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> Manifiesto de los Agentes Artísticos Independientes de Madrid
Madrid,
15 de Mayo de 2007
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Los agentes
culturales abajo firmantes, asociaciones culturales y colectivos especializados
en mediación de arte contemporáneo, de carácter no lucrativo y domiciliados en
la Comunidad Autónoma de Madrid, se reunieron en asamblea el día 7 de mayo de
2007, y tras deliberación decidieron emitir el siguiente manifiesto:
El ayuntamiento y el gobierno autonómico de Madrid han desarrollado en los
últimos años políticas culturales que ignoran el tejido cultural y asociativo de
nuestra ciudad y comunidad.
Estas políticas se caracterizan por la opacidad de los procesos de gestión
cultural y asignación de recursos públicos, y por el carácter exclusivamente
vertical de la toma de decisiones: son los políticos los que idean, diseñan y
proyectan los programas expositivos y demás actos relacionados con el arte
contemporáneo, sin tener en cuenta las posiciones de los diferentes agentes
culturales, o incluso a pesar de su oposición.
En consecuencia se promueven grandes proyectos de presupuesto millonario y
carácter espectacular, como las Noches en Blanco, 1.000.000 de euros, o el
Homenaje a la Movida, más de 3.000.000, e infraestructuras faraónicas, como el
Matadero, 110.000.000 de euros, y otras iniciativas institucionales como la
Fundación Arpegio de la CAM, que nace con 2.500.000 euros para un programa de
ayudas cuyas bases tienen una clara orientación ideológica. Es un sistema donde
artistas y mediadores se ven constreñidos a encajar, mientras la sociedad civil
carece de algo tan elemental como un sistema de apoyo a la creación y producción
artística contemporánea; sistema que ya existe, por ejemplo,
para el cine y el teatro.
Este proceder ha causado y causa un profundo daño a la sociedad madrileña:
impide el desarrollo del tejido asociativo, que es esencial para la salud de la
democracia, frena y reprime la energía creativa de la sociedad, impide también
el crecimiento y la profesionalización del sector cultural, entendido como un
tercer sector de servicio público y ciudadano y priva al conjunto de la sociedad
de la participación y acceso a manifestaciones artísticas diversas tanto en sus
contenidos como en su identidad social y vinculación territorial.
En conclusión, nos encontramos en una situación regresiva: se cierran espacios
alternativos, se cancelan festivales, apenas hay medios impresos independientes,
y toda actividad artística que no tenga un carácter estrictamente comercial
parece estar de sobra en Madrid.
En una conurbación de más de seis millones de habitantes, con el mayor nivel de
renta de España, tenemos el panorama propio de una pequeña ciudad en un país en
vías de desarrollo, o dicho de otro modo, un retraso de más de cincuenta años.
Sin embargo en Madrid existe un tejido asociativo de larga tradición, con
gestores que han hecho su trabajo en las condiciones más adversas, soportando
intermitencias, quiebras y carencias de todo tipo, y que vienen reclamando un
cambio profundo en las políticas de apoyo y promoción del arte contemporáneo
desde hace más de una década.
Se trata de colectivos y asociaciones culturales que gestionan espacios,
festivales y publicaciones, o que trabajan puntualmente en proyectos
expositivos. Son iniciativas sin ánimo de lucro, pero generan riqueza y
conocimiento. Pueden gestionar los recursos mejor que las instituciones
públicas, trabajan en la proximidad al ciudadano y forman una parte esencial del
sistema artístico de cualquier país. Sin ellas no existe un tejido cultural y
artístico vivo, abierto y en constante evolución.
La precariedad e incertidumbre en que trabajan las asociaciones y colectivos que
conforman el tejido cultural de Madrid es una vergüenza y es ya insoportable.
Más teniendo en cuenta la larga trayectoria de muchos de ellos, en ocasiones
superior a los 10 años, y su proyección local, nacional e internacional.
Es incomprensible que al día de hoy todo el apoyo a la creación artística en
Madrid se resuma en un premio anual para artistas que otorga la Consejería de
Cultura de la Comunidad, y el programa general de Intermediae, por parte del
Ayuntamiento. Ambos de carácter meramente simbólico, insuficientes y mal
estructurados.
