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> 1000 Stencil.
Argentina Graffiti
Guido Indij
La Marca Editora
Buenos Aires, Argentina. 2007


 

STENCIL. (Del lat. Cintilla, chispa, centelleo) m. Técnica de impresión que ha encontrado en la Argentina 2000 (más que en ninguna otra parte) las condiciones óptimas de luz y temperatura para proliferar por las calles como el medio de expresión más propio de artistas urbanos, artesanos y militares.
Herramienta florescente al servicio de múltiples propuestas y mensajes con diferentes objetivos, ha fuerza de expresión el stencil a logrado legitimarse en todo el país, sin por ello legalizarse.
Los stencils re-hacen, re-formulan, re-significan, re-producen, re-contextualizan y re-inventan el rostro de la ciudad, convirtiendo la calle en foco de re-acciones espontáneas.

Esto no es un arte

El stencil no es un arte, es una técnica. Y como tal, herramienta al servicio de múltiples propuestas y mensajes de artesanos, artistas y militantes con distintas propuestas y objetivos. Herencia híbrida de dos tipos de manifestaciones gráficas, el grabado y el graffiti, se liga al primero como prolongación de una de sus formas primitivas, el estarcido (la aplicación de tinta sobre tela o papel a través de una mascarilla y la intención intrínseca de la multiplicación) y al segundo, en tanto el soporte que suele elegirse para su aplicación no es por lo general la tela o el papel sino la pared, el espacio público.

Así, aplicado en ese bastidor urbano que es la calle, con pintura en spray (usualmente aerosol), el stencil graffiti presenta un mensaje que se multiplica en el espacio público. Y un mensaje que se dirige al peatón, al ciudadano, es por lo tanto, un mensaje político. No debe ser casual que otra herramienta ligada al mensaje político antes de las fotocopias y los e-mails haya sido el mimeógrafo (imprenta portátil en la que solían reproducirse panfletos volantes y consignas), cuya parte esencial, el clisé que reproducía el mensaje a imprimirse se llamara también 'stencil' y fuese a su vez la metonimia por la cual otra generación conoció ese aparato.

Si todo stencil es político, al menos en el sentido en el que todo preso lo es, no ha de extrañarnos que el stencil en la Argentina (cuyos remotos orígenes hemos repuesto en otro texto) haya tenido un renacimiento en los extraordinarios momentos en que la política volvía a las calles, en el debut de un siglo en el cual los ciudadanos despertaban de una infame década de egoísmo y sofisticación (en el sentido de engaño, de ilusión) y volvían a participar de los asuntos públicos. Transcurridos unos años desde los hechos que describimos, lamentamos constatar; que la intensidad de la protesta de diciembre del 2001 no se mantuvo en el tiempo y que cierta tranquilidad en las aguas de las economías bastan a los argentinos para que Vuelvan todos'.

Volveré y seré millones

Este libro es una secuela de Hasta la Victoria, Stencil!, no una segunda parte. Y no tiene millones, apenas mil stencils. Tampoco está hecho con el material de descarte de aquel libro que editamos en el 2003 y 2004. Entonces el stencil era una expresión emergente que ahora se ha consolidado y extendido.

En estos tres años de desarrollo, los coolhunters han leído "moda' -y por lo tanto mercado- y en definitiva, la publicidad que todo lo devora, ha jugado su rol (del que también dejamos breve testimonio en las páginas que siguen). Como resulta obvio, no faltaron quienes con pretensión de vanguardia anunciaran la prematura muerte del stencil y horrorizándose con su "venta al status quo", mientras cuestionaban su museificación, discutieran su institucionalización, su embalsamamiento. Voces agoreras que suponen que lo bueno reside en lo original y que lo único bueno es en lo novedoso, anunciaron tempranamente que "el stencil ya fue". Nada puede estar siempre apareciendo, chicos. ¿No habíamos ya aprendido que la fotografía no mató a la pintura, que la radio no mató a los diarios, que la televisión no mató a la radio ni al cine, que internet no matará a los libros...? Los distintos medios vienen para estratificarse y quedarse. Y en ' estos últimos años hemos experimentado (vivido activamente) los fenómenos de legitimación del stencil del que este libro intenta dar cuenta.

El stencil graffiti argentino se ha consolidado y vuelto estigmático. Así como las bombas de las gangs ilustran a Los Ángeles, los tags grafican Nueva,Y0rk, el pixáçao es autóctono de San Pablo, y asociamos el graffiti intelectual al París de hace 40 años, el stencil es la forma de graffiti que internacionalmente se reconoce como propia de Buenos Aires.

En estos tres años, se ha extendido por internet y por el asfalto a otras ciudades de la Argentina. Así que además de las obras que rescatamos de BSASSTNCL, Burzaco Stencil, Vomito Attack, Stencil Land, Run Don't walk, Omar Omar, Dardo Malatesta, Cucusita, Nazza, etc., hemos incluido en este libro stencils de nuevas generaciones de artistas urbanos y activistas que han elegido el lápiz, la plantilla, el cutter y el aerosol como herramientas iniciáticas, no sólo en Buenos Aires sino en las provincias eje Salta, Neuquén, Córdoba, Mendoza, Río Negro, Santa Fe..."

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