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> Murmullos del vacío
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El Departamento de Cultura del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Barcelona (CAATB) organiza su primera muestra del 2007: la instalación “Murmullos del vacío”, de Carmen de la Calzada, una artista que no renuncia a incorporar a la creación conceptual, su experiencia en la arquitectura técnica y el diseño de interiores. Carmen de la Calzada (Barcelona, 1944) mantiene una relación continuada con el Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Barcelona desde las elecciones que hicieron posible la primera junta democrática, a finales de los años sesenta, y muy especialmente desde que ganó, en 1999, el concurso de ideas pluridisciplinario para la realización de un elemento singular, como homenaje a Joan Brossa, en la zona de peatones de la calle Bon Pastor, donde se ubica el edificio sede del CAATB. El resultado de su intervención, Escultura de luz, es, aún hoy, una referencia en el espacio arquitectónico urbano, donde el peatón es más que un simple espectador. La instalación “Murmullos del vacío” se construye y se consigue sobre todo a partir de la suspensión en el espacio de millares de botellas de polietileno, material que permite crear un espacio ligero, translúcido y resistente, con un efecto visual y sonoro que la artista aprovecha completamente. El concepto Percibir el espacio y el sonido, y captar el silencio. El movimiento sensible y sutil de las botellas vacías suspendidas en el techo crea los “Murmullos del vacío”. Introducidos en la instalación, aunque aparentemente a tientas, siempre hay un punto en el que uno llega a conectar “consigo mismo” en todas las direcciones posibles. El espacio
Una vez dentro, decidir si quedarse o no.
El sonido Desde fuera, no se sabe cuál es el sonido que se expande por los altavoces. Desde dentro, es el sonido producido por el caminar mismo, que a veces aumenta dependiendo de si hay una persona o más de una. Con frecuencia se controla el sonido que uno mismo produce pero, en cambio, no el de otros sonidos que son consecuencia de friegue y la onda expansiva que se crea al efectuar un movimiento. Alguien pasará de forma silenciosa; en cambio, otro será ruidoso. Habrá quien esperará que todo se calme para acceder a la instalación; en cambio otros entrarán en grupo, produciendo el consiguiente susurro. El silencio El máximo silencio se produce en el punto en el que uno entra en contacto “consigo mismo”; el punto en el que, mediante unos espejos, se consigue la sensación de que, en el fondo, dentro de un mar de confusiones (simbolizada por las botellas de agua en suspensión) siempre existe un respiro para conectar con uno mismo, cuando la propia vida espontánea, las herencias culturales y el entorno se entrelazan y crean un tejido propio y único, que aunque similar al de otros, está diferenciado. |