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> Escritos al oído
John Cage
Colección de Arquilectura. 38
Colegio oficial de aparejadores y arquitectos técnicos de la región de Murcia, Murcia,1999

artistas
> John Cage

extraído de
John Cage: un oído a la intemperie
Carmen Pardo 

"Hacer de la música un bosque es rechazar la delimita­ción entre sonido musical, ruido y silencio, para posibilitar los pasos que ampliarán el ámbito de lo musical. De este modo el músico norteamericano abandona la casa del soni­do y denuncia que el recorrido que se produce en esos edi­ficios armónicos se guía por un oído intelectivo más que por un oído sensible. Cage piensa que los métodos actuales de enseñanza musical impartida en los Conservatorios muestran una actividad mental que crea relaciones pero ol­vida lo fundamental, el sonido. Esta crítica se expone de manera espléndida en su "Conferencia sobre nada", donde el compositor explica que en la música tonal los intervalos tienen un sentido, es decir, en su progresión suponen lo que no está presente al oído. Este sentido se funda en la to­nalidad que hace que la melodía transcurra tomándola como referente, realizando un viaje que suele ir desde y hacia la tónica, el sonido fundamental. Pero a veces ocurre que, cuando se está a punto de llegar a la tónica, aparece una nota inesperada y se produce lo que se denomina una cadencia rota..." 

"En el ámbito musical, Cage crea un bosque que deja el oído a la intemperie. Un bosque de sonidos, silencios, ruidos y duraciones que hacen olvidar los contornos que distinguían el sonido musical. Incorporar el ruido y el silencio al ámbito de lo musical implica encontrar un parámetro que pueda englobarlos sin crear jerarquías. Cage parte entonces de la duración como elemento que no impone una medida preestablecida. Si el material sonoro no se limita a la altura, y la estructura se funda sobre la duración, el ruido puede ser integrado. En una obra organizada sobre alturas, los ruidos no pueden establecer una relación de igualdad con el resto de los sonidos, mientras que si se funda en la duración, se crea la homogeneidad de los elementos..."  

"Cage reinventa el piano al manipularlo poniendo entre las cuerdas, a diferentes longitudes, materiales  que modifiquen las cuatro características básicas del sonido: la duración, la amplitud, la frecuencia y el timbre. Así, el piano se metamorfosea convirtiéndose en un medio de generar nuevos sonidos y no en un fin al que acoplar los sonidos preexistentes. A esta abundancia desordenada de ruido y sonido acústicos se añaden los sonidos producidos por la incorporación de los medios del siglo XX y, tal como se propone en su escrito de 1937 "El futuro de la música: Credo", el músico compone en 1939 Imaginary Landscape no. 1, la primera obra de música electrónica. 

Después del ruido el silencio muestra a Cage su abundancia. En su deseo de experimentar el silencio, a finales de los años 40 Cage se introduce en la cámara anecoica de la Universidad de Harvard. En este cuarto silencioso escucha dos sonidos, uno agudo y otro grave. Son los sonidos de su sistema nervioso y de la circulación de su sangre. Esta experiencia le enseña que el silencio no existe como posibilidad de vivencia, que siempre hay sonido. Atender al silencio al modo en que lo hará Cage será descubrir el silencio sonoro y mostrar que lo que antes permitía hablar de silencio es la intencionalidad que introduce la dualidad sonido/silencio. Despojado de la intencionalidad el silencio se muestra como sonido o multiplicidad de sonidos. El silencio, al igual que el ruido, puede ser integrado en el tiempo entendido como duración. No se trata de una concepción del tiempo estrictamente musical,  laboral, libre... sino el puro transcurrir que dota de unidad a todo lo pasado. Cage empieza a trabajar en términos de duración para no perpetuar la dualidad tiempo musical/tiempo de la vida. Un trabajo en el que se propondrá, como se expone en su texto  "Ritmo, etc", que los músicos deben aprender a manejar de otro modo sus relojes..."