Caso de tratamiento de un paciente tras una operación discal
Traugott Wahl
fisioterapeuta y rolfer

El caso que voy a poner es el de un tratamiento de Rolfing con una persona que se sometió a una operación de hernia discal y que vino a verme justo seis años después de la operación. Tanto el paciente como yo, somos alemanes, así lo que explico es traducido del alemán. La manera como voy a estructurar mi ponencia es explicar los pasos de la terapia en tres partes:

La primera parte es la vista en general de lo que es el inicio del tratamiento, el estado del cliente y sus expectativas, la valoración diagnóstica del paciente, y el objeto del tratamiento.

La segunda parte se ramifica desde la perspectiva para dar a conocer el proceso del tratamiento desde su parte más técnica y la tercera parte da espacio al cliente y su vivencia del tratamiento.

Finalmente enfocaré la pregunta de si la formulación de la meta fue coherente o no.

Tradicionalmente el primer paso en el tratamiento del Rolfing es dar una explicación de los principios de este trabajo al paciente y encontrar la motivación del cliente de por qué cree que esta terapia le puede dar algo. El Rolfing es una terapia manual que trata de estructurar el cuerpo humano, aprovechando la plasticidad del tejido conjuntivo, dentro del campo de la gravedad en un eje vertical, así acercando la estructura humana a una relación; sin conflictos con el campo de la gravedad. Se puede entender el Rolfing como una técnica holística integradora que no trata de solucionar problemas específicos como por ejemplo patologías del campo de la traumatología o de la oncología.

El paciente que viene con un problema específico y diagnosticado como por ejemplo: rotura de ligamento cruzis o úlceras de la mama debe entender la diferencia esencial entre la medicina alopática/correctiva y el concepto de un tratamiento somático - sobre todo para crear una compatibilidad coincidencia en las expectativas del tratamiento.

El primer paso fue la elaboración de la anamnesis. Este hombre de 39 años había sido sometido una cirugía de hernia del disco, intervertebral entre la quinta vértebra lumbar y el sacro hacía seis años. Luego llevó a cabo el proceso de rehabilitación y no tuvo quejas durante tres años. A partir del año 90, a veces le dolía el nervio ciático de la pierna izquierda. Ahora vino con dolores semejantes a los que tenía antes de la operación, las molestias no sólo le afectaban su pierna izquierda, desde hace tres meses también la pierna derecha. Notaba los síntomas después del esfuerzo físico y le causaban serias inhibiciones en su vida diaria. Además, comentaba una cierta ansiedad ante la posibilidad de una nueva operación.

El cliente observó que antes de la operación sus fases de dolor coincidían con periodos de estrés, en cambio, ahora el dolor está‚ aunque no haya motivo de estrés.
Como otros incidentes en su vida contaba de una caída que tuvo con ocho o nueve años en la que se rompió sus dos muñecas. Él esperaba de este tratamiento una mejora de su estado, entendiendo esta técnica no como técnica específica y local sino más como última opción antes de entrar otra vez en el tratamiento de la medicina ortodoxa.

Entré entonces en la fase de percibir y valorar el estado de su cuerpo, ésta consiste básicamente en un análisis visual del cuerpo estando de pie y en movimiento. También se incluyen algunas pruebas técnicas sobre la consistencia del tejido de la musculatura y del juego entre huesos y articulaciones.

Encontré que el estado de su cuerpo básicamente consistía en:

I. Un patrón de compensación que giraba el cuerpo alrededor de un eje vertical, desde una posición de la pierna derecha adelantada hacia el hombro izquierdo retraído.

II. Una torsión compensatoria del segmento cervical-cranial hacia la derecha.

Consecuencias de este patrón básico:

A. Un resultado secundario de esta I. Compensación fue la sobrecarga de la pierna izquierda creando el dolor por comprimir el conducto del nervio ciático.
B. Además se había comprimido la zona lumbar-abdominal, esto lo fue inhibiendo el libre funcionamiento del diafragma y de la respiración y aumentaba la tensión ya presente en el cinturón de los hombros.
C. Los miembros radiales se tensionaban y se acortaron como respuesta a la falta de espacio y dimensionalidad en el tronco.
D. El estado general del tejido y del tejido conjuntivo era ausencia de plasticidad contraída y con residuos de líquidos intracelulares y de linfa especialmente por la región sacra.

Una meta para el cliente consistía en eliminar el dolor de la espalda y de las piernas. Mi formulación era llegar a desarrollar la compensación general. Mi estrategia era la de seguir los pasos de arriba en el orden inverso. En el inicio del tratamiento conseguimos sobre todo la relajación/expansión de las estructuras superficiales a través de la manipulación del tejido conjuntivo que las representa y las envuelve. El inicio, las primeras tres sesiones, dejan que el cliente aprenda a relajarse o a entrar en un estado de observarse desde dentro. Puede resolver las restricciones del tórax, de la afasia lumbar del cinturón de los hombros y el grupo isquio-tibial.

