OCAÑA 1973 - 1983
Acciones, actuaciones, activismo
Centro Cultural Montehermoso
19/10/2011 al 15/01/2012
Vitoria, País Vasco
Comisariada por Pedro G. Romero Textos extraídos de la guía de sala de la exposición
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"No es casualidad
que esta exposición
de Ocaña se contextúa I izara en el marco expositivo de
Guía
secreta de las Ramblas pues, en muchos sentidos, la simbiosis del performancero
Ocaña con el paseo Ramblas es total: un actor en la ciudad. Por
eso el desfile de Camilo, Nazario y Ocaña atravesando las Ramblas,
en el filme de Ventura Pons Ocaña, retrat
intermitent, de 1978,
abre majestuosamente nuestra exposición. Desde la procesión
de Las Carlotas que describe Jean Genet en su "Diario de un ladrón",
allá por 1934, Barcelona no había visto nada igual."
"TOMANDO FORMA
Desde su primera intervención pública, vestido de ángel,
como pintor callejero en las Ramblas, Ocaña, que acaba de llegar
a Barcelona en 1973, comienza a construirse como personaje. Si en un primer
momento llama la atención por sus disfraces, como Ocaña denominó siempre
su vestirse de mujer, pronto empieza a ser reconocible en función
de su atuendo cotidiano: botas campesinas, mantón de manila, gafas
redondas, maletín de pintor y sombrerito de cómico. Esa necesidad
de "hablar" que denotan los personajes que encarna con sus distintos
disfraces los sitúa en el lado contrario de la máscara: no
se trata de ocultar nada, más bien de mostrar, sobre exponerse sería
una expresión precisa. Y no sólo en sus ensayos de travestido,
la construcción del personaje Ocaña tiene que ver también
con la disposición teatral de su papel efectivo como autor en la
vida artística barcelonesa. Su ascensión desde el lumpen,
los complejos y la complejidad de su pape! de pintor, la eficacia de sus
relaciones sociales y el apoyo popular a su figura van tomando forma poco
a poco, en aquellos primeros años de venta en los mercadillos, alterne
con putas y chaperas, y trabajo como pintor de brocha gorda. Su amplio
círculo de amigos, desde Nazario a Alberto Cardín, desde
Camilo a Adolfo Fernández-Punsola, desde Josep María Caralt
a Jesús Garay, va entretejiendo también esa nueva personalidad.
"
VIDA PÚBLICA
Inmediatamente las apariciones de Ocaña en la vida pública
de las Ramblas -el límite preciso con que Alberto Cardín
delimitó esta geografía, desde el puerto hasta la plaza de
Catalunya, también nos sirve aquí- tienen cierta trascendencia
en la Barcelona contraculturaI que va emergiendo. Su aparición
espontánea en el Don Juan de
la Asamblea de Trabajadores del Espectáculo,
en 1976, actúa como caja de resonancias. Antes están sus
experiencias en el teatro