desde esta temporalidad real que se inicia a través del acto volitivo del artista, obtenemos un registro entendido este como un proceso perceptivo, el que será un eje que dirige azarosa o concientemente al sujeto hacia la mantencion temporal de la acción, como así también construye un conocimiento integral y subjetivo de su obra, permitiendo relacionarse con los objetos desde sus cualidades reales y simbólicas. La identidad del artista en el espacio relacional. El entorno nos constituye como sujetos y es a partir de estas consecutivas experiencias que aparecen nuestros intereses, cristalizando aquello que nos hace “ruido” y nos motiva e impulsa a hablar , pues a través de la “acción” nos buscamos y reafirmamos , logrando vernos y ver a otros , distinguir y distinguirnos del resto de los artistas a través de esta constante que es la dinámica de la relación del sujeto con el mundo de los objetos ,que constituyen al fin nuestra realidad interna. “El self no es un actor, una descripción o una representación, sino una expresión cambiante de nuestra narración, una manera de contar la propia individualidad ... el si mismo no es una entidad estable, sino una autobiografía que escribimos y rescribimos en forma constante, al participar en las practicas sociales que describimos en nuestras siempre cambiantes narraciones.” (Goolishian y Anderson, 1994) El performer creara una obra donde su identidad se formara como un relato en un espacio determinado a través de su cuerpo, es decir una narración que se da a si mismo de alguna fantasía, idea o vivencia, que es plasmada a través de un encuadre llamado “Performance” y esta dentro del Arte. Es de este modo que el artista va encontrando un sentido de si ya que esta trama la protagoniza el mismo, generando un reconocimiento el que se constituye desde lo autorreferente, siendo un eje que le posibilita observar el entorno y darle a este su significancía personal.Sera entonces la acción del cuerpo un instrumento representacional de una subjetividad integrada en el tiempo, y es así que la performance resulta ser un lenguaje donde se hace tangible, se hace carne sus ideas y procesos subjetivos. Cuando el artista en su performance interactúa con algún “espectador” lo hace desde la significación del “Si mismo” y de cómo presenta generalmente su identidad frente a algún “Otro”, de este modo, dependiendo de las características del performer y de su metodología, vedara o velara el significado del “Si mismo”. Este despliegue relativo de la identidad puede permitir mayor soltura y confianza, creando una sensación en el artista de tener un control relativo del “Yo”, dependiendo del concepto que tiene en despliegue en ese momento y del nivel de abstracción que este ocupe en su obra. Los trabajos que despliegan interacción generan un espacio relacional donde coexisten subjetividades, por un lado las ideaciones conceptuales del performer que intenta proyectar hacia ese espacio donde acciona, y por otro el “espectador” que percibe como fuera y no como propio el concepto que se desarrolla, pero que se acepta como legitimo en ese espacio relacional. Ahora ¿Por qué el performer desea la participación de algún “otro”cuando ocupa una simbología propia?,lo interesante en este proceso es que a través de el paradójicamente se busca un vínculo, se procura la coherencia del sentido de la obra y de la simbología presentada en ella, al parecer la obra no seria igual si no existe esa coordinación de conductas donde se busca el consenso de significados o también donde se espera entregar la simbología al “otro”.Este “otro” quien se encuentra dispuesto a recibir las representaciones del performer posee una simbología diferente, pues la acción y los elementos utilizados son percibidos como descontextualizados producto de la resignificación que hace el artista , pese a ello este pretende comunicar mas allá de la comprensión racional del espectador. Este intento de coordinación simbólica se impone desde la red de significados en la que ambos aceptan la definición del otro y de si mismo en ese espacio que se comparte llamado “performance” , entonces como podemos ver el si mismo o self se establece en lo social del arte y cada encuentro que acontece con los otros es una confirmación y devolución de nuestra identidad , independiente de que el artista logre consensuar significados. Por lo tanto el “si mismo” en el arte no es otra cosa que las descripciones simbólicas