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> Pisos. Construcciones |
Fundación Norte y la Casa de la Mujer presentan la video instalación de Paco Algaba. Con esta exposición la Casa de la Mujer (Ayuntamiento de Zaragoza. Acción Social y Mayor) inicia la temporada 2007- 2008 y Fundación Norte sigue apoyando proyectos que invitan a reflexionar sobre los conceptos y valores que mueven nuestra sociedad. Pisos. Construcciones
poéticas de Paco Algaba En esta exposición nos encontramos
por un lado, con siete visones compartimentadas en tres momentos. Son
imágenes que no sólo retratan la realidad, sino que nos llevan a borrar,
a elidir el contenido real de las mismas y entresacar su lirismo y
fuerza plástica. Nos invitan a adentrarnos en el mundo de las ideas,
de las dicotomías privado – público, persona - mundo, interior - exterior,
reclusión - libertad, etc., y en la dimensión de estos conceptos duales,
incluso en el diálogo entre la persona y el espacio, el espectador
y el autor. La segunda parte de la exposición
entra dentro del lenguaje de la instalación. En una sala con planta
en el suelo, a escala uno a uno, que invita al espectador a pensar
sobre el concepto de reclusión habitual en una estancia, con un televisor,
que podría ser la metáfora de una ventana abierta al otro espacio humano,
el exterior, pero que no deja de ser un aparato eléctrico dentro de
la estancia. En definitiva, estamos ante
una obra artística con cierta mirada crítica y una preocupación por
entender y plasmar el espacio que nos rodea, interés y observación
de nuestro mundo. Narrativa y poesía, contemplación del tiempo, del
espacio, de la atmósfera, dignificación de la estancia, y por último,
profundo análisis del individuo y valoración de la preferencia vital.
Esta exposición, Pisos, supone un afianzamiento de su escritura fílmica en torno a una temática en principio considerablemente prosaica. No deja de ser esta temática moneda común en los discursos políticos y sociales que alimentan los medios de comunicación. Con todo, esta obra consigue desembarazarse de esa contaminación para construir una mirada en la que autor y espectador se encuentran. Ese encuentro se sostiene en torno a la experiencia del habitar. Y ahí es donde la distancia adecuada de la cámara, es decir de su mirada, posibilita tanto la reflexión –en sentido literal pues algo de la condición de espejo consiguen desplegar esos trípticos- como la construcción de un universo diegético vinculado a los espacios y personas que comparecen. Forma parte de la exposición una pieza que resulta novedosa en el trayecto de Paco Algaba. Es la del plano del minipiso con televisor. El piso es el plano, el mapa, la representación a escala 1:1 donde lo real emerge no tanto a través del paisaje como sí por la presencia de ese electrodoméstico en el que la programación se sostiene a partir de la mirada de los que allí pudieran llegar a habitar. A la vez, Paco hace de la metáfora de ventana que se suele aplicar al aparato de televisión una propuesta literal, al abrir en el piso una ventana electrónica. La operación no resultará inocente para el visitante del piso pues esa operación subraya cierta condición claustrofóbica del espacio que la ventana, al fin y al cabo una forma de administrar la mirada, tiende a aliviar. Por tanto esta pieza, que tiene un carácter bastante autónomo respecto al resto de la exposición, asume planteamientos que la acercan al conceptual. Y también esta pieza establece un curioso diálogo -entre el mirar y el ser mirado y entre el plano, por tanto un proyecto, y los edificios ya construidos y en uso- con los siete trípticos grabados en pisos reales y habitados, es decir ya impregnados por la vida, el tiempo, las costumbres y los gustos de sus habitantes. Así el conjunto de la exposición
adquiere el valor de un texto rico en matices y sugerencias conceptuales
pero también en propuestas narrativas y plásticas. La experiencia por
tanto resulta difícilmente reductible a la univocidad, pues lo que
circula dentro y a partir del texto es la polisemia. Si el visitante
puede leer ese texto es porque el autor está haciendo a su vez una
lectura organizada en tres partes, tres espacios: espacios vacíos,
espacios con personas –que no personajes- y las fachadas. Y ahí pone
en circulación la dialéctica interior/ exterior, campo vacío/ campo
con figuras en una combinatoria no tan sencilla. |