Relación entre un trabajo fisioterapéutico
y un trabajo de formación de actores

Teresa Monsegur de la Torre
fisioterapeuta

Mi trabajo en el movimiento me ha llevado a través del tiempo, desde la danza y el teatro, hasta la terapia. No he podido nunca dejar de lado lo que es el trabajo artístico.

Presentaré dos casos que muestran la relación entre un trabajo fisioterapéutico y un trabajo de formación de actores. Definimos las dificultades que tienen los dos grupos: Por una parte dos niñas con escoliosis idiopática. Una de ellas deportista de elite (nadadora), la otra una niña que no ha realizado ninguna actividad corporal. Por otra parte superar la prueba de admisión para la formación de actores profesionales en la Escuela de Nancy Tuñon.

La finalidad de comparar estas dos actividades consiste en demostrar la importancia del sistema pedagógico en el trabajo corporal, cualquiera que sea ese trabajo, desde un entrenamiento para una actividad deportiva o artística hasta la terapia de una columna desviada.

Quiero demostrar también que a pesar de que aparentemente aptitudes expresivas tienen puntos fundamentales de relación.

Cuando hablo de sistema pedagógico no sólo me refiero a la sistematización de los contenidos del conocimiento que se desean transmitir, sino a cómo se transmiten, y cómo se deben realizar ajustes permanentes y conscientes en la persona del terapeuta-profesor. Para eso existe todo un ámbito de reflexión acerca de para qué se digan tales y cuales consignas, cómo se dicen y que resonancias profundas pueden despertar. ¡Vaya! que no se puede decir: “re-láje-se” a un paciente y pensar que se está y que ni siquiera se asome en el horizonte la sombra de una duda. Que no se considere que el hecho de dar ordenes autoritariamente y muchas veces impacientemente, influyen cualquier proceso terapéutico, que también es un proceso pedagógico como lo están viendo en otras partes, donde se está desarrollando toda un disciplina que trata precisamente de éste problema, sobre todo por supuesto en el ámbito de las enfermedades crónicas.

La persona que acude a realizar una terapia de índole postural, al margen del dolor, que evidentemente muchísimas veces es un factor determinante para la consulta, (aunque en los casos que presento no era el motivo fundamental), reconoce que existe alguna dificultad, percibe, aunque sea borrosamente, que hay lugares en su cuerpo que están bloqueados. Lo mismo ocurre en el caso de los actores, en los que la incapacidad expresiva se corresponde con rigideces, falta de un tono muscular apropiado, un esquema postural e imagen corporal imprecisos e irreales y estereotipos rítmicos y espaciales.

La niña Claudia (la nadadora) llegó a mi consulta ya hace más de un año, con muchísimo dolor de espalda, con una escoliosis lumbar convexidad derecha, habiendo superado un Schewerman del cual quedaba una gran cifosis. Esta niña era considerada como una gran promesa para el club por el cual nadaba, pero debido a todos estos problemas su rendimiento se veía seriamente limitado. El tratamiento consistió y consiste en masajes especialmente en los puntos gatillo; ejercicios para practicar dentro de su entrenamiento diario y también una serie de medidas para realizar con mayor eficiencia los gestos propios de nadadora.

Claudia es una chica muy inteligente, le encanta nadar, y es muy disciplinada, por lo tanto, realmente trabaja todo lo que acordamos en las sesiones con mucho rigor, cosa que se ha visto recompensada con una progresión realmente espectacular en su rendimiento deportivo. Resulta verdaderamente increíble, pero es cierto, que en una disciplina tan enormemente ligada a la respiración como es la natación, no hayan tenido en cuenta su enseñanza. Claro que le han dicho: "Respira bien" y eso muchas veces.

Quiero señalar esto, y recalcarlo con todo énfasis: no basta con decir: "Haz bien algo", para que se pueda. Obviamente.