De los 18.169.000.000 euros del presupuesto general la Comunidad de Madrid en
2007 la Consejería de Cultura y Deportes dispuso del 1,84 %, 335.000.000 euros,
de los cuales 188.000.000 fueron para Cultura y Patrimonio Histórico. La
cantidad que ha destinado este año a fomentar la creación artística suma 92.000
euros. El ayuntamiento por su parte este año va a gastar en total 4.814.840.000
euros, de los cuales el área de gobierno de las Artes del Ayuntamiento se lleva
146.440.000, aunque el total gastado en cultura asciende a 202.210.000 euros, un
4,19 % del total. Lo aportado al fomento de la creación artística sumó 300.000
euros, pero con la salvedad de que parte de estas ayudas ha sido destinada a
proyectos que se realizan en el marco del programa municipal Intermediae.
En resumen, Comunidad y Ayuntamiento gastan en cultura 537.210.000 euros al año.
Mucho dinero.
Pero las convocatorias abiertas a la ciudadanía, las que permiten a los
diferentes agentes de la creación artística contemporánea aplicar para obtener
recursos públicos, suman en total de 392.000 euros, el 0,07 del total. El resto
va a dedo; sobran comentarios.
Lo que reclamamos es connatural a la democracia y ya está escrito en nuestras
leyes, entre ellas la de administraciones públicas, que previene el uso
arbitrario del dinero público. No exigimos otra cosa que la participación de los
ciudadanos en la construcción de la sociedad y la justa redistribución de la
riqueza, dentro de la cual están también el capital cultural y el acceso al
conocimiento.
El Gobierno autónomo y el Ayuntamiento de Madrid deben reconocer que la cultura
es un derecho y cumplir con su deber, que es garantizarlo y facilitar las
condiciones para que los agentes culturales desarrollen su trabajo.
Madrid necesita con urgencia un sistema de apoyo a la creación artística similar
a los que existen en los países de nuestro entorno. Un sistema de apoyo
articulado, que diferencie entre artistas y mediadores no empresariales, y que
ofrezca a los primeros ayudas a la producción de obra, becas anuales y trienales
y talleres subvencionados. Y a los segundos un plan de choque en
infraestructuras, apoyos a proyectos, apoyos anuales y trienales, tanto para
producción como para gastos fijos, y difusión de sus actividades.
Si en la pasada legislatura entre ambas administraciones hubieran destinado
solamente 1.000.000 de euros anuales al apoyo a la creación, el 0,18 % del gasto
en cultura, con los criterios y mecanismos de participación que proponemos,
Madrid sería ya un lugar de referencia en el arte español. En realidad deberían
destinar el 1 % anual, 5.372.100 euros, que no suponen más que el 0,02 % de los
presupuestos generales. Sólo así habría cultura en Madrid, porque la creación
surge de la base de la sociedad, no de los despachos de los políticos. Y con la
cultura, aunque esto debería saberse ya, vienen el desarrollo personal para los
ciudadanos, la reflexión y pensamiento crítico sobre las transformaciones
colectivas, el fortalecimiento del asociacionismo y la participación ciudadana
en la producción cultural, con la consiguiente mejora de la gobernabilidad, etc.
etc. etc. Y finalmente los artistas y mediadores ya no nos veríamos obligados a
emigrar, como es tradición en el arte español, o a soportar las diferentes
formas de exilio interior en que se han asfixiado tantas carreras y talentos.
Desde este manifiesto los agentes de la creación de base del arte de Madrid,
organizados en colectivos y asociaciones, queremos poner en conocimiento de los
candidatos a la alcaldía de Madrid y presidencia de la CAM cuáles son los
problemas reales del arte en nuestra ciudad y comunidad, y convocamos a sus
portavoces de cultura a una reunión urgente, donde se establezcan las bases de
una nueva política cultural más constructiva y participativa, y más conforme con
las demandas y requerimientos de nuestro tiempo.
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