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El bello libro clásico ilustrado a veces con maravillosos grabados pertenece a una familia distinta. En realidad el Libro de Artista está en sus antípodas y propone una concepción nueva. Aunque pueda en ocasiones tener una apariencia más sencilla o menos lujosa, su proyecto es mucho más ambicioso. El Libro de Artista está, en su totalidad, concebido por un artista que concreta sus ideas y dirige su ejecución. En el libro ilustrado el pintor o dibujante es, en palabras de Matisse, un segundo instrumento que debe seguir el paso al escritor e iluminarlo. En un Libro de Artista este escribe o escoge los textos - cuando ellos existen - produce las imágenes y se ocupa de su diseño; es en su interrelación que su función de creador encuentra un desarrollo pleno. Desde el inicio el artista escoge los diferentes medios de función de sus combinaciones y de las relaciones que quiere establecer y poner en evidencia. Muchas veces este artista pertenece a un nuevo tipo de creadores que ya no son solamente pintores o escultores sino que recurren a materiales inéditos y diversos, y que transforman el libro en un verdadero espacio alternativo, en una pieza excepcional de sus propuestas visuales. El Libro de Artista es en sí mismo una obra y no un medio de difusión de una obra. Esto quiere decir que el libro ya no es un simple vehículo de transmisión de su contenido: es una forma-libro ligada indisolublemente a la expresión y el significado, una construcción realizada en su totalidad por el artista. Una nueva generación de artistas ha abandonado el camino del
rigor intelectual y de ascetismo estético que caracterizó la
producción del Libro de Artista en sus comienzos, por las seducciones
de un amplio registro visual y táctil. Los límites establecidos
entre el libro ilustrado, libro de artista y libro objeto son muchas
veces borrosos. Muchas ediciones que son verdaderas obras de arte se
sitúan en la intersección de estas categorías y
a veces están entre las mejor logradas y las más fecundas.
Esta emancipación del Libro de Artista de sus orígenes
conceptuales se traduce en un número creciente de publicaciones
con formatos, papeles, empastados y ensamblados especiales: el Libro
de Artista, siendo un libro de papel, para abrir y ojear, se parece cada
día menos a un libro tradicional. Este nuevo interés por
la infinita variación de la forma del libro tiene consecuencias:
por una parte la distancia que separa el libro de artista del libro objeto
tiende a disminuir, por otra parte, al lado de algunos profesionales
del libro que se consagran exclusivamente a este modo de expresión,
aparece y se multiplican las realizaciones de importantes pintores y
escultores que quieren prolongar y enriquecer su obra favoreciendo una
relación intensa pero íntima y privada entre el lector
y artista que imprime su carácter y su espíritu en estas
páginas. El Libro de Artista se ha impuesto como un hecho cultural irreversible, como un fenómeno artístico y como fenómeno económico. En el terreno artístico se ha afirmado como un género que no cesa de renovarse, de reclutar un cada vez mayor número de artistas, de desarrollar talleres de difusión y creación, de multiplicar sus exposiciones. En el terreno de la industria editorial su valorización crece y ha conquistado ya un derecho de ciudadanía como lo testimonia de forma notable desde 1981 el espacio reservado al Libro de Artista en la Feria de Frankfurt. De simple útil expresión, usado para la causa por los movimientos artísticos de los años ’60 y ’70, el libro se constituye progresivamente como una obra artística singular que cobra día a día mayor importancia, dentro de los circuitos de comunicación y difusión especializados, entre artistas, coleccionistas y público. Texto del catálogo “El Libro de Artista”, Arte Dos Grafico, Bogotá Colombia, para la exposición en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, Argentina, año 1994.
LABERINTOS “Homenaje a Jorge Luís Borges” es
una edición limitada a cinco ejemplares numerados,
realizados con la técnica de suminagashi. Colaboraron en esta
edición Alejandro Geiler (papel) y Silvina Pérez (cajas).
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