Trabajamos con Claudia de una manera exhaustiva, poniendo en juego toda su sensibilidad y propiocepción para que la respiración, que bloqueaba su musculatura en muchos puntos de su espalda, fuese lo más fluida y profunda posible. En este trabajo resulta fundamental apelar a su consciencia e inteligencia. Ningún aprendizaje se realiza por la repetición mecánica, sino por un conocimiento cada vez más sutil de observación de las diferencias entre una y otra vez en que se realiza el movimiento; del mismo modo que cuando aprendemos a dibujar la letra "a" si no logramos apreciar en qué vamos variando cada vez que la escribimos, no podrá lograr la "maestría" en la letra "a".

Asimismo intenté que pudiera percibir, sin necesidad de espejos, (no soy contraria a la utilización de espejos: hay momentos en que resulta útil, pero evidentemente no hay espejos en las piscinas olímpicas, y aunque los hubiera, resulta muy difícil mirarse la espalda y afinar el movimiento con la imagen reflejada). Esto, si les interesa, puedo ampliarlo. Busqué que pudiera percibir la alineación de la columna y corregirla con pequeños movimientos de acomodación. Era necesario, o está indisolublemente unido, el desarrollo de una percepción cada vez más fina de su imagen y de su esquema postural, cosa que también influyó en la calidad y la economía de su gesto, lo que a su vez, produjo un mayor rendimiento.

La niña Palma llegó a mi consulta porque sus padres habían observado que sus piernas se estaban "torciendo", en la revisión resultó evidente (además de un valgo en las piernas) una escoliosis dorsal derecha que posteriormente fue confirmada por la radiografía. Esta niña es, al contrario que Claudia, muy sedentaria, tiene poca musculatura y un tono muy bajo, y confirmando los hallazgos de Mezziers, una cadena posterior acortada. El trabajo u columna y de los lugares en donde su musculatura se halla bloqueada, relajar y estirar su cadena posterior, mediante masajes, de nuevo especialmente en los puntos gatillo, y ejercicios adaptados a sus curvaturas, también y para reforzar la musculatura abdominal realizamos contracciones excéntricas isométricas. El problema consiste en que esta niña de doce años de edad, no acostumbrada a una disciplina física, no puede acudir a la consulta más que una vez por semana; como se comprenderá estamos trabajando contrarreloj, pues existe el peligro que su escoliosis se dispare ahora que está muy cerca de la menarquía, entonces es imprescindible su trabajo en solitario todos los días y con una duración de aproximadamente una hora y este es un reto terapéutico y también pedagógico.

Este punto se ha de tratar con sensibilidad, y por supuesto con gran imaginación: la necesidad de trabajar todos los días y durante un periodo importante de tiempo todos los ejercicios que se acuerdan en las sesiones, es muy difícil. Este es un tema que abordo siempre en la primera sesión, y es condición sinecuanime para el inicio de un tratamiento: el compromiso rotundo del paciente de realizar esos ejercicios, con esta niña y con casi todos mis pacientes. Desarrollo unas secuencias de ejercicios "a su medida" de las diferentes patologías y también, por en su casa. Es difícil, pero, los logros siempre se consiguen con esfuerzo personal, no existen, que yo tenga conocimiento, ni que se hallan demostrado por métodos objetivos, terapias milagrosas. A una bailarina le lleva años de esfuerzo, disciplina y voluntad, el esfuerzo es una virtud que hemos de desarrollar los seres humanos, que dignifica a las personas, pensándolo desde un punto de vista expresivo: es muy bella de ver. Bueno, pero cómo conseguir ese profundo convencimiento, esa actitud casi religiosa del trabajo en solitario? Muchos centros de fisioterapia solucionan este problema de una plumada: hacen que el paciente acuda dos, tres, cuatro o cinco veces en la semana para realizar los ejercicios en el mismo centro, individualmente o en grupo, para poderlos supervisar y asegurarse de que se realizan correctamente. Pienso que en algunas patologías puede ser muy beneficioso: Traumatismos, esclerosis múltiple, etc. pues el hecho de encontrarse con otros con sus mismos problemas, les ayuda a socializarse y a encontrar un ámbito acogedor, que resulta importante por el consuelo personal que reporta.

