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La Utopía de la Comunicación Eterna

Clemente Padín

 
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" Postal de Lon Spiegelmann"

La innovación del arte correo es la novedad del "canal" empleado en la difusión de sus obras o, mejor dicho, en la transmisión de sus mensajes: los servicios postales oficiales. Este soporte define, de entrada, su característica esencial: la comunicación. También, como todo soporte, suma sus instrumentos de expresión y sus características propias, añadiendo un plus de información al mensaje artístico. En otras ocasiones altera el mensaje con su "ruido", con las improntas y mecanismos propios de su índole de "medio". No se trata, tal cual pudiera creerse, de una nueva corriente artística en sentido formal, por lo cual no le corresponde a ningún "ismo" determinado. La novedad reside en el planteo comunicacional, la relación persona-persona, dialógica, a través del correo que se manifiesta como revolucionaria frente a la falsa comunicación o monólogo de los medios de comunicación masivos: la televisión, la radio, el cine, el arte mercantil, etc. Si a ello sumamos el carácter anticomercial y anticonsumista que tuvo desde sus comienzos veremos que estamos frente a un fenómeno artístico de disrupción.

El más importante rasgo del arte correo es privilegiar la comunicación, es decir, el establecer el diálogo sin tener muy en cuenta la información ya sea estética o referencial. La función que predomina en los mensajes difundidos a través del arte correo es la fática, la relación con "el/la" u "otro/a" que favorecería la aplicación de las restantes funciones del lenguaje (referencial, poética, etc., según la nomenclatura de Jakobson.). Por ello el arte correo es considerado una suerte de sub-arte (o una nada indefinible) por la crítica vernácula en razón de que las preocupaciones estéticas no suelen ser las determinantes desde la óptica del artista que se vale de este medio. Si la funcionalidad que deseáramos para nuestras obras fuera exclusivamente artística no las enviaríamos por correo postal (al menos contrataríamos un seguro adecuado).

El arte correo ha permanecido tanto tiempo incólume y vigente frente a las demás formas artísticas por su característica fundamental: el predominio de la función de uso o comunicacional por sobre la función de cambio o comercial generalmente asociado al arte oficial, vigente y seriamente comprometido con el consumo. El arte correo supera la confusión o falsa dicotomía arte/comunicación. El producto artístico es, ante todo, un producto de comunicación y por lo tanto parte indisoluble de la producción social. Por otra parte, al igual que el resto de los productos que el hombre crea, se constituyen en auxiliar de esa misma producción (al favorecer o dificultar sus procesos). En algunos contextos prevalecerá su índole "artística" (museos, galerías, cátedras, etc.), en otros su índole de instrumento de comunicación. Pero, ambas facetas son inseparables. Por lo mismo, a la obra de arte, en tanto producto, como a cualquier mercancía, se le pone un precio (que casi nunca condice con su valor real) por lo cual no es impensable que, en algún futuro, las obras de arte correo puedan ser comercializadas al hacerse irrelevante su índole comunicacional; pero, en tanto auxiliar de esa producción, en tanto comunicación, ¿quién puede ponerle precio? ¿Quién le pondría un precio a un "Hola, estoy aquí!"? Por ese motivo la aparente despreocupación por la "estética" en las obras de arte postal y sí la angustia por asegurar la recepción del mensaje (porque lo importante es asegurar la comunicación).

"Carta a Mr. Alarm de Ray J."

Producto de comunicación  

A través del dominio de la naturaleza y en razón de los grandes adelantos tecnológicos en la producción mercantil, el hombre está capacitado para producir más y más productos y mercancías fuera de las necesarias para su existencia. Es precisamente esa capacidad de producir excedentes lo que permite la satisfacción de las necesidades esenciales a la vida como ser alimentarse, protegerse del frío o del calor, etc., pasando por requerimientos menos concretos y urgentes como el disfrute del ocio o la práctica de deportes, hasta llegar al nivel de las necesidades más específicamente humanas: la cultura, el arte, lo simbólico... La obra de arte, desde el comienzo, a partir de su condición de "producto de comunicación" en función de uso, al exigir la participación de, por lo menos, dos interlocutores, en situación de diálogo activo, impone una de las características prominentes de lo específicamente humano: la relación social y, consecuentemente, la marca propia de la comunicación auténtica: el respeto por el "otro". 