En la próxima parte del tratamiento el cliente empezó teniendo más espacio y movilidad exterior accesible como para soportar y dar base a las próximas pautas. El cliente se entregaba más relajado a los tratamientos notando la mejora de las primera sesiones como menos dolor. Las siguientes sesiones trataron de descomprimir el tronco tratando sus segmentos, la pelvis, la columna vertebral específicamente las lumbares, el sacro, las dorsales superiores, las cervicales, el abdomen y el tórax. Cuando sólo mencionan estos segmentos se entiende que nunca quedaron excluidos los miembros periféricos que en todas las sesiones tenían que ser trabajados para acomodarse a los cambios efectuados en el tronco.

Aquí tratamos la relación de las lumbares con los pies, desarrollando la transmisión del peso a través de la pelvis y de las rodillas en vez de moverse alrededor de estas importantes estructuras de ejes horizontales y verticales que están para llevar y mover el cuerpo. En consecuencia al abrir la transmisión del peso hacia los pies un desplazamiento ocurrió en las estructuras dorsales y cervicales, que a partir que se efectuaban estos cambios pudieron soltar el peso que estaban levantando hacia arriba.

Ya casi acabando con el trabajo ocurrió una recaída en varios patrones de tensiones y dolor. Esto hizo necesario, sobre todo trabajar en las dorsales superiores y cervicales y luego en el abdomen-diafragma y en los brazos. Terminamos el círculo de sesiones con trabajo funcional que conecta las partes del cuerpo entre si a través del movimiento y interrelaciona la entidad con el entorno para formar una autoimagen coherente relacionada con el campo de la gravedad.

Este aspecto del trabajo enfoca los patrones de postura que suelen crear tensiones o llevan el cuerpo fuera de los ejes verticales y horizontales. Aquí el cliente aprende a sentarse y levantarse manteniendo ángulos correspondientes implicando el principio de los antagonistas y sinergistas. Caminando buscamos la manera de sentir el centro de la gravedad que mejor le sirve para mover las piernas sin esfuerzo y que surja el movimiento con la mayor suavidad/ligereza posible. Todos los movimientos deben estar acompañados con una respiración difundida que será igual repartido entre respiración toráxica y abdominal. Esta parte de tratamiento no se da con el fin que el cliente se mueve de una manera mecánica, más bien sirven como movimientos de referencia a los cuales puede volver y orientarse el cliente una vez terminado el tratamiento.

Paso a detallar los comentarios del paciente:
En las primeras sesiones el cliente me comunica que siente su cuerpo más ligero y con mas expansión en la respiración. Ocurrió que a veces las manipulaciones le llevaron hacia un estado muy relajado que casi se dormía. Poniéndose de pie después del trabajo en la camilla, cuando salía de un estado así, comunicaba que él se manifestase raro refiriéndose a la manera como percibía el apoyo de las plantas de los pies en el suelo o su tamaño corporal.

A partir de la cuarta sesión estaba mas seguro en los movimientos, que antes le habían costado, o movimientos que antes evitaba para no hacerse daño. A finales del tratamiento comunicó que reconoció patrones que le crean tensiones y su habilidad de salir de ellos y aplicar las aprendidas técnicas. En total notaba una facilidad de observar su cuerpo desde la perspectiva de las sensaciones corporales. Esto le daba más tranquilidad en los momentos en que sentía un dolor o las consecuencias de un esfuerzo corporal, porque ahora en vez de contraerse puede usar su respiración y estiramientos para modificar la zona percibida.

Para completar la ponencia haré una comprobación de lo que nos propusimos como meta y lo que fue alcanzado. Las submetas de conseguir resolver la compresión en la zona lumbar y abrir la región del diafragma las cumplió según lo que dijo el cliente y la comprobación desde mi parte. También se produjo un movimiento en el espacio del cinturón hombro-cervical que ahora descansa encima de la parte inferior del tronco. Si comprobamos la rotación de la compensación general, es obvio que hay una gran parte de equilibrio y más verticalidad en la alineación estructural del cliente.

Pero también hay que decir, que en el nivel membranoso de la columna vertebral y craneal queda una tendencia de volver a caer en ese patrón antes explicado. Trabajar con este patrón, en mi opinión relacionada con el esqueleto citomembranoso, una serie de sesiones en un momento posterior podría dar más plasticidad a estas estructuras, más a nivel energético. Lo que sí fue más importante conseguir el cambio de actitud hacia su propio cuerpo, fue la habilidad de propiocepción y autocorreción se establecieron y desde entonces marcan el desarrollo estructural y quizás personal del paciente de la hernia discal.