que se dan en la estructura de la obra y pasa a tener un sentido de coherencia e importancia para el propio sujeto quien acciona sobre ese espacio relacional. El espectador entonces es un elemento mas de la obra quien potencia al artista a comunicar simbólicamente aspectos de su identidad, y es esta “acción”comunicacional con un “otro” que genera la sensación de coordinación y coherencia en el performer. Emocionar y performance En general las atribuciones que se le da a la identidad de los artistas esta asociado principalmente a sujetos capaces de percibir lo real de tal modo que utilizan distintas funciones cognitivas para la elaboración creativa de una obra de arte, sin lugar a dudas su principal función es su propio emocionar, que gracias al deseo e intención al utilizar los recursos del lenguaje se llega a la formación de los significados que van sosteniendo la experiencia del sentir, llegando así a un manejo comprensivo de su subjetividad o mismisidad. Ahora cuando ocurre un hecho que para el sujeto es traumático debido a una incapacidad, por lo complejo de la experiencia, de formar frases en las que se sienta interpretado, la persona puede llegar a sentir que su identidad se encuentra estancada debido a que la falta de significado le da una sensación de irrupción temporal, entonces no tan solo es la palabra o la construcción del texto subjetivo sino que también es la incapacidad de poder comunicar esta emocionalidad de forma coherente, de este modo se llega a la sensación de que en el afuera también existe la irrupción que más tarde se reflejara en acciones sociales que nos estancan de modo disfuncional a ciertos esquemas relacionales nocivos para nuestra mismisidad. “Lenguajear y emocionar se entrelazan en un modularse mutuo como simple resultado de la convivencia con otros en un curso contingente a estos” (Maturana, 1998 pg 18) Lo que acontece en la performance es que se sitúa el contenido emotivo de la experiencia internalizada en un espacio tridimensional, con un tiempo determinado y con características similares a lo que provoco la primera experiencia; por lo tanto este contexto performatico posibilita vivenciar por segunda vez el “Sentir”, con el objetivo de alcanzar el registro interno del primer estimulo al cual el artista fue expuesto. La diferencia radica es que en esta vivencia existe un control de los factores que la produjeron , y una intención que lleva al artista a repetir lo vivenciado a través de un reordenamiento espacial , simbolizando las variables asociadas a la situación que se hace referencia, donde el sujeto muestra lo que sintió o lo que le gustaría sentir en la medida que exista una optima elaboración .Pese a que esta construcción artística ya esta a nivel simbólico , el performer se vuelca nostálgicamente en un intento de buscar una respuesta , algo que le permita comprender existencialmente lo vivenciado. “ El problema de la “identidad” o “ continuidad “ que concebimos como nuestra “mismisidad” pasa a ser el problema de mantener la coherencia y continuidad de las historias que relatamos sobre nosotros mismos , o al menos el problema de construir narrativas que otorguen sentido a nuestra falta de coherencia respecto de nosotros y del caos de la vida.” (Goolishian y Anderson, 1994. Pg. 299) Por lo tanto la acción performatica permite mantener esta continuidad, al presentarse esta metodología como una alternativa para encontrar la coherencia de la experiencia. Al reordenar la narrativa personal en una performance facilita una nueva mirada no tan solo de el artista, si no de quienes comparten esa acción en un espacio de arte, espacio donde se reactualiza su identidad a través de un discurso personal, y donde se invita al otro para que observe, estableciendo así un vinculo que le ayude en muchos casos a darle esa contención como participante testigo, acompañándolo en el “sentir” y en el “comprender”, quizás a una nueva construcción de su mismisidad. El impulso hacia el dolor dentro de la acción. La tendencia de satisfacer las necesidades genera en los sujetos estados afectivos placenteros o displacenteros, dinámica que se mantendrá bajo forma e intensidades diferentes, como una constante vital predominante en el sujeto, las que se dividen en aquellas asociadas con lo orgánico, y otras asociados a los sentimientos de valor emotivo que están relacionados a uno mismo y a algún otro. Cuando tenemos la posibilidad de observar una