La obra, a partir de su condición de producto en función de cambio, sujeta a las leyes del mercado de bienes, asume un "precio" que muchas veces no tiene nada que ver con su valor real y enajena al artista transformándolo en un fantasma más, fuera de sí, productor de mercancías para algún desaprensivo comprador. Un ser peculiar llamado "artista", no un hombre en el sentido social, sino un ser supuestamente particular derivado de aquel magma, al cual las circunstancias de la vida le han hecho ser un trabajador que trata, como todos los trabajadores, de vivir de su trabajo, en este caso el arte. El artista es, así, productor de obras (no necesariamente objetuales), predominantemente artísticas, en las cuales la esencia de lo humano se realiza como tal dando cuenta de su "ser en el mundo" (Sartre). Dentro del abanico de instituciones sociales volcadas al perfeccionamiento del ser humano, el arte ocupa, así, un lugar esencial en la progresiva "humanización" del hombre (porque, aún, no se ha completado). En esta hamaca se mueve, de un lado al otro, el humor del artista: desde la completa profesionalización totalmente comprometido con la industria y el mercado al abandono de la función poética (o "retórica" como quiere el Grupo M) para volcarse íntegramente al diálogo y comunicación.

Por ello se explican, en las obras y exposiciones de arte correo, las constantes apelaciones a la realidad de nuestros días, sobre todo, acontecimientos históricos actuales de cuya adecuada solución depende el avance o retroceso de nuestra condición humana. No sólo porque se juegan aspectos materiales de la existencia como, p.e., mejorar nuestras condiciones de vida o salvaguardar la soberanía de nuestros países sino, también, la confirmación (o negación) de los valores éticos (la justicia, la libertad y otros) sobre los cuales es imposible que no se asienten la espiritualidad o las peculiaridades de nuestro ser social.

Un poco de historia

"Ray Johnson por Warhol"

Los antecedentes históricos de esta forma de comunicación artística, al igual que muchas manifestaciones del arte moderno, deben buscarse en las experiencias de los futuristas y dadaístas, siendo la obra de Marcel Duchamp el precedente más significativo: el envío de 4 postales, en emblemáticamente artísticas, enviadas los EEUU, en 1916). Otro importante antecedente fue la obra de Kurt Schwitters, artista Dadá, creador de los rubberstamps o "sellos de goma artísticos". Fueron precisamente los impulsores del movimiento neo-dada "Fluxus" (George Maciunas, Robert Watts, Dick Higgins, Ben Vautier, Joseph Beuys, Ken Friedman, Ben Vautier, Ray Johnson, Wolf Vostell, etc) y algunos artistas del Nuevo Realismo francés, como Yves Klein (creador de la famosa Blue Stamp ), Arman, Daniel Spoerri y otros que le van dando forma desde mediados de los 50s. A partir de aquellos momentos, el movimiento del arte correo (el Networking ) no ha cesado de crecer y expandirse por todo el mundo sumando, hoy miles y miles de artistas en todo el mundo.

Sin duda, esta modalidad artística, que se derivó de conceptualismo, adoptó muchas de sus propuestas: priorizar la idea o proyecto por sobre el objeto mismo; enfatizar no como en cómo se representa la realidad sino de qué manera; el interés por los mecanismos actuantes en la representación por sobre lo que la provoca, es decir, la obra en cuanto objeto en sí mismo y aplicada a desmitificar los mecanismos de creación a la manera de un metalenguaje, destruyendo el pathos , el aire de misterio y el "aura" con que se rodea "el milagro del arte", devolviendo a la sociedad un instrumento genuino de interrelación social: la obra en tanto producto de comunicación y no producto de intercambio con la intermediación del dinero, es decir, no en tanto mercancía con un precio a fijar por la demanda preestablecida sino un instrumento genuino para la comunicación y el entendimiento.

" Rubberstamps de Beuys y Friedman"

Se suele atribuir la creación del arte correo al artista neoyorquino perteneciente al Fluxus Art, Ray Johnson (1927-1995). Johnson sentó las bases del arte correo al iniciar los intercambios postales, desde mediados de los 50s., enviando a sus amigos obras sin terminar (con la solicitud de que se las reenviaran completadas o que las enviaran a determinadas galerías), los Add and Pass, no sólo piedra milliar del arte correo sino, también, antecedente directo del arte interactivo de nuestros días. En 1962, esa red de corresponsales amigos de Ray Johnson se transforma, a instancias de Ed Plunkett, en la New York Correspondence School , suerte de parodia de institucionalización alternativa que, de alguna manera, consagra y legitimiza al arte correo.  

