Hablaré del cuerpo como instrumento de creación a partir de mi propia experiencia como bailadora y enseñante. En ambos terrenos me he decantado por un trabajo de investigación y exploración personal que creo, entrelaza y complementa ambas perspectivas. Me presento como bailadora, intentando con ello escapar de la escisión entre coreógrafa y bailarina ejecutante, optando por una danza de creación. Habitar el cuerpo desde aquello que va surgiendo, nos pone frente a un camino no trazado, que requiere una continua escucha. Plantearé preguntas más que dar respuestas. ¿Cuándo podemos sentir en cada uno de nosotros que aquello que realizamos está vivo y tiene fuerza?, o por el contrario, ¿ Estamos actuando bajo la rutina y el movimiento se vuelve mecánico? ¿Por qué determinado movimiento puede tener la capacidad de ser revitalizador? o por el contrario, ¿ ser fatigoso?. ¿Qué es eso que caracteriza a un movimiento para que nos parezca bello, sensual, armónico o expresivo?. Algo que pueda llegar a emocionarnos, a hacernos vibrar: que comunique, o por el contrario: que nos deje alejados, fríos o distantes. La propuesta
que planteo en relación con la danza, y a mi
opción personal, es la de un trabajo de sensibilización
y conciencia corporal como punto de partida de acercamiento a uno
mismo y desde este contacto con uno mismo la exploración del
movimiento a partir de aquello que me mueve, del sentimiento que
provoca o de las imágenes que aparecen. Recientemente apareció en el periódico una publicidad que me interesa señalar. El lema del anuncio es: "sólo quién tiene un dominio absoluto de la técnica, puede dar rienda suelta a sus emociones". Me planteo interrogantes en relación con las prioridades. ¿Técnica? ¿Presencia? ¿Expresión? ¿Comunicación? ¿Esfuerzo? ¿Dominio? ¿Virtuosismo? Escuché una frase de Margueritte Duras en la que un personaje de una de sus películas, un niño decía así: "No quiero ir nunca más a la escuela, porque allí me enseñan cosas que no sé". ¿Qué aprender? ¿De qué manera? ¿Desde dónde? Algo me resuena
de esta frase, algo que tiene que ver con: o bien aprender una
manera nueva
y siempre externa de… en este caso moverse
o acaso la posibilidad de despertar ciertas capacidades latentes,
de partir de lo existente, de darle soporte, reencontrar algo que
nos es propio, y desarrollar una exploración que esté en
contacto con el interior. Desde este planteamiento se trata más bien de rescatar y recuperar cierta fluidez de movimientos que es propia en el ser humano, recuperar la confianza en el cuerpo como instrumento de creación, permitir que algo que quedó atrapado durante el crecimiento pueda encontrar una nueva acogida y a la vez una salida mediante el movimiento, mediante la creación. Desde el contacto íntimo no hay separación entre el elemento técnico y el expresivo, más bien cierta reconciliación que nos acerca a un lenguaje propio en la que la implicación tiende a una globalidad, tornándose un movimiento vivo, creativo, sugerente o tal vez poético. ¿Quizás a partir de esta propuesta el encuentro con una técnica específica surja desde una necesidad específica, acaso de ampliación, expansión, precisión, etc.? ¿Quizás escoger una opción hace que otras queden relegadas a segundo término?. "Una danza que nació del silencio" Hubo una vez un instante de silencio, de silencio blanco y de quietud. De ahí surgió el movimiento (suave, lento, perezoso) y quedó la huella de la redondez dibujada en el aire, y surgió la forma de la vasija de barro que todo lo contiene. Agua y sonido de agua. Cuerpo en movimiento. Me muevo. Siento el movimiento en mi. Siento mi cuerpo en movimiento. Cuerpo habitado. Recorro los rincones de mi ser. Espacio interno. Algo emerge desde el interior. ¿Quién eres tú? Personajes que me habitan aparecen y se esfuman por mis pliegues,
aparecen en movimiento, movimiento que se expande como onda vibratoria
recorriendo el cuerpo, conquistando el espacio. ¿Desde dónde? Del silencio
nació una
danza, |