Sentir la anatomía a través del movimiento
Esther Vidal
profesora de gimnasia


Hace seis meses empecé a dar clases de gimnasia de mantenimiento a un grupo abierto de más o menos veinte personas. Estas clases tienen una duración de una hora y se practican dos veces por semana.

En este tiempo se ha formado un grupo de ocho personas, con una edad comprendida entre treinta y cincuenta años, cuya característica principal es la constancia.

Primera parte

Antes de empezar a desarrollar la evolución de este grupo, convendría aclarar a qué se llama clase de mantenimiento o gimnasia Sueca y cómo se realiza. Personalmente no estoy de acuerdo con el término mantenimiento, ya que la gimnasia no sólo ayuda a mantener el cuerpo por medio de ejercicios, sino que desarrolla, fortalece y da flexibilidad. Hace unos años se ha introducido música en estas clases (antes sólo estaba indicada en la gimnasia rítmica), pero se ha observado que la música es una parte importante a la hora de estructurar una clase, la hace más amena y motiva al alumno, que aprende, a escucharla y al sentirla adquiere sentido del ritmo.

En un principio la gimnasia sueca, es la que se realiza sin ningún instrumento. Hoy en estas clases se introducen pequeñas pesas, pelotas medicinales, barras y cuerdas.

Estos instrumentos posibilitan la ejecución de nuevos ejercicios, el trabajo en parejas y el desarrollo muscular, ya que muchos de ellos tienen un peso añadido que lo facilita.

Al empezar las clases con este grupo era prioritario saber cual era el nivel físico de estos sujetos, llegar a lo que se llama "Nivel de entrenamiento", para adecuar los ejercicios a sus condiciones físicas.

l - Una clase de gimnasia empieza generalmente con un precalentamiento; El objetivo es preparar las articulaciones y los músculos para un trabajo más intenso, previniendo así posibles lesiones: Puede ser correr, saltar o cualquier tipo de ejercicio que eleve el ritmo cardíaco y en el que se integra el movimiento de todos los músculos en general.

2) Después del calentamiento pasamos al:

Trabajo localizado: En este momento es importante recalcar los principios de colocación del cuerpo, esto es técnica postural: La espalda recta, la cabeza alineada con la columna vertebral, los hombros relajados pero rectos, pared abdominal firme, pelvis ligeramente basculada hacia adelante y nalgas contraídas. Es el momento de trabajar los músculos de forma aislada o en pequeños grupos.

Hay que seguir una secuencia lógica, evitar que los alumnos tengan que levantarse y sentarse en el suelo repetidas veces, ya que esto rompería la dinámica de la clase y las secuencias de los ejercicios.

En este grupo en concreto empezamos la clase de pie con torsiones de cuello, movilizando así las cervicales, pasamos a los hombros, la musculatura de los brazos, pectorales y cintura. Hasta este momento permanecemos de pie, porque esta posición facilita la ejecución de los ejercicios.

Al trabajar de cintura para abajo, se puede cambiar la estructura de la clase, pasando directamente al suelo o bien continuar el entrenamiento de pie. En el suelo movilizaremos los tobillos y los pies. También en el suelo, realizamos varias series de abdominales. Trabajamos el abdomen y el estómago.

3). La clase finaliza con estiramientos, es aconsejable estirar los músculos después de haberlos sometido a un trabajo exhaustivo y localizado, en este momento están "calientes" y podemos mejorar su capacidad de estiramiento. El objetivo es la flexibilización de los músculos y tendones. Son movimientos lentos bajo una presión controlada y durante tiempos determinados.

4. Finalmente incluimos cinco minutos de relajación, tumbados de espalda en el suelo relajamos todo el cuerpo desde la cabeza a los pies, tomando consciencia de nuestra respiración, que es importante durante toda la sesión de ejercicios.