acción en la performance podemos encontrar ambos estados del sentimiento ,donde estos aparecen haciendo referencia a alguna experiencia primaria que la produjo ,este sentimiento expuesto generalmente esta asociado menos al organismo y mas cercanos al valor propio o ajeno, de este modo podemos notar en algunos trabajos la presencia del dolor físico no estando este ligado en un principio a la experiencia vivenciada como “dolor orgánico”, pero que de igual forma se ejecuta sobre el propio cuerpo a nivel mas primario de lo agradable y desagradable ,para lograr experimentar un rechazo o cercanía fisiológica y primitiva hacia la experiencia vivenciada como fragilidad emotiva de valor. Esta sustitución del dolor emotivo por la autoflagelación para el artista pasa a ser la resignificación de lo emotivo de la experiencia. Por lo tanto el cuerpo es el referente yoico de la narrativa personal, el que sirve para “mostrar” ante los ojos del otro este “dolor” a través de la búsqueda intencionada de la tensión, de la presión más pragmática que aquel registro más sutil e imperceptible a nivel afectivo. Al parecer se busca, como lo decíamos anteriormente, volver al sentimiento original pero para traerlo el artista es capaz de enfrentarlo y generar un estado masoquista donde logra obtener placer a través del control del dolor sobre su cuerpo (secundario) donde este simboliza el dolor mas sutil (primario) por tanto lo utiliza para alcanzar la coherencia que requiere para elaborar esa flagelación de su mundo afectivo. Sin lugar a dudas la performance ha experimentado la contención y elaboración de los intereses y vivencias de los artistas, insertándose esta metodología como un soporte amplio e intenso en el lenguaje humando y del arte.
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El tiempo como eje |
Sin lugar a dudas
cuando hablamos del tiempo en el arte de performance hablamos necesariamente
de lo que
transita a través de él y sobre
el espacio que sostiene lo temporal, ejes indivisibles donde los sentidos
del organismo registran lo que acontece y que puede ser capturado apenas
un porcentaje de ello, pero también existe un registro interno
que es la conciencia del sujeto–artista, quien conoce y discierne
que su corporalidad se desenvuelve en eje temporo-espacial, producto
del tensor que es el impulso a accionar. ¿Cómo hablar entonces de duracional cuando en el fondo la performance está preestablecida para desaparecer y que su naturaleza efímera sea un producto de la construcción y deconstrucción de la obra en sí? Considerando que la performance se sostiene en lo real, podemos entender que esta se construye a partir de una dimensión con cualidades especificas que facilitan la comprensión y adaptabilidad en el inicio y desarrollo de acciones, esta realidad está compuesta por ciertos ejes como son el movimiento, espacio, sonido y tiempo, los que son manipulados o alterados por el organismo del artista. Entonces cuando nos referimos a lo duracional damos a entender que la manipulación o la metodología se basa principalmente en el eje temporal, que sin lugar a dudas tiene una fuerte implicancia en los otros ejes, por lo tanto, cuando es el organismo quien cruza transversalmente esta dimensión, es quien se encarga de extender y de resignificar progresivamente los objetos utilizados a través del desplazamiento en el mismo espacio, que se va cargando consecutivamente a partir de los movimientos y de la dinámica relacional que aparece a través de la duración temporal de la obra. Por tiempo podemos comprender como la percepción subjetiva de la duración de los fenómenos que están sujetos a mudanzas, por ende, está dentro de una magnitud física perceptual que permite ordenar la secuencia de sucesos, estableciendo conexiones y asociaciones causales o correlacionales de variables que intersectan en el espacio. Ahora la temporalidad de la existencia nos permite cuantificar los fenómenos y distribuirlos en algún orden matemático, pero sin lugar a dudas la temporalidad es más que ello; puesto que es un tiempo orgánico vivencial, sensible, subjetivo e inmaterial, por lo tanto, ambas concepciones temporales facilitan el lugar y construcción del yo psíquico. El yo como cuerpo se configura en la medida que utiliza y se desplaza en movimiento por el espacio y en constante interacción con otros cuerpos, es así que va tomando conciencia de una espacialidad a la que pertenece .El cuerpo será el eje principal de la organización de las experiencias, permitirá dimensionar el espacio y no tan solo a nivel métrico, puesto que el espacio también estará determinado por la vivencia y la vivencia está constituida a la vez por fenómenos sucesivos temporales. En síntesis el yo psíquico y el yo corporal en pseudo dicotomía estarán determinados por el espacio temporalizado. El