Pero en el caso de problemas posturales los ejercicios son de tal modo personalizados y se han de realizar con tal sutil precisión, mirando y corrigiendo, haciendo que el paciente se da cuenta, tome consciencia; que hay que realizar un trabajo de forma absolutamente individual y presente. Este seguimiento, necesario a veces diariamente como podría ser en la problemática de Palma, es muy difícil conseguirlo por varios motivos y entonces surge la cuestión de cómo se puede incentivar a la persona para que adquiera el hábito del trabajo en solitario, igual que el de lavarse los dientes. Por una parte los ejercicios han de resultar, sobretodo al principio, gratificantes de realizar, ya sea por las sensaciones propias que se pueden sentir en el momento de su realización, como por las que sobrevienen después, esto resulta relativamente fácil cuando existe dolor, porque este se calma o mejora lo que no es el caso de Palma pues a ella no le duele. También han de exigir una gran concentración, pues no existe nada más aburrido y que contagie mayor sentimiento de mediocridad como un ejercicio mecánico, y para que apetezca esta concentración, evidentemente tienen que resultar interesantes, con un componente lúdico que proponga una cierta exploración e investigación de sus posibilidades... Lo que nos lleva al tema de lo creativo.

Lo creativo como herramienta terapéutica. Citando a Gaurody: "no hay nada más terapéutico que el arte", porque supone un lugar en donde darle forma a nuestros conflictos, contenidos emocionales y vitales. El proceso que nos lleva a darle alguna determinada forma, y también la búsqueda de esa forma y de las herramientas de que nos vamos a valer, necesariamente nos conduce a una comprensión más cercana de nuestros impulsos y de nuestros deseos, al mismo tiempo esta concreción produce el profundo consuelo que toda obra de arte reporta, por el valor que supone asomarse a los abismos y traer agua para compartir. Así, cito a Kant: "Todo juego variado y libre de las sensaciones (que no tengan como fundamento una finalidad) produce placer porque favorece el sentimiento de la salud, haya o no en nuestro juicio racional un placer por el objeto y el gozo en si mismo" y también: "El juego es una actividad corpóreo-espiritual libre, que crea un ámbito de posibilidades de acción e interacción con el fin no de obtener un fruto ajeno al obrar mismo, sino de alcanzar el gozo que este obrar proporciona, independientemente del éxito obtenido."(1)

Por lo tanto, parte importante de nuestro trabajo consistirá en que el cuerpo y el movimiento se puedan, a través del juego y el arte, percibir más global y placenteramente, para favorecer el sentimiento de salud.

En el caso de los actores, el grupo es enormemente heterogéneo en todos los sentidos: edades, estrato social y cultural, entrenamiento físico y problemática corporal. Pero existe un factor común: la dificultad de que el movimiento fluya por sus articulaciones, especialmente por su columna vertebral: podríamos considerarla como la incapacidad de libertad de acción impulsados por sus sensaciones, pensamientos, sentimientos.

Interrelacionada con esta dificultad existen en este grupo, creencias difusas acerca de lo que significa el cuerpo y el movimiento, lo que produce un esquema postural y una imagen corporal pobres y confusas. Se piensa que el sentir alguna emoción con fuerza basta para que esto trascienda y llegue claramente al receptor, (al público), no teniendo el actor otro trabajo que conocer sus mecanismos internos para producirse diversos estados emocionales, ó (¡ menudo trabajo también!). Si bien esto es una parte fundamental del entrenamiento del actor, es necesario que además. esas emociones puedan fluir libremente por su cuerpo, y partiendo al revés, sin que esto sea excluyente ni muchísimo menos, ayudarse a conseguirlas por medio de movimientos o posturas, ubicadas en el tiempo y el espacio, que las puedan desencadenar. Los seres humanos somos semejantes, tenemos una estructura semejante, lo que supone tener una comprensión de lo que se puede sentir o pensar en determinada postura o movimiento. Somos mucho más hábiles de lo que se cree para leer en los movimientos, gestos y posturas de los demás.

