| >Descalzos Texto: Caroline Craveiro Fotos: Marcelo Terça-Nada!
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Teniendo
como tema La Escultura y el Pasante y considerando el acto de que
la personalidad de cada ciudad es adquirida a través de las personas
que en ella habitan y del modo como estas personas vivencian lo
cotidiano de sus esquinas, plazas, viaductos, calles y edificios,
podemos buscar en la ciudad los símbolos que pueblan lo imaginario
de sus ciudadanos, así como buscar en los ciudadanos estos símbolos
- referencias de su tiempo, de su lugar, de su vida. La obra "Descalços" comparte
de esta busca, una vez que traduce el cotidiano de los pasaje,
de las travesías, de los transeúntes... "Descalços" fue
uno de los tres proyectos seleccionados para la fase final del
concurso de arte público "A
Escultura e o passante".
Estuvo instalado entre los días 15 e 30 de Mayo de 2000 en el separador
central de
la Av. Álvares Cabral en frente a la
calle Matias Cardoso - Praça da Assembléia, en Belo Horizonte,
MG - Brasil. Este
site en Internet fue hecho para compartir las propuestas, experiencias
y preguntas del proyecto. Equipo:
Caroline Craveiro (geógrafa), Ângela Cristina Marques (periodista),
Marcelo Terça-Nada! (artista plástico), Ricardo Sousa (artista
plástico, cineasta), Daniel Poeira (artista plástico, cineasta),
Mário Emmanuel (geógrafo), José Adélio (artista plástico). Agradecimientos:
Fabrício Fernandino, Liliza Mendes, Seu Marcos e Ênio (da Fundição
do Russo), Tarcísio, Cléber Falieri, Lísia Maria, Ana Vladia
e Paulinho Marques (da Fundição Artística Paulo Marques), Alexandre
(da Casa da Resina), Lícia Cléa Veiga, Mariana Prandini, Augusto
Freitas e a todos os amigos que doaram sapatos para o projeto. Todo el proceso de creación en el site: http://passantes.vilabol.uol.com.br/
Los
Zapatos tienen un porqué ... otros, se desvían por el camino...
sea paseando, marchando, corriendo o casi fluctuando, son formas
pasajeras que imprimen en el espacio algún sentido... Están
los zapatos a simbolizar estos transeúntes ... Son los hombres,
mujeres y niños; aquel que está a la deriva; el perdido en la
multitud; el flâneur ...
Los zapatos de "Descalços" podrían ser aquellos que saltan dentro de poemas de Baudelaire... tropezando en palabras como en los andenes... como también los zapatos olvidados por las Cenicientas que, sin hora marcada, fueron también olvidadas por las esquinas.
Aquel que pasa imprime su marca en el espacio
de recorrido, de tránsito, de flujo del movimiento urbano. Pero,
al mismo tiempo, el pasante carga algo de los espacios recorridos.
Si la ciudad puede ser leída como un libro abierto y mutante,
ella imprime su marca en aquellos que son sus lectores. La lectura
de este espacio urbano, exige que las personas se desplacen enteras.
No es solo el mirar que trabaja, todos los sentidos están envueltos,
todos son llamados a "sentir" la ciudad, a descubrirla.
Y nada mejor que el acto de caminar para desvendar los símbolos
y trazos que caracterizan la ciudad y sus habitantes. Recorrer
la ciudad se tornó sinónimo de leer la ciudad, en sus múltiples
facetas, complejidades y transitoriedades. Así, podemos decir
que ir = leer. El caminante es un lector del espacio.
La ciudad imprime su marca en nuestro cuerpo, principalmente, a través de
nuestro vestuario. El espacio en que vivimos exige que nos presentemos
a los otros de forma que exista una identificación inmediata,
algo que muestre a los otros nuestra identidad. Las ropas son índices
de nuestro origen, del lugar social del cual hacemos parte. Pies descalzos andando en medio de una multitud de calzados se constituye
como un elemento disonante. Quedamos vulnerables descalzos. Vacilamos
al andar, nos desviamos de charcos, piedras, pedazos de objetos
de vidrio, colillas de cigarro, puntillas. Cuando
descalzos prestamos mayor atención al espacio recorrido por nuestros
pies, quedamos atentos al trayecto, percibimos mejor, detalles
que los zapatos ignoran. La planta de los pies reconoce la planta
de la ciudad.
El zapato es la marca registrada de su dueño. Se adapta a la forma del pie de quien lo usa. Adquiere cualidades del dueño. Acaba transformándose en un signo de identidad. Los zapatos acompañan los destinos de los pies, sea paseando, marchando, corriendo o case fluctuando. Dicen quien somos nosotros, por donde andamos, que pistas y rastros dejamos para atrás. Los zapatos simbolizan los pasantes, los actores del espacio urbano. Esos
objetos pretendieron alguna permanencia en un lugar que es naturalmente
de pasajes, todos tenían marcas de manos actuantes e/o memorias
de caminos: eran zapatos bien usados o hechos especialmente para
ser dejados en aquel agitado separador central. Traían en si
una historia: un poema, una nota, fragmentos, interrogaciones.
Objetos lanzados en medio de lo cotidiano, pretendieron provocar
coincidencias, encuentros, instigar las personas que allí pasaban,
anunciar.
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