artista se situará con la pregunta de ordenar y conformar una composición
espacial y relacional orgánica, que está predeterminada por la concepción
de tiempo a nivel global, pero que la intensifica y realiza un corte transversal
en ese espacio consensual real, para otorgarle a este una resignificación
subjetiva y artística, desplegando allí el cuerpo a través
del movimiento, los objetos a disposición del tiempo y de cómo
acontecerá y percibirá este tiempo y espacio resignificado
a través de la vivencialidad de la performance. Diferenciación
temporal en la performance
El proceso perceptual del tiempo y de los objetos es diferente que en una performance de menos duración, puesto que aparece, como se trabaja en tiempo real, aspectos ideo asociativos más inconscientes que el mismo artista no intuía, esto generalmente acontece en la performance, solo que la metodología duracional existe la expansión de la conciencia temporal y el organismo comienza a desplegar azarosamente la energía, es así que la comprensión de los objetos comienza desde las cualidades reales significadas tal y como están dispuestas allí en el espacio, pero luego las conocerá en profundidad mediante el movimiento facilitado por la decomprensión energética del organismo. El espacio generalmente permite que la conciencia temporal en una obra duracional se haga más profunda, puesto que las modificaciones espaciales mediante el movimiento del cuerpo son más lentas y el organismo comienza a unificar y a integrar los fenómenos que él mismo estaba desplegando, por lo tanto, vemos aquí que el movimiento libre y poco pautado facilita la conciencia temporal y permite generar una recursiva pauta de movimiento, haciéndose más conciente que el tiempo se expande y el organismo se distiende en él, haciéndose uno con el “yo” artista. Diversidad espacial dentro de lo duracional Existen diferentes performances duracionales que podrían estár definidas según las cualidades del espacio donde se acciona y como el organismo presenta o no pautas de movimiento, por lo tanto, establecerá el modo de cómo el sujeto llega a vivenciar su accionar dentro de la dinámica establecida en dicho lugar, por ejemplo, existen performances duracionales que se podrían determinar de la siguiente manera a.Dentro
de un mismo espacio métrico: espacio que presenta características
definidas, con un nivel menor de complejidad dinámica, existiendo
menos variables que podrían interferir. Aparentemente esta metodología
que produce el espacio definido tiene un sentido casi de fenómeno
exploratorio de laboratorio, asociado más a la conciencia y resistencia
física y psíquica, asimismo en ese espacio métrico
puede existir la presencia o ausencia de movimiento orgánico, lo
que determina también diferentes niveles de complejidad y de construcciones
conceptuales y preceptuales de la obra tanto para el artista como
para el espectador.
Esta obra se caracteriza por el sutil e interesante discurso de la permanencia de aquello más íntimo que pese a las vulneraciones existe y permanece ante la imagen de sí mismo y de los otros significativos. Interesante es el proceso perceptivo de Guzmán quien permite conocer en profundidad su experiencia en sus obras duracionales y los procesos internos durante la ejecución de sus obras, tanto a nivel de procesos de pensamiento, emoción y reactividad corporal. b.Espacios
públicos duracionales: por otro lado, existen los trabajos que
se despliegan en espacios públicos
donde existe un recorrido y múltiples variables cotidianas que hacen
que la percepción del espacio y de los objetos pudiera ser sostenida
desde una comprensión e intervención diferente en cuanto a la
lectura del cuerpo físico y social, asimismo acontecerá a
nivel psicológico donde el sujeto pudiera llegar a sentir mayor niveles
de vulnerabilidad en disonancia con la sensación de control al haber
generado él mismo la irrupción y el quiebre en ese espacio determinado,
asumiendo el riesgo y costo de ser el motor de una serie de causalidades que
hacen que la obra alcance magnitudes insospechadas.
