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SERIES MILITARES.

ALEKSANDR SOKUROV EN LA
COLECCIÓN MACBA
FEB. 2012 - MAYO 2012
Museu d'Art Contempporani de Barcelona

http://www.macba.cat/es

 

> Artículo Sokurov: historia e imaginación, ANGELA MOLINA 12 JUL 2003, El País

+ info consultar artículoSokurov, una lenta caída, por ängela Molina, El País, Babelia, 31.03.12

> Artículo Guerra y paz de Aleksandr Sokurov, ROBERTA BOSCO Barcelona 9 FEB 2012 - , El País

 

 

 

 

La última edición del Festival Internacional de Cine de Venecia concedió a Aleksandr Sokurov la máxima distinción. El cineasta ruso fue galardonado con el León de Oro por su película Fausto (2011). Con este largometraje Sokurov completaba una tetralogía sobre el poder. En las entregas previas había abordado figuras como Hitler, Lenin y Hirohito, iconos de un autoritarismo ensimismado. La controversia generada entre la crítica de cine a raíz de este premio reveló una vez más el carácter polémico de su obra. Acusado de practicar un cine indulgente desde el punto de vista estético, sus fans lo han considerado artífice de una obra imprescindible para entender la complejidad que encierra la historia de la Rusia postsoviética. Aclamado unánimemente por El arca rusa (2002), una proeza fílmica que despliega sin interrupción y a través de las salas del Ermitage un plano secuencia de 87 minutos, la filmografía de Sokurov se ha distinguido por mantener una productiva relación con la tradición de la pintura europea.

 

   
   
Fotografia realitzada durant la roda de premsa de "Sèries militars. Aleksandr Sokurov a la Col·lecció MACBA" i "Lejos de los árboles. Jacinto Esteva a la Col·lecció MACBA". Foto: Gemma Planell / MACBA
Fotografia realitzada durant la roda de premsa de "Sèries militars. Aleksandr Sokurov a la Col·lecció MACBA" i "Lejos de los árboles. Jacinto Esteva a la Col·lecció MACBA". Foto: Gemma Planell / MACBA

 

·Voces espirituales. De los diarios de guerra.

·Confesión. Del diario del comandante.

·Sueño del soldado

15 DIC. 2011 - 01 ENE. 1970 BNV PRODUCCIONES, Sevilla

El mundo militar en la antigua URSS es uno de los temas que interesan a Sokurov, tanto por su dimensión biográfica (el director pasó su infancia siguiendo los destinos de su padre, un soldado del ejército soviético) como por el hecho de haber sido una de las instituciones centrales que durante décadas marcaron buena parte de la población rusa. Voces espirituales. De los diarios de guerra, Confesión. Del diario del comandante y Sueño del soldado son tres de las obras del cineasta que giran en torno a la vida militar. Si la primera es una película de larga duración proyectada en varios festivales de cine independiente y en instituciones de arte contemporáneo, las otras dos son prácticamente desconocidas.

En 1994 Aleksandr Sokurov acompañó a las tropas rusas a un puesto fronterizo entre Tayikistán y Afganistán. El resultado fue Voces espirituales. De los diarios de guerra, una meditación fílmica de más de cinco horas sobre la guerra y el espíritu del ejército ruso. Estructurado en cinco partes o episodios (de 38, 33, 87, 77 y 92 minutos respectivamente), este diario filmado en el campo de batalla es atemporal y elegíaco. Si en él la fotografía del paisaje tiene un protagonismo destacado, también la música (con temas clásicos de Mozart, Messiaen o Beethoven) y el sonido resultan especialmente significativos. Aunque la traducción de los diálogos (la versión original rusa ha sido subtitulada en cinco lenguas) pierde los giros semánticos y gramaticales de la jerga de los soldados, los sonidos de animales, suspiros y otros elementos sonoros se combinan con nieblas y efectos visuales que dan al relato un aire de fantasmagoría. Voces espirituales. De los diarios de guerra aglutina todos los elementos del cine de Sokurov: las tomas largas, los elaborados métodos de filmación y procesamiento de la imagen, la combinación de documental y ficción, la importancia del paisaje y el profundo sentido metafísico de un autor que aporta trascendencia a los gestos cotidianos.

La primera parte explica la muerte de Mozart, con música de este compositor, e incluye la lectura de una carta del músico a un amigo, en la que Mozart reconstruye las últimas cinco horas y media junto a su madre antes de que ella muriera. Cinco horas y media es lo que dura Voces espirituales. En lo que queda del film, no se hacen más referencias a Mozart. En la segunda parte se explica el viaje desde Rusia hasta el puesto de vigilancia número 11 de la frontera entre Tayikistán y Afganistán. El miedo está siempre presente en los rostros de los jóvenes soldados. Sokurov captura su esfuerzo físico y su desolación mental, y también sus rituales diarios como las comidas, el momento de compartir tabaco, de escribir cartas o la limpieza. Los diálogos no tienen principio ni fin; Sokurov invalida la estructura narrativa convencional. El último capítulo, el más largo de la obra, celebra la llegada del año nuevo de 1995. Pero la alegría es momentánea. Al día siguiente todo sigue igual: la espera en un puesto fronterizo, el temor y la desolación.

En Confesión. Del diario del comandante Sokurov muestra a los oficiales de la marina rusa, la falta de libertad y la monotonía de su rutina diaria. El diálogo permite seguir las reflexiones de un capitán de barco (basado en un personaje real, Serguei Bakai). Sokurov y su equipo se embarcaron con una patrulla naval hacia Kuvshinka, una base naval en la región de Múrmansk, en el mar de Bárents. Encerrados en el reducido espacio de un barco anclado en las aguas del Ártico, filmaron las acciones rutinarias de los marineros. La película se rodó en 1998 con la idea de que se emitiera en televisión. Aunque se estructuraba en cinco partes de 52 minutos cada una, Sokurov redujo posteriormente la duración de cada capítulo a 42, 45, 41, 39 y 43 minutos respectivamente.

Sueño del soldado es otra de las películas de temática militar de este cineasta. No contiene diálogos. De hecho, corresponde a una de las escenas de la tercera parte del film Voces espirituales. Sueño del soldado se proyectó en el Oberhausen Film Festival de Alemania en 1995, cuando Voces espirituales estaba todavía en proceso de edición y como homenaje de Sokurov al crítico de arte e historiador Hans Schlegel por su apoyo a los cineastas de Europa del Este.