Cuando me refiero a postura y movimiento hago referencia a los elementos básicos que las componen: el tiempo, el espacio, la fuerza y el flujo.
Para el actor o el bailarín su cuerpo es, (además de ser ellos mismos como a todas las personas) su herramienta, su instrumento de trabajo. Es necesario conocerlo efectivamente, tener la capacidad de un análisis crítico y trabajar a su favor, en un trabajo que no se reduzca al fortalecimiento y al estiramiento muscular, al "embellecimiento", como puedan producir algunas buenas gimnasias u otros modos de abordaje corporal.
Por lo tanto, el trabajo con los actores tiene varias necesidades:

Sensibilizar su esquema postural y su imagen corporal. Aquí se encontraría todo lo que tiene que ver no sólo con la capacidad de percepción real del cuerpo en su totalidad, sino también con las sensaciones y emociones que existen, encubiertas o no, en los diferentes lugares de nuestro cuerpo. Descubrimiento de los bloqueos y dificultades: al igual que es necesario para emprender cualquier terapia.
Desarrollar y estimular el movimiento natural y propio, para tener una base desde la cual actuar, y para favorecer la libertad del movimiento. Existen unos impulsos básicos, unos reflejos, como son el desperezarse, el estirarse, el retorcerse, el erguirse, etc. que hacen que se muevan todos los grupos musculares en todas sus posibilidades. También es importante este trabajo en las terapias: volver a la gama completa de movimiento, hacer que la persona pueda acceder a todos los matices, que son también todos los matices del accionar humano. Cómo, si necesitamos re-establecer un aspecto preciso, es necesario situarlo y re-situarlo dentro de la globalidad del universo al cual pertenece. Sistematizar secuencias de movimientos para tener un entrenamiento completo que sea a la vez entrenamiento y prevención de problemas posturales, articulares, musculares, etc., al igual que en las terapias.

Afinar, precisar el gesto, capacitar en la escucha inteligente de su propio movimiento y también en el de las otras personas. Lo que conlleva un conocimiento práctico, pero también teórico de lo que ocurre objetivamente. Este punto es también fundamental en las terapias porque se trata de que el paciente conozca su patología, sepa con exactitud que movimientos y como realizarlos.

Parece la obviedad misma que la enseñanza de cualquier disciplina pasa por explicar a las personas como se ha de realizar, que es lo que se puede llegar a sentir, como ''afinar'' con la mayor sutileza cualquier gesto. Desgraciadamente existe una gran incultura con respecto a la precisión, da lo mismo hacer las cosas "más o menos": poner un brazo más o menos al lado, estar sentados más o menos derechos, etc. Por esto, es tarea del profesor-entrenador-terapeuta tener la metodología y todos los recursos que se necesiten, para que el gesto o la postura sea realizado de la forma más eficiente. Me contaron hace poco la indignación que tenía un profesor de música en un colegio, porque los niños desafinaban o no entraban a tiempo, jamás pasó por su cabeza pensar que el problema no estaba en los niños sino en su propio método pedagógico.
Pienso también en aquellos médicos, enfermeras, fisios que dicen a sus pacientes (que pacientes!) Re-la-je-se! O cuando dicen "este paciente no colabora" ¿Con quién ha de colaborar? ¿A quién ha de satisfacer? ¿No sería al revés acaso?


(1) Estética de la creatividad, Alfonso López Quintós, Ed. Cátedra, S.A. Madrid. 1977.