En esta obra el artista permanece en la misma posición durante una hora aproximadamente, pese a que acostumbramos a ver obras duracionales que superan las cinco horas, en este trabajo el manejo temporal facilita la comprensión de que el cuerpo está instalado en el espacio y que la vivencia de la temporalidad subjetiva se intensiona y procura lo transversal con el tiempo “objetivo” en ese espacio público.
Los niveles de complejidad de trabajos duracionales en espacios diversos depende de la intencionalidad del artista y de cómo este tensiona o provoca alteraciones en las variables que confluyen en el espacio seleccionado. La Percepción de los artistas en cuanto a la vivencialidad de lo duracional Es de suma importancia considerar el registro subjetivo que tiene el artista de su propia obra, las sensaciones o pensamientos que aparecen permitirán progresivamente que él mismo se permita cuestionar, profundizar y coherenciar su trabajo, por ello se debe establecer la performance como una experiencia de conocimiento la que nos otorga un feedback acerca del funcionamiento de nuestro cuerpo en relación al tiempo y al espacio. Nosotros ideamos la experiencia y sometemos al organismo a dicha vivencialidad, donde no conocemos con anticipación el proceso y resultado (debido a lo irrepetible de la acción considerándolo desde lo radical), por lo tanto, si hacemos de esta metodología duracional un hábito en la acción del arte, puede ser una herramienta importante de autoconocimiento del mundo de los sentidos y a través de estos manejar de modo más eficiente las experiencias lúdicas que nos provocamos a través del tiempo que determinamos. Generalmente cuando algún artista desea ingresar a las metodologías duracionales se plantea la obra como un desafío, muchas veces de un desafío de resistencia física y en otros de una exploración conceptual, dependiendo de como se plantea el cuerpo ante la acción. Tomando en consideración mi experiencia en obras duracionales y la de otros artistas, tomo como análisis descriptivo las performances duracionales donde el cuerpo adquiere crucial protagonismo para la mantención de la obra desde los límites y resistencias tanto físicas como perceptuales.
Primeras horas difíciles, se presentan varios signos de malestar físico, las condiciones ambientales son sensiblemente percibidas por el organismo, ruidos, posición del cuerpo son interpretadas por el sujeto como un displacer orgánico. Deseos de abandonar el trabajo según las condiciones físicas, el artista se cuestiona la duración del trabajo, la resistencia se hace más compleja, pensamiento recurrente de imaginar las horas que deben de faltar para finalizar la obra. Pensamiento azaroso, similar a lo que sucede en las meditaciones donde la mente comienza a divagar de un punto a otro, muchas veces inconexos. Desconexión progresiva de las variables tensionales ambientales, el artista comienza a perder el malestar físico. Ingreso interno del trabajo, la percepción del artista con respecto a los objetos comienza a mudar, los objetos empiezan a ser teñidos según la simbología subjetiva del Performer, se inicia la manipulación los objetos o el propio cuerpo en búsqueda de nuevas lecturas. Unificación entre los
objetos, el cuerpo del artista y los ejes temporo-espacial En este último punto podría existir una paradoja, si es que se precisa por intencionalidad del artista conectarse con la temporalidad y resistir varias horas, se llega a un punto de pérdida de la noción del tiempo, al parecer el performer procura la pérdida de la conciencia del tiempo “Objetivo” y desde allí logra obtener el motor de adentrarse en la obra y vivenciar el tiempo y espacio de forma más psíquica (subjetiva), desvinculándose de los significados consensuados del tiempo -espacio general. Por último, podemos decir que la actitud del artista en cuanto a la experimentación de las performances duracionales es de permanecer por horas o días en una constante reformulación de sí mismo en el tiempo y de enunciar en este proceso la intensificación de sus ideas, es una prueba de resistencia y de búsqueda de una alteración de conciencia y de profundizar existencialmente su sí mismo a través de la acción Mientras escribía este articulo, aparecían en mi cabeza dos grandes mujeres, las que puedo además de considerar grandes artistas tengo el honor de tenerlas en mi vida como grandes amigas. Dedicado
con todo el amor a Sayuri Guzmán-República Dominicana
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