El orden de los ejercicios tiene varios motivos:

1-Preparar el músculo para después forzarlo.
2-Llevar la musculatura al máximo rendimiento.
3-Estirar ese músculo para evitar lesiones y adquirir flexibilidad.
4-Relajación física y mental.

Al empezar la clase y durante ésta, se dan una serie de pautas y de normas de ejecución sobre la posición del cuerpo y la forma de respirar. Se rectifican ejercicios que se ejecutan erróneamente y se explica qué músculo se esta trabajando en cada momento.


Segunda parte

Los sujetos de los que vamos a hablar, llegaron al grupo con diferentes objetivos y motivaciones: adelgazar, desarrollar la musculatura, probar lo que es una clase de gimnasia o simplemente moverse

Normalmente la respuesta de las personas que vienen a clase es buena, pero se limitan a hacer los ejercicios esforzándose y a participar siempre que les es posible. Este grupo llamó mi atención por su interés. Al empezar las clases se centraron en aprender los movimientos, cuando los asimilaron, empezó la concienciación, aprendieron a sentir la musculatura en cada movimiento.

Hacia el sexto mes, fueron más conscientes de su cuerpo, llegaron a conocen el músculo que están activando, saben su nombre y lo más importante es que pueden reconocer, si lo están haciendo bien y en qué grado lo están desarrollando, también detectan cualquier problema o molestia orgánica.

Una de las características de estos sujetos al empezar las clases era la inseguridad, el miedo a hacer el ridículo y no adecuarse al ritmo de la clase.

A medida que pasaba el tiempo, ganaron seguridad en si mismos y aceptaron que cada individuo debe trabajar dentro de sus propios límites. En una clase de gimnasia la finalidad no es hacerlo mejor que los demás, no se trata de una competición. El objetivo es llegar a un compromiso contigo mismo y obtener el máximo rendimiento, a partir de éste, cada persona fue observando los progresos que, aunque lentos eran evidentes. Uno de los elementos que benefició este proceso fue el trabajo en grupo.

Cuando empezaron las clases no se conocían, pero mediante los ejercicios en pareja, se creó una dinámica en el grupo. Las parejas se formaban sobre todo en la fase de estiramientos, el ayudar a estirar a otra persona, supone un contacto físico, tienes que observar las reacciones del individuo al que estás ayudando, preguntarle cómo se siente, conocer sus reacciones, hablarle para saber si siente alguna molestia. La elección de la pareja al hacer los estiramientos es libre, en poco tiempo todo el grupo llegó a conocerse, ya que optaron por no estar siempre con la misma persona, elegían a la que físicamente tenían más cerca.

El grupo aprendió a estirarse de manera adecuada y él hacerlo con regularidad no sólo aportaba una mayor flexibilidad, buena forma y tranquilidad, sino que modifica también el funcionamiento emocional y mental, cada uno de los asistentes desarrolló confianza en sí mismo.

Se observó un cambio en el grupo, desaparecieron los miedos, por el contrario se reforzaban y animaban unos a otros, los más aventajados ayudan a los demás y los animan.

Al principio no se dieron cuenta, pero experimentaron una mejoría en su postura que fueron advirtiendo más adelante. El estiramiento libera la tensión y la rigidez: la del propio tejido muscular y tendinoso y la tensión causada por la situación física o mental del individuo, ya que la rigidez es una reacción contra el dolor o contra cualquier problema psíquico. La ayuda entre los asistentes a la clase y el interés que mostraban se trasladó a todas las fases de la clase, en todo momento se observa un apoyo de unos a otros.

El ambiente de la clase ha cambiado, está más relajado y divertido, ya no sólo vienen a una clase de gimnasia, vienen a encontrarse, a hablarse.

El ejercicio físico representa un esfuerzo y en ocasiones implica también dolor, el hecho de trabajar en grupo hace que este dolor sea más fácil de superar, porque tiene el apoyo de los demás. Las mismas personas haciendo el mismo tipo de ejercicios solos no soportan el mismo esfuerzo que si se sienten reforzados por los demás.