El segundo paso fundamental en el establecimiento de la red o network fue la actividad desplegada por el Fluxus West , que nucleaba a los artistas de la costa del Pacífico los que, a partir de 1966, comenzaron a editar listas con sus adherentes culminando dicha actividad con la edición a cargo de Ken Friedman, la International Image Exchange Directory , lista de la primera generación de artistas correo con 1.400 nombres, teléfonos y direcciones. Cabe acotar que, en 1965, Dick Higgins, editor de la Something Else Press Newsletter , no sólo estaba difundiendo informaciones atinentes a sus publicaciones sino que, también, direcciones de artistas y convocatorias de arte correo. Estos hechos marcaron no sólo la separación irreversible entre lo que Friedman llama Correspondence Art (el intercambio restricto entre un grupo selecto de cultores) y el Mail Art (la "red de comunicadores a distancia" como gustaba llamarla a Edgardo Antonio Vigo) sino que, a su vez fueron imponiendo algunas de las reglas tácitas del arte correo que, más tarde, habría de compilar Lon Spiegelman a fines de los 70s. caracterizando definitivamente la índole comunicacional (y no comercial) del arte correo: "Mail art and money don´t mix" ("El arte correo y el dinero no se mezclan"). Resulta de interés destacar que, en nuestros días (2004), a raíz de los cambios que viene provocando la creciente profesionalización del arte correo, sus cultores, a los efectos de poner distancia con esta norma restrictiva del arte correo, han optado por llamar, a su modalidad de trabajo, Postal Art .

La tácita obligatoriedad de incluir las direcciones postales de los participantes en los catálogos de cada exposición que se organizara se constituyó en el motor del crecimiento de la red. Mark Bloch habría de sellar categóricamente la importancia de este hecho al afirmar que The address is the art ("La dirección es el arte"). Las otras reglas de Spiegelman habrían de caracterizar, finalmente, la complejidad del movimiento: no jurado de admisión (si la obra de arte es, antes que nada, un acto de comunicación su alto o bajo tenor estético es irrelevante); no rechazo (si alguien convoca a una exposición de "actos de comunicación" y no de obras en el sentido tradicional, tiene el deber de exponer todo lo que reciba pues no existen rangos ni categorizaciones); no especificaciones técnicas (de hecho, como cualquier cosa puede asumir el estatus de "acto de comunicación", sólo es necesario que adquiera ese carácter en virtud del contexto); no venta (señalando el carácter de "objeto de uso" y no "objeto de cambio", es decir, de instrumento de comunicación y no de mercancía diseñada para la venta en el mercado del arte). A éstas se agregan otras, instrumentales, como p.e., la obligatoriedad de confeccionar y difundir los catálogos a los participantes en las exposiciones, con sus respectivas direcciones postales (a los efectos de preservar y acrecer la red).  

El network

"Artistamps de Ray Johnson"

El network es el arte alternativo que pone el acento en la comunicación. La comunicación es su mensaje. El network enfatiza el arte en cuanto producto de comunicación, fruto del trabajo humano y en cuanto trama de relaciones entre los comunicadores, unidos en la red, el circuito que les permite la interconexión. A la manera de una red de computadoras, sin central única, en la cual cada networker (artista en la red) actúa como una centralita de reciclamiento y creación de comunicación. Los cambios en el arte correo se operaron en virtud de los constantes descubrimientos de la tecnología de la comunicación y de la impresión y resguardo de imágenes y textos, que no han impedido que el movimiento continuara y creciera. Aunque, no se trata de la utilización de la computadora o de otra forma de reproducción o producción tecnológica de información, a la manera de un pincel o lápiz, sino de la reproducción de procesos de ordenación, almacenamiento, reciclaje y creación de información: un circuito, una red de networkers explorando y creando en los nuevos medios que la industria de la comunicación pone en sus manos, el facsimil, el telediscado, el video, el laser, el holograma, el audio dubbing , la computadora, el teléfono digital, etc., incluyendo los viejos y queridos servicios postales.

Los nuevos medios, al igual que las herramientas y las máquinas, no producen por sí solas. No producen información estética (o productos y mercancías según el simil) sino está allí la mano y la mente del hombre, el networker . La comunicación no es un ente, es necesario producirla y distribuirla para su concreción, es decir, su consumo y, por ende, su legitimización en cuanto producto. En tanto no se consuma y no genere feed back o retroalimentación no hay comunicación. En otras palabras, el work sólo puede existir en la net .

Si fuéramos a asumir como cierta la máxima de Filliou tendríamos que encarar, a la luz de los constantes avances en las ciencias y en la tecnología, las propuestas de Ed Plunkett para comunicarnos a través de la transmisión del pensamiento o de la teletransportación o, como sugiere: "...establecer nuevas conexiones extraterrestres y descubrir qué arte y vida ocurre en otras esferas. Quién sabe que nueva inspiración nos encontraría en este punto". Arte correo: sueño de puros o la verdadera función del arte.