David Trujillo ha dispuesto para este nuevo proyecto,
siguiendo fielmente la línea de trabajo que va dando cuerpo al desarrollo práctico de
sus planteamientos, unas instalaciones que necesitan de la intervención
del visitante como dramatización de una realidad que nos envuelve pero
que, disuelta en el “ruido” de lo diario nos pasa inadvertida,
ajena a la premura de nuestras tareas y aparentemente distante a la velocidad
de nuestro tránsito. El visitante, convertido en actor, es invitado
a interpretarse a sí mismo bajo unas reglas del juego que quedan fuera
de su control. La visita a las cuatro instalaciones que componen la exposición,
con una eficaz puesta en escena, son una ineludible llamada de atención
que invita a la reflexión del espectador.
Los sistemas de grabación capturan permanentemente la imagen del visitante
al entrar en el campo de acción, sus movimientos e incertidumbre son
parte de la escena, imágenes en circuito cerrado a las que no siempre
tiene acceso el propio visitante, en su papel de “intérprete” de
una narración espontánea, debido a que la intencionada disposición
de los equipos no hace posible al “protagonista” ser simultáneamente “espectador”,
haciéndolo debatir entre la posibilidad de ver o ser visto.
José Luis Pérez Pont
Extracto del texto “Velocidad, vigilancia y opacidad
en la era de la información” de José Luis Pérez
Pont para el catálogo
de la exposición “circuitos cerrados “ de David Trujillo.