La
Estación Retiro es un espacio que mucha gente transita todos los días, para
venir y regresar de sus hogares; los opuestos de la arquitectura férrea del
lugar y la flexibilidad del plástico transparente propuesto, permite
sospechar una realidad más amplia: las cosas se pueden reinterpretar. Uno
mismo, el yo, puede hacerlo, en esos tiempos muertos de la espera, el
horario, el tiempo puede ser menos importante. Con esta experiencia de
colocación de objetos propios, este “no lugar” es transformado por
un período de tiempo en algo familiar, reconocible.
Un espacio
antes pasivo, se convierte en activo. El pasajero ahora es constructor de
una realidad intensificada.
Trabajar en
el sitio, invitando a los pasajeros a que traigan sus objetos personales
para colgar en los tendales, cintas de casettes, ropas en desuso, botellas
de plástico, libros, banderines de colores, cadenas de luces.
Aportes
espontáneos de los usuarios en una construcción colectiva que transforma
un lugar de paso en algo familiar al reencontrarse con objetos propios.
El plástico
cortado a mano y anudado a lo largo del tendal se mueve reflejando los
distintos puntos de luz del ambiente y su sonido al moverse recuerda al
mar, sonido y brillo del agua como factor común a todos los objetos
aportados.
Se necesita, cuerdas de
acero para la construcción de los tendales, piezas o rollos de plástico
transparente, de lienzo, bombillas eléctricas, luces navideñas, folleto
explicativo para entregar a los pasajeros, señalética, carteles de
explicación sobre la obra colectiva, promotores .
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