Yo:
- Fijaos estas tres cerillas que pongo sobre la arena.
Imaginaos
que en un grupo determinado de gente se empieza a rivalizar
encarnizadamente sobre el tema: cómo disponer estas
tres cerillas para hacerlas artísticamente reveladoras.
Si, por ejemplo, las pongo formando un triángulo.
Probablemente
será más interesante que si las pongo alineadas
unas al lado de otras. Pero se pueden crear composiciones aun
más interesantes.
Imaginemos
que muchos “cerilleros” experimentados aúnan
sus esfuerzos en esta empresa; que unos resultan ser más
ingeniosos que otros; que surgen jerarquías; que se
crean escuelas y estilos; que aparecen expertos en la materia… Pregunto, ¿por
qué iba a ser esto un dislate? Al fin y al cabo hasta
con estas tres cerillas expresará el hombre algo sobre
sí mismo y sobre el mundo. Al fin y al cabo si concentramos
toda nuestra atención en estas tres cerillas, podremos
descubrir en ellas el misterio del cosmos – pues ellas
son una pequeña partícula suya y ya sabemos que
en una gota de agua se refleja todo el universo - , después
de todo en su comportamiento se expresan las leyes de la naturaleza;
después de todo, al mirar estas cerillas con una concentración
adecuada cumplimos un acto solemne, confrontamos La Conciencia
con la Materia. Todo esto a condición de que empecemos
a mirarlas de verdad.
Texto
enviado para la convocatoria LLAMA por J.M.Calleja
Fragmento
del Diario (1953-1969) del escritor polaco Witold Gombrowicz
(1904-1969) que vivió unos años en Argentina,
pertenece al año 1958, tomo V; Pág. 396 de la edición
española (Seix Barral, Barcelona 2005).
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