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Archivo F.X.: La ciudad vacía. Comunidad
Del 27
de enero al 16 de abril del 2006
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Comunidad es
el nombre con que se presenta el conjunto de trabajos que el Archivo
F.X. ha realizado para La ciudad vacía. En una
puesta en escena que es a la vez teatro y gesto, se ponen en juego
construcciones visuales de todo tipo -imágenes, pasatiempos, organizaciones,
acciones, participaciones, ruidos, lenguaje- que gestionan una manera
distinta de enunciar el discurso en el que los valores gestuales del
teatro restan a los trabajos valor de exposición.
El teatro es,
en este sentido, un útil con el que presentar los trabajos a modo de “composición
de lugar”, haciendo las veces coreográficas de un teatro mental. Se trataba
de poner en escena un archivo y sus funciones con respecto a la construcción
de la ciudad. Una imaginería tópica nos remite a estas escenografías,
desde la vieja emblemática hasta la escena que cierra el Ciudadano
Kane de Orson Welles, por ejemplo, el archivo “se hace” una ciudad.
Un teatro y su doble, dando a la conjunción “y” los mismos valores de
demolición, de vaciamiento, que les consignó Antonin Artaud: “un instrumento
que no separa sino que obliga al teatro a doblarse sobre la realidad.” Para
el Archivo F.X. este espacio de presentación de los trabajos aparece
como lugar de lugares en esta misma forma de doblarse sobre lo real,
pero también de doblegarse ante ello puesto que dotar a cada pieza con
el valor de una herramienta es también fruto de ese intento de restar
valor de exposición a cada uno de los trabajos.
Así, la afirmación “esto
no es una exposición” puede inscribirse como frontispicio en la puerta
de entrada de la sala, y no es que se trate de un laboratorio, ni de
un work in progress, ni de un trabajo en construcción
sino que es la naturaleza propia de este trabajo la que exige entrecomillar
el espacio tradicional de exposición del que hace uso. Aunque el espacio
se construye con los materiales que se exponen estos no apuntan hacia
la obra acabada, no tienen en ese monumento su finalidad, sino más bien
tienden a dibujar operaciones de intermediación, más bien hacen de cada
cosa un medio. El recurso teatral funciona así como muro de contención
evitándonos la colonización de espacios de la realidad que la violencia
estética acaba convirtiendo en capital.
Toda la exposición
es portátil, cabe en un libro, y esta disposición trabaja también en
la dirección de restar valor de exposición a las cosas. La construcción,
el andamiaje de toda la ciudad funciona a la contra de un teatro de la
memoria, así lo que pone en juego es más bien un “arte del olvido” frente
a una totalizadora ars mnemónica, con el mismo sentido
crítico que quería darle Michel Foucault a la tecnología del archivo.
Etimológicamente,
de una forma evidente, los espectadores de esta exposición hacen Comunidad
en el sentido de que reciben una misma comunicación. Subrayar en el montaje
el carácter polifónico de esta es también parte del trabajo del Archivo
F.X. Los visitantes como habitantes de la comunidad son por un momento
más actores que espectadores. Bien que la exposición pública de todos
estos trabajos no persigue más que invitar a los visitantes, a los espectadores,
a estos actores a que sumen sus expectativas, sus actitudes, sus gestos
a la gran máquina de trabajo del Archivo F.X. Como verdaderos ayudantes,
los visitantes actores espectadores de la exposición deben encontrar
su “Mac Guffin” con el que hacer recorrido, dejar rastro, dibujar el
suelo y el aire de la instalación. Convoquemos pues en este escrito a
estos ayudantes para que nos sirvan de guía en esta exposición, actores
con los que atravesar este escenario.
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