Brossa, el escapista
 

Galería Carles Taché
Barcelona
Hasta el 16 de enero 2012

"MUY POCOS artistas han creado un estereotipo en la cultura de su época. Picasso, Rothko, Barnett Newman y Dalí articularon sus propios mitos, pero ninguno de ellos fue el fabulista que llegó con Joan Brossa (1919-1998). A diferencia de aquellos, el poeta barcelonés trabajó al margen de las reglas de la industria cultural, de las normas sociales, de los cánones, de las disciplinas y los géneros. Fue una cabeza y una teste, una sensibilidad profundamente arraigada en la cultura catalana cuya obra revoloteaba entre las corrientes internacionales más radicales de la poesía, el arte y el teatro de la segunda mitad del siglo XX. Su idiosincrasia vanguardista, que compartió con Antoni Tàpies, J. V. Foix y Joan Miró, forma hoy un mosaico inacabado, como pedazos de una realidad imposible ligados a la palabra, en una cancelación mutua. Neosurrealista, abstracto y real, Brossa fue desconcertante, inesperado; tampoco esperó nada (algo poco corriente en el arte actual, donde prima la ansiedad y el negocio). Murió paupérrimo porque así vivió, insobornable y lleno de antojos. La magia y las palabras fueron su munición: “Si no podía escribir, en los momentos de euforia sería guerrillero; en los de pasividad, sería prestidigitador. Ser poeta incluye las dos cosas”, solía decir. Todavía hoy su obra permanece abierta, porque está en movimiento constante, se desliza por delante de sí misma y se esfuma indomable desde la chistera del inconsciente. Para Brossa, el lenguaje era la piel del individuo, la máscara, y también lo más profundo. " Angela Molina, ElPais, 12 ene 2013

El Balanç o Els estalvis de la caixa (1986), de Joan Brossa.