La
falsificadora, la ensambladora, la mujer práctica
Letras y textos
Las palabras
Cartografías
Escrituras al ordenador
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La
escritura, modo de empleo La escritura, el lenguaje, los textos y las palabras son de gran importancia en la obra de Annette Messager. Atraviesan el conjunto de su trabajo de formas diversas, y son, a la vez, fuente de creación visual y creación autónoma paralela. La manipulación de la escritura forma parte integrante del trabajo plástico que ella sustenta y anima. Desde los primeros álbumes-colecciones de los años 70 a las grandes palabras esculpidas de los 90 la escritura se manifiesta bajo formas y empleos múltiples, que exploran diferentes géneros y métodos: el diario íntimo que se encuentra principalmente en los primeros álbumes-colecciones; el texto extraído de la prensa; la recopilación de textos; el trabajo sobre la letra y la caligrafía; las cartografías de paisajes y de cuerpos, la repetición de una palabra, escrita sobre papel o directamente sobre el muro; las palabras esculpidas; los juegos de palabras aparecen en los títulos de sus exposiciones o más recientemente en un libro para niños. Estos diversos procesos, además de la estética de lo banal y de lo cotidiano, dan nacimiento a los textos inclasificables, a medio camino entre la literatura de hechos diversos, la roman-photo, el espíritu del dadaísmo y del surrealismo y las máximas poéticas a uso personal. El recurso frecuente a la repetición confiere igualmente a la escritura manuscrita un valor de exorcismo. La escritura para Annette Messeger es una práctica como la costura, “la aguja es a la mujer como la pluma es al escritor”, pues realiza una función de aplacamiento, tranquilizadora. Es, en definitiva, y también, un paliativo a la imposibilidad de la representación.
Los álbumes-colecciones pertenecen a diversos registros: el diario íntimo,
el álbum de fotografía y los libros de recetas. A pesar
de la variedad de sus modelos, forman un conjunto que constituye el día
a día de una joven mujer que podría ser Annette Messager.
Los títulos, que suelen ir precedidos de pronombres posesivos,
así como la inserción en ciertos álbumes de los
personajes de la artista y de la datación precisa de esos textos,
afirman su carácter autobiográfico. Pero, al mismo tiempo,
se envuelve de ficción, de la línea imaginaria de una joven
mujer que no es Annette Messager, sino un arquetipo, un cliché de
la mujer de los años sesenta.
En 1988 realiza Mes Enluminures, un libro que contiene todas las letras del alfabeto, como las letras de los manuscritos de la Edad Media, son figuradas por los personajes grotescos que recuerdan a los monstruos de Chimères (1982-84). A cada letra del alfabeto le corresponde un adjetivo, así como un detalle. Estas letras diseñadas revelan su interés por la caligrafía y por el abecedario. En el film realizado por Michel Nuridsany en 1991 (Ma carte des tendres), Annette diseña sobre la piel de un hombre joven su alfabeto, y enumera sus inscripciones de esta manera “a como año, m como macho, en la O de macho ella diseña un pequeño muchacho después de una mujer, entre ellos una balanza. Después diseña sobre la palma de la mano del hombre Las líneas de la mano (1989). “
Annette establece regularmente las listas de palabras, a un tiempo los sentimientos, a otro las sensaciones, de las que se servirá para sus obras plásticas: protección, humillación, obligación, celos, promesa, tentación. Estos pertenecen a diferentes formas. Todos están escritos sobre las fotografías de fragmentos de cuerpos. Es la serie de Mis trofeos (1986-88); deseo, angustia, están sobre los párpados o la boca, una frase enigmática, Que celui qui se souille se soville encore, sobre un extremo del pecho (esta frase extraída de la Biblia significa que no debe tener miedo de su vergüenza). En 1988 escribe estas palabras: refugio, secreto, promesa… con mechones de pelo de caballo que son encuadrados y suspendidos.
"Para una exposición en Castres en 1988 diseña un Jardín de la Ternura inspirado en la carta de ternura de Mademoiselle de Scudéry. A cada pequeño bosque, sendero , árbol,, ribera corresponde una edad amorosa. Este deseo de asociar los sentimientos, las frases, a un elemento del paisaje, de la naturaleza, se va a desarrollar en otras intervenciones, en Nevers (1988), después en Roma, en el jardín de la Villa Médicis (1998). Cada vez la artista encuentra nuevos soportes para los textos y las palabras que son, de este modo, fijadas y escritas sobre los troncos, sobre las piedras, sobre un caparazón de tortuga, de escarabajo... Su gusto por la topografía se reencuentra en las diversas obras
consagradas a órganos del cuerpo humano. Annette Messager toma
el cuerpo exterior (la piel) e interior (los órganos) como un
libro abierto por describir. No hay diferencia para ella entre el cuerpo
interior y el exterior. Explora los meandros y las funciones de nuestras
entrañas, con precisión y humor, para contar historias
y darles nombre."
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