INSTALARTE
III
Florencio Varela 2005 Buenos Aires
del 25 de septiembre al 2 de octubre del
2005
Coordinación:
Calixto Saucedo
Exposición : del objeto al sujeto artístico
Arte Correo / Estampilla de artista / Objeto artístico/ Poesía Visual
/ Libro de Artista
Publicaciones / Grafica / Fotografía
/ Textos Teóricos / Video-arte /
Proyecciones.
Participantes:
Daniel Acosta, Clemente Padin, Hilda Paz, Norberto Jose Martinez, Paula Abalos
Carolina di Letto, Anibal Vallejos, Gabriel Sasiambarrena, Gabriela Alonso,
Calixto Saucedo, Nelda Ramos, Claudia Ruiz Herrera, Roberto Navarro, Liliana
Castro, Viviana Lascano, Daniel Symcha, Claudio Mangifesta, Andrea Abondi,
Micaela Trocello, Escuela de Arte Rca.de Italia, 4º PAV… Silvio de Gracia
Leticia Santacruz Marcela Rosen Murúa
Municipalidad
de Florencio Varela
Secretaria de Relaciones con al Comunidad
Dirección de Cultura Dpto.
Artes Visuales
Para
Instalarte III
El fenómeno artístico: del objeto al cuerpo en el arte.
Alberto Caballero, Barcelona
2005
Recordatorio:
, MACBA, sirven
de plataforma de reflexión sobre esta otra modalidad del fenómeno
contemporáneo o mejor dicho esta
cualidad del fenómeno de hacerse
contemporáneo,
el
cuerpo en el arte. Las exposiciones programadas
desde 1995 a 1999 sirvieron
de material de trabajo para elaborar el
recorrido que va de la identificación
a
la acción, como una cualidad particular del fenómeno, del objeto a la
perfomance.
Referentes:
•1er contacto MACBA:
Identidad
Múltiple/Obras del Whitney Museum of
American Art.
•2do contacto MACBA: Introversiones, Aspectos de la Colección
1997.III
Jornada: Intro/versiones del objeto*1
•3er contacto MACBA: Arte y Acción, entre la perfomance y el objeto,
1949-1979
1999.
IV Jornada: De la Transcultura.acción a
la Inter.acción*
*jornadas
organizadas por GEIFC
1
se publica en:
MECAD ELECTRONIC JOURNAL nº 8
Intro-Versiones del objeto
Prótesis y otras extensiones
Barcelona, diciembre 2001
El
recorrido: Del objeto al fenómeno de
la perfomance.
Hasta
los años ’50 la producción artística
tiene como referente fundamental la imagen, la imagen del objeto, sea
este figurativo o no, se refiere al cuerpo, siempre a través de su imagen,
aunque sea a través de la
escultura, o a través de un objeto
abstracto, al extremo el objeto geométrico, también tenía que ver con su
imagen.
De
pronto la imagen no es suficiente,
o mejor dicho, ya podemos anticipar, hay un rechazo,
un refoulament, de la imagen y el objeto se presenta en toda su
materialidad. Se anticipa una nueva
propuesta desde los artistas: la
materialidad del objeto.
Ya
no son las fotografías de las latas de conservas, sino las latas mismas como
restos, restos de un uso cotidiano, banal, lo
cotidiano adquiere el valor de objeto, en las exposiciones que se han
propuesto en el MACBA, así como algunas de las ponencias de las Jornadas, nos
hablará de ese nuevo valor de lo cotidiano, no
solamente en el arte que
encontramos en los museos, sino en la prensa,
en la TV, en el cine,
en el pensamiento, se denominará arte
povera, ‘filosofía povera’ Tenemos que pensar lo cotidiano como un valor
trascendental. Lo trascendental: la llegada del hombre a la luna, los ensayos atómicos,
la reciente cibernética, etc. están adquiriendo valor de cotidianeidad.
De la Venus de Milo, de la Gioconda,
de la Maja Desnuda, ahora nos encontraremos en los museos con los restos
de lo cotidiano, como un nuevo
valor frente a la cultura: La
cultura de lo cotidiano.
El
mundo se llena
de objetos cotidianos, se
avecina la era del consumo, las
viejas botellas de Morandi, serán las latas
de Worhol, ahora el objeto se consumo,
el artista deja de ver el mundo, consume su deseo, se gira y pone su cuerpo como objeto. Al principio es la acción
misma que realiza con su cuerpo, las marcas que deja su propia acción,
la marca adquiere el valor de objeto, el resto que deja la acción misma,
la huella sobre la tela, el papel,
la madera o el muro de una ciudad, tendrán el valor de arte.
