Uno de los modos de acción
mas importantes que se desarrollarán tras la caída de la
imagen será el de la instalación, consiste en dotar al espacio
de un aparato que al entrar en acción produce la obra. Esto plantea
una cuestión entorno al resto, ¿qué es el resto en
la instalación? Desde un punto de vista performático se podría
pensar que el resto es producto, lo resultante de la acción, pero
desde la perspectiva de la obra es la instalación propia el resto,
ya que es lo que queda tras la puesta en marcha del aparato.
La instalación no solo es el producto de una caída de la
imagen sino que será un mecanismo que replantee el uso de los sentidos
en la apreciación del arte, uno de los sentidos que empezara a cobrar
mas relevancia respecto al ojo (la mirada) será el oído,
antes asociado a otras prácticas culturales.
En este aspecto será John Cage (los Angeles, EE.UU. 1912) uno de
los máximos representantes de las instalaciones sonoras, denominadas
por el como espacios sonoros, quien nos sirva de ejemplo para introducirnos
en la materia.
John Cage. Aunque otros creadores se le adelantarán
y crearán definiciones parecidas, será John Cage quien
haga caer todo este aparato musical, académico y basado en la
representación, partiendo del silencio como método para
oír la realidad (realidad ordinaria) definiendo que el ruido es
el sonido que define su música.
Será el mismo quien reformule el concepto de la instalación
del sonido mediante lo que se definirá como espacio sonoro, donde
se pasa de componer a través de una escritura a construir mediante
el sonido. Define la música como un espacio externo en si, que
se construye en relación a su entorno y que nunca es igual, este
es el paso fundamental en su producción el paso de la letra (letra
músical) al espacio sonoro. Es por tanto la máxima instalación
ya que es a través del sonido (entendido como silencio, como nada,
lo de en medio) como se aúnan todos los objetos de un entorno.
“
La música es organización de sonidos, silencios, y duraciones
que construyen edificios audibles. La escucha de la música se
efectúa en un recorrido que habita una casa, un laberinto, un
jardín sonoro. Componer y escuchar música es a veces edificar
arquitecturas audibles.” John Cage.
Pedro Encarnación Carrizosa
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