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> Bienal de Valencia |
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Bienal de Valencia 2001 Las pasiones Junio 2001
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La Bienal de Valencia tuvo un ‘bautismo' multitudinario. Un total de 227.831 visitantes arroparon la primera edición de este acontecimiento, que nació con la vocación de transformar a la ciudad en un foco cultural a nivel mundial. El evento pretendía que Valencia superara viejos complejos provincianos y se convirtiera en un enclave donde confluyeran todas las artes. Esta primera Bienal estuvo dedicada al tema de Las Pasiones y abordó los vicios y las virtudes del comportamiento humano. Se inauguró el 10 de junio de 2001 en L'Hemisfèric de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, con un concierto de Carles Santos y un espectáculo de La Fura dels Baus. Más de 230 participantes, entre artistas, arquitectos, diseñadores, estilistas, músicos, fotógrafos, directores de cine y teatro, actores, bailarines, publicitarios, críticos, escritores y poetas de todo el mundo, presentaron sus creaciones, realizadas en muchos casos, expresamente, para este evento, particularidad de la Bienal de Valencia que no sucede en otras bienales. Las propuestas artísticas fueron expuestas en seis escenarios distintos de la ciudad: el Convento del Carmen, el Almudín, la Gallera, el monasterio de San Miguel de los Reyes, las Reales Atarazanas y el IVAM. También se celebraron eventos y ‘performances' en otros puntos de la urbe como el Hemisfèric de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, la Plaza de la Virgen, el Tinglado número 2 del Puerto, el Jardín Botánico y La Nave del Puerto de Sagunto. En el campo cultural, la Bienal pretendía contagiar a Valencia la energía de los “nuevos talentos” más significativos y contemporáneos en una muestra internacional que se interroga sobre las posibilidades de la comunicación creativa entre arte, arquitectura, diseño, cine, teatro, televisión, fotografía, danza, moda y publicidad. También trató de presentar ideas, temas, imágenes, investigaciones y proyectos elaborados por los mayores exponentes de la cultura creativa internacional, innovadores tanto por la forma como por el contenido, capaces de transmitir esa idea de interdisciplinariedad, considerada ésta como el producto quizá más significativo del momento que estamos viviendo. En el plano estratégico, el objetivo era organizar una operación cultural inédita y provocadora tanto por el tema como por el cauce experimental elegido, de carácter abierto y de representación espectacular. Se trató de un proyecto internacional de alto nivel por los artistas y los interlocutores que atrajo, pero también de gran popularidad al tratarse de una manifestación centrada en el mundo de la comunicación. Con respecto al marketing, el acontecimiento se creó para intentar transmitir en todo el mundo una nueva, más ambiciosa e importante imagen de Valencia: la de capital de las expresiones en la era de la comunicación y de la información, dueña de su carácter fértil y contradictorio. Estos objetivos fueron alcanzados plenamente. Las muestras y diversos eventos espectaculares de la primera Bienal de Valencia y el interés suscitado en todo el mundo a través de los medios de comunicación, ofrecieron una representación coherente de todo esto al más alto nivel. En su primera edición, la Bienal de Valencia consiguió afianzarse internacionalmente por la novedad y originalidad de su forma, creándose su propio lugar y atrayendo las atención en el panorama de las manifestaciones mundiales de la cultura contemporánea. De este modo, la Bienal se introdujo desde el principio en el grand tour europeo de las citas culturales importantes y fue, sin ninguna duda, la manifestación internacional de arte de la que más se habló en 2001. Desde su primera edición la Bienal ha cuidado un proceso positivo de estimulación del tejido creativo de la ciudad y de sus derivados culturales, profesionales y comerciales. Como también ha evidenciado el momento importante de la estrategia de marketing cultural en el que se encuentra la ciudad, capaz de contribuir a un relanzamiento de la imagen al interior del país y en el ámbito europeo e internacional.
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Bienal 2003 La ciudad ideal Director: Luigi Settembrini Del 8 de junio al 5 de octubre del 2003 |
La II Bienal de Valencia vino a confirmar el rotundo éxito de la anterior –Bienal 2001– al lograr el doble objetivo de dar a la ciudad y a la Comunidad Valenciana un impulso internacional que las situó en una posición privilegiada en el panorama cultural internacional como nombres de referencia en todos los ámbitos artísticos a nivel mundial. No en vano, los más de 725.000 visitantes –el triple de la primera edición– que atrajeron sus seis escenarios expositores, consolidaron a la II Bienal como el principal acontecimiento cultural de la Comunidad. A lo largo de cuatro meses, entre el 8 de junio y el 5 de octubre de 2003, la Bienal reunió en Valencia a 150 de los más prestigiosos creadores y artistas contemporáneos internacionales. Entre ellos sobresalieron figuras de la talla de Sebastiáo Salgado, William Alsop, Bruce Mc Lean, Lórand Hegyi, Francisco Jarauta, Jean Louis Maubant, Vicente Guallart, Rafa Sierra, Mike Figgis, Irene Papas, Carles Santos, Bigas Luna, Alicia Alonso y Peter Brook. El director de la Bienal, Luigi Settembrini, y su equipo de comisarios consiguieron transformar a Valencia en “La Ciudad Ideal”, el título de esta segunda edición que sirvió como hilo conductor para hacer un recorrido por los grandes temas universales: la convivencia, la soledad, la solidaridad, el amor o la muerte. La utilización de los nuevos soportes artísticos y lenguajes tecnológicos, la fotografía, el vídeo, el cine, las instalaciones y las maquetas arquitectónicas lograron que los espectadores, en su deambular por la ciudad, percibieran un ritmo artístico dramático, fluido y fascinante. Fiel al objetivo de la Bienal de convertirse en un laboratorio, un espacio abierto a los artistas y a todos los lenguajes creativos de la cultura contemporánea, la segunda edición se erigió como un observatorio sobre la comunicación entre las artes a través de los principales lenguajes creativos de la cultura contemporánea. Así, la Bienal se interrogó sobre el poder y la potencialidad de “La Ciudad Ideal” con el espíritu utópico, casi idealista, que nutre al hecho artístico. Se trataba de responder a una cuestión sencilla: ¿Cómo debe ser la ciudad ideal y cómo deben integrarse en ella sus habitantes? Con unas creaciones de lo más variopinto, que abarcaron desde montajes, exposiciones, cine, teatro, danza, música, artes plásticas hasta arquitectura, fue una cita cultural “polifónica y transversal”, en palabras de Settembrini. Estas obras, realizadas exclusivamente para el evento, ocuparon toda la urbe, con escenarios tan heterogéneos como el Convento del Carmen, las Atarazanas, pasando por el aeropuerto, la Estación del Norte, los andenes del metro, el monasterio de San Miguel de los Reyes, museos, edificios señoriales, plazas, parques y solares inhóspitos. Esta segunda edición se articuló en torno a cinco exposiciones, un proyecto social y dos proyectos comunicativos. Las obras expuestas en ‘Solares' fueron visitadas por 316.000 personas y ‘El almacén del adecuado comportamiento', ideado por Alsop y McLean en el Convento del Carmen, por 93.000. El resto de las exposiciones contaron con una afluencia de público que osciló entre los 10.000 y 20.000 asistentes. Además, durante estos cuatro meses se celebraron cinco espectáculos teatrales que formalmente no eran parte de la Bienal, pero que se vincularon al evento para aumentar la repercusión internacional de la Bienal. El espectáculo de mayor éxito fue ‘Las Comedias Bárbaras', dirigido por Bigas Luna, con una puesta en escena grandiosa y una gran repercusión informativa. |
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Bienal 2005 |
Es preciso recordar que la ONU proclamó en el año 2000, dos objetivos fundamentales para mejorar la cuestión del agua en el planeta, considerado como uno de los problemas más acuciantes de gran parte de la población mundial. Dichos objetivos pretenden reducir a la mitad, en el año 2015, el número de personas que aún no tienen un aceptable acceso al agua potable, así como la proporción de individuos insuficientemente alimentados debido a la escasez en el abastecimiento del agua. La Bienal de Valencia de 2005 pretende, a través de la obra de reconocidos artistas, y mediante la reflexión de los intelectuales, estudiosos y estudiantes, subrayar la enorme importancia del conocimiento y de la toma de conciencia de cada cual frente al que se plantea como uno de los problemas más complejos e importantes del planeta. La Bienal quiere mantener alto el nivel de atención de la sociedad en torno al agua como fuente de vida, a través del impacto del arte y de todos los otros lenguajes creativos de la contemporaneidad, y que ello facilite extraer conclusiones sobre esta trascendental cuestión. La Bienal de Valencia de 2005 abordará el tema del agua mediante diversos y complementarios recursos: una instalación, una performance, una escultura, un cuadro, una fotografía, promoviendo vida, energía, información, interés, curiosidad, diversión, pero todo ello se revelaría insuficiente si la Bienal no fuese capaz de transmitir, con la fundamental ayuda de los medios de comunicación, algo tan básico como que construir un pozo en África cuesta 2.000 Euros y permite cambiar, para mejorar, la vida de las 300 personas promedio que habitan en una Aldea. También ésta es la misión intelectual y política de un gran laboratorio dedicado a la cultura de nuestro momento. El Agua es un argumento universal que ha sido afrontado a través de eventos que implican -como ya es característico de nuestra manifestación- a grandes artistas y talentos de los diversos lenguajes creativos de la contemporaneidad. El agua es un tema universal y ecuménico. Por el respeto que merece su dimensión y los aspectos diversos de los que se compone, hemos pensado en una reflexión proyectual inédita y multilateral. El agua es el fundamento indispensable de la vida (es l'arché , como decía Tales de Mileto). El agua constituye la metáfora de la existencia, de su eterno transcurrir, de su carácter inaprensible, del cambio continuo que se manifiesta en las personas y entre las personas, en las relaciones mutantes entre los objetos, las sensaciones y las ideas de la sociedad del presente, del pasado y del futuro. Considerado como un medio de comunicación, el agua tiene el potencial de acercar o alejar a los hombres, a los pueblos y a las culturas, de poder ser al mismo tiempo motivo de armonía o de conflicto. Al igual que las señales en los flujos de la comunicación, el agua atraviesa, inunda y se retira, ralentiza o acelera su curso, cambia de masa y de presión. Como la comunicación, el agua apela a los cinco sentidos del ser humano -vista, tacto, gusto, olfato y oído-. El agua ha configurado y determinado, desde siempre, el paisaje y la cultura de los distintos pueblos, pero también la personalidad de sus habitantes y sus esperanzas en un futuro mejor.
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