Da lo mismo el material que hace de soporte,
es un salto del objeto a la acción,
es una manera de ir mas allá del discurso del consumo, la productividad
de más y más objetos, unas veces solo
queda lo efímero de la acción, otras queda registrado en
el material fotográfico, el vídeo,
el cine, etc, como un llamado a la imagen perdida, a la pérdida de la
imagen.
Esto
tampoco quedó aquí, ahora el soporte material será el cuerpo mismo del
artista, la piel, lo que hasta ahora hacía
de límite, la imagen, la imagen como límite entre el organismo -lo viviente- y el mundo, ahora se orada, se corta, se sutura, se pincha, se cose, se
cuelga. Ya no es la piel de la tela, la materia misma de la tela, lo que Lucio
Fontana perfora o corta,
como una representación mas allá de la superficie. Ya no es una
investigación en la superficie misma, sino en la superficie del cuerpo del
artista, lo que es propio se
transforma en objeto para la cultura, en objeto de mi propia producción, mi
cuerpo entra en el circuito del arte, es una res extensa más.
El
artista, el sujeto, luego de la caducidad de sus objetos, de los objetos que lo
representaban en el mundo, pone su cuerpo como objeto, allí deja su impronta
como sujeto, muestra su propia división subjetiva, ahora el
cuerpo ocupa el lugar del sujeto. Ahora
el cuerpo es efímero, discursivo, de una marca a la otra, de una huella a la
otra, muestra su recorrido, sus
restos, pero, parece que esto no es suficiente, debemos mostrar más, no
ir mas allá, sino ir más acá, más adentro, más acá de la piel, las
segregaciones del cuerpo, la sangre, el semen, los mocos, las heces, los pelos,
las uñas, serán elevadas a la categoría de objeto, de representación de ese
sujeto cada vez mas evanescente, mas
escurridizo, es llevar los
excrementos a la categoría de sublime.
Ahora
serán los órganos, el hígado, los riñones,
se dejaran ver las entrañas, se abrirá la piel ante las cámaras
de televisión haciendo un llamado a la iconografía religiosa,
a la iconografía de la historia del arte,
un llamado a la representación que venga a cubrir
los cortes que hago a mi cuerpo, que venga a velar mi organismo, el latir
propio de lo viviente. Ahora son los órganos mismos como representantes de lo
viviente, que toman categoría de objeto. Las células, los espermatozoides,
los glóbulos de los ojos, exilados
de la piel que no solo les daba cobertura sino unidad como imagen,
representan ahora al sujeto, de
alguna manera perdido en los derroteros de la imagen, y de
alguna manera reclamado.
Así
el arte hace un llamado a la biología, a la filosofía, a la sociología, pero
también a la cibernética, para
encontrar una nueva respuesta a la posición del sujeto más allá del cuerpo,
y de sus múltiples representaciones. La palabra del propio artista,
de su escritura, de las
huellas que deja en los otros nos servirán de guía para este recorrido
del objeto a la perfomance, y
de los restos, que ha dejado en su camino.
Al
releer estas notas, del principio del 2000, me siguen pareciendo válidas para
entender este recorrido: ante la pérdida de la imagen / representación como
objeto y el encuentro con el cuerpo / objeto del propio artista como nuevo
objeto del arte, siempre estamos hablando del recorrido ‘60’-00’. La
problemática en los últimos años no es que sea diferente sino que los
artistas están preocupados en como instalar este no-objeto que es la acción
y la imagen que de ello se produzca. ¿Qué quiere decir este no-objeto de la
acción?
Recordemos.
La representación implica un momento dos , ya que un momento uno de la
representación es mítico, no podemos saber de él, se trata de una huella, de
una marca en lo real, que no ha adquirido valor imaginario, por un lado, y por
otro su significación. La significación es un modo simbólico de la
representación, o sea, por un lado se produce una imagen y por otro un
significante que designe esa representación. Esto se produce si los registros
imaginario y simbólico están bien construidos, si funcionan. Si no es así ¿Qué
sucede?. Puede haber una imagen no representada simbólicamente, o sea hay un
fallo en la imaginarización de dicha huella, o puede haber un significante que
no tenga representación imaginaria, o sea hay un fallo en la simbolización. En
síntesis de lo real-materico imposible de representar podemos producir una
imagen y/o un significante, cuando estas operaciones fallan es cuando el arte
ocupa ese lugar, produce con el fallo-del-Otro, con el fallo en las
representaciones simbólicas y/o imaginarias.
Luego.
¿Dónde se ubica la acción? En el fallo de la representación, donde
todo no es representable, surgirá la acción como un fallo de la
imaginarización o un fallo en la significación. No todo de una imagen primera
produce una acción determinada sobre una imagen segunda [i(a) i(a’)], 0, no
todo un significante primero produce una acción determinada por un significante
segundo [ste ste’], queda una acción sin representar, sin significar que va a
producir un no-efecto. Será un efecto flotante, que en arte a veces se dice efímero,
no es un efecto que produzca una forma segunda, una significación segunda, será
un efecto flotante, incluso podríamos decir a-lucinante , de-formante,
de-lirante, etc. Se trata de una no-forma, de un-objeto que no adquiere una
forma determinada. Entre un significante y otro, entre una imagen y otra deviene
la forma, la acción que no adquiere forma es de-forma.
Si
esta claro que no todo lo real adquiere representación, ni que toda
representación adquiere forma, o que toda representación tenga su correlato
significante, y que de ello depende la acción. ¿Cómo instalar la acción?*
*Cuestion
fundamental que tratamos en:
‘Introducción a las teorías contemporáneas’
desde mayo 2004-2005
‘Instalar lo real’
Master en comisariado y prácticas culturales en arte y nuevos medios
MECAD\Media Centre d'Art i Disseny de la Escola Superior de Disseny ESDI
y la Universitat Autònoma de Barcelona
Pero
antes tendríamos que poder pensar que quiere decir ‘instalar lo real’, ya
que la acción es algo de lo real que no se representa ni se significa,
es un resto pulsional no objetibable, que no es ni significante ni
objeto, es algo de la huella, de marca que tiene valor de ‘letra’. La letra
por un lado es una imagen, y por otro, un significante, pero hay algo de la
letra que tiene valor de ‘cuerpo’, lo que denominamos el cuerpo de la letra,
a la que los antiguos tipographos daban gran valor, el tipo de la letra, el
cuerpo de la letra son cuestiones propias de lo real antes
de su representación como imagen, y de significación como significante,
ya sea en su valor visual o en su valor sonoro, si queda aislada ‘flotara’,
se hará efímera, se depositará ahora en el cuerpo, ahora en una marca de lo
social, ahora en una marca de
mercado. No cesa de hacer su
efecto, algo se resignifica, algo se reimagina, pero algo retorna como real,
como violencia, como agresión, como rechazo –refoulament-, lo real se instala
como rechazado, retorna como el horror, hoy diríamos como el terror, o se
instala en el cuerpo como enfermedad, el cuerpo estará afectado –de una
dolencia extraña que no tiene nombre- y el sujeto no podrá resignificarlo, no
podrá imaginarizarlo, se escapa del campo de lo imaginarizable. Algo de esto
saben los artistas, donde la afección en el cuerpo se usará como un cuerpo
marcado, lacerado, señalado, por marcas de lo social que no se pueden
simbolizar por los discursos imperantes.
Ante
esta imposibilidad de instalar lo real, imposible de instalar, aunque se intente
mediante la afección en el cuerpo o el terror en lo social, (dos modalidades
del retorno de lo real) ya que la cualidad de lo real es que siempre retorna, la
acción sería una manera de este retorno de lo real, en algo posible de
representar en algo posible de significar. Si la representación o la
significación tienen claramente un valor metafórico, la acción falla en este
valor, pero tiene un valor sucesivo, la sucesión es una característica propia
de la acción. La acción se caracteriza por su sucesión, o sea no se trata de
una acción única –sería un acto con una significación propia-, no sería
una acción dos, una acción para otra –sería un acting, una acción dirigida
a otro-, sino se trata de una sucesión, de una a otra, a otra, a otra. Es en
una sucesión donde la acción muestra su carácter transitivo, de un transito trata su carácter efímero.
No
se trata de instalar un sitio o el otro, una estación o la siguiente, sino el
transito entre una y la otra, ya
que es la línea de recorrido, las flechas que llevan de una a la otra, dar paso
o no dar paso a la siguiente. Es de una perfomance a la otra, una sucesión de
perfomance, para dejar huella a su paso, marcas en su transito, podemos decir ya
un trans-sitio , de un sitio a otro. Pero, si no se trata de un objeto, ya que
lo que ha fallado es la extracción del objeto, y se trata de un transito, de lo
efímero, de un sitio a otro, quizás tenga que ver con el sujeto que realiza
esa acción. Recordemos que el sujeto se caracteriza por su condición de efímero,
de un significante a otro, entonces se trataría de ‘instalar’ algo de lo efímero
del sujeto. Llegado a este punto se abriría un debate muy importante, el arte
de la acción tendría más relación con lo efímero
del sujeto, a veces en su presentación corporal, que con la definición de un
objeto por su realización.