Después de la Primera Guerra Mundial,
Halbwachs creó la “Teoría Sociológica de la Memoria”. Para él, la
memoria colectiva era una poderosa herramienta de creación de los lazos
sociales y una activadora de los sentimientos de pertenencia al grupo.
Sesenta años después,
Pierre Nora, nos hablaba de la razón fundamental de un lugar de la
memoria, que podía ser simbólico, material o funcional. Su misión es
parar el tiempo, bloquear el trabajo del olvido, fijar un estado de
cosas, inmortalizar la muerte, materializar lo inmaterial para encerrar
el máximo de sentido en un mínimo de signos. Los lugares de la memoria
son huellas, nacen y viven del sentimiento de que no hay memoria
espontánea, que hay que crear archivos, que hay que mantener los
aniversarios, porque sin vigilancia conmemorativa, la historia los
borraría rápidamente.
En este sentido,
Escombros (artistas de lo que queda) son responsables de la creación de
“objetos de la memoria" que surgen a partir de una interpretación de la
memoria colectiva y la necesidad de dejar testimonio. Sus obras son
verdaderos “lugares” que preservan la memoria.
Este grupo de artistas,
que decidió crear colectivamente, tiene una particular mirada sobre el
individuo. Renuncian a la creación y al reconocimiento personal y
priorizan el valor de una idea o acción. Matan al individualismo, sin
embargo, no apelan a las masas, desean una intervención que llegue al
centro neurálgico de cada persona, se trata de una apelación a lo más
íntimo de cada individuo. No se trata de obras que se “completan” con la
contemplación del público, se trata de intervenciones que no están
terminadas sin la participación de quien la observa.
Las obras de Escombros
son ideas fuertes, contundentes y poseen la sutil belleza de una
bofetada bien dada. Llevan la creatividad a un punto en donde lo
complejo parece simple y es traducido a un idioma entendido por todos.
Son básicamente creadores de discurso, una especie de diario de lo que
no sale siempre en las noticias. Son cruel denuncia de la realidad
social y política de nuestro país. Sin medias tintas, utilizan la
estética de lo directo y la creación artística como respuesta y
devolución de lo que representa ser testigo de esta época. Y lo hacen
sin anestesia porque los temas que ellos abordan duelen de verdad y no
tienen la menor intención de hacerlos mas digeribles o políticamente
correctos. Ellos no son los que incomodan, sino la desigualdad, la
corrupción y la falta de justicia, que tampoco llegan con anestesia
Realizar una muestra del
Grupo Escombros en el Espacio de Arte AMIA es potenciar contenido y
continente de tal forma que toda explicación caería en la reiteración de
lo obvio. Los principales elementos de esta propuesta son piedras y
lágrimas. Lágrimas que se convierten en reclamo de justicia y piedras
que se ofrenden como recordación por quienes ya no están pero que con
sus vidas marcaron las nuestras.
También aquí la
participación del público es fundamental, por eso, quisimos generar
propuestas que permitan seguir desarrollando la memoria como un proceso
de testimonio colectivo y de creación permanente. |