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Mauricio Torres Paredes
> Poéticas, poetas y
crisis de mercado

Análisis crítico de la crisis
neoliberal enmarcado en
los nuevos desplazamientos
de la poesía chilena


Este último año (2008) se han desarrollado diversas actividades y lecturas poéticas en las cuales han interactuado distintos componentes literarios que han devenido en lecturas, lanzamientos de libros y actividades poéticas, que si bien generan atisbos pequeños de movimiento cultural, no configuran acción real de tensión entre el discurso, la palabra y la configuración de la realidad dominadora.

Sin embargo, acontecimientos literarios como Yo me Libro realizado a finales del primer semestre del año en curso por Editorial Quimantú; La Palabra Manchada desarrollada en conjunto por el poeta Antonio Silva y Editorial Cuarto Propio, además del encuentro Descentralización Poética generada por el poeta Oscar Saavedra son ejemplos de formulaciones poéticas que se inscriben desde la periferia cultural, por medio de las cuales se modifica la norma ya desgastada de la lectura poética como único hecho imperante del discurso. El instalar preguntas de los asistentes a estas lecturas, posibilitar “micrófono abierto” para que los concurrentes hagan lectura de sus trabajos literarios, escuchar opiniones de los expositores respecto de la actualidad sociocultural que acontece a nivel mundial, son ejemplos de dinámicas que se inscriben en formulas interactivas las cuales promueven discursos integradores y críticos posibilitadores de cuestionamiento, muestra indispensable si hablamos de desplazamiento desde lo céntrico hacia la periferia.

Con la vuelta a la democracia, la instauración del sistema neoliberal, la globalización de las tecnologías comunicativas, además de la supuesta muerte de las ideologías, en los poetas chilenos refiriéndome a las generaciones más jóvenes de los 90´ hacia delante, se ha transitado como flujo de circulación desde lo popular hacia la popularidad. Gran parte de los encuentros realizados desde la difusión de poetas, textos poéticos y obras poéticas en estos últimos años, se encuadran desde la lógica de la popularidad. Donde la acción política ha dejado espacios no habitados por el discurso y la praxis, donde es la popularidad quien se cuadra como premisa básica del encuentro con la poesía, y ha sido un arma de doble filo que se ha encaminado a banalizar el encuentro tan disgregado entre autor y lector, entre poetas y sujetos. Practica que localiza al creador como estrella insigne de la sublimidad tradicional, la cual ha querido hegemonizar un estilo estético “encontrarse y reencontrarse entre los mismos autores avalando sus trabajos”. Hoy como nunca, el deber ser de un poeta mediocre, es saber hacerse un buen proyecto. Saber gestionarse por medio de un buen lobby en el hall de algún hotel citadino, o de una convención congresal que lo lleve a dialogar acerca de las papas fritas y del blady mary.

El desplazamiento de esta representación denotada como “popularidad” de la poesía contemporánea chilena sobre todo en los poetas jóvenes, está avalada desde los beneficios económicos y de status que pudiera entregar los proyectos de gestión, formula diseñada desde el método de la competencia y recogida por los gobiernos para la planificación de actividades culturales. Sin embargo el encuentro con la comunidad en pro de articular un encuentro con la trama deshecha entre arte-política-cultura, caracterizadora de lo popular, no se ha materializado aun, por gran cantidad de poetas. El gusto popular se opondría al burgués y moderno por ser incapaz de independizar ciertas actividades de su sentido práctico y darles otro sentido estético autónomo. Por eso, las prácticas populares son definidas, y desvalorizadas, aun por los mismos sectores subalternos, al referirse todo el tiempo a la estética dominante, la de quien sí sabrían cuál es el verdadero arte, el que se puede admirar de acuerdo con la libertad y el desinterés de “los gustos sublimes”

Nos encontramos en un momento histórico, entendiendo que todo momento emplazado en el tiempo y el espacio es histórico, pero comprendiendo que las crisis y los cambios tensionan la hegemonía simbólica, para cartografiar el devenir hacia dinámicas generadoras de acción social. La crisis de los mercados y del neoliberalismo como hecho dominante, nos entrega la posibilidad de articular didácticas circulaciones que emprendan en la poesía volver al encuentro con el cotidiano. La realidad social está permanentemente en proceso de ser producida, reproducida y transformada por la actividad de los seres humanos. Y en esto los poetas y sus creaciones tienen mucho que decir, si bien se ha abierto la posibilidad de inscribir distintas voces subalternas como poéticas de discurso, como serían las temáticas feministas, de la mujer, los homosexuales, los jóvenes, los desplazados entre otras, ha faltado el encuentro con el espacio popular y quienes habitan en estos.

La crisis económica que están viviendo las grandes potencias mundiales como Estados Unidos, Japón y Alemania, entre otros, posibilita despegarse de las cuerdas de este cuadrilátero virtual y entender en que condiciones nos encontramos desplazados hacia una micro-política poética. Con esto no quiero decir que las condiciones se encuentran dadas, sino más bien comprender que está la oportunidad de salir a buscar el partido, de tejer solidaridad de experiencia con la multitud, ubicar el encuentro difuso que se a transpuesto. El poeta que reconoce esta institucionalización del arte y su chiflado mercadotecnia, sabrá que por allí, adquirida un buen paladar, pero su poesía no gozará de buena salud.

Es cierto que hemos vivido un lapso de quietud, en el cual la inercia ha hecho su labor, haciendo creer que los recorridos ya están trazados y que nada podría modificarlos, pero nada pasa sin dejar huellas, incluso un átomo en la espesura del espacio. Es allí donde estas nuevas inscripciones simbólicas comentadas al principio de este artículo, potencian accionadores pro-activos de desplazamiento. Las relaciones no están determinadas y mucho menos por el capitalismo, ya nos damos cuenta que todo acontece en el encuentro y si se trata del campo de la cultura, en el desnaturalizar los supuestos está el devenir de la poesía, de sus médium, de su discursos.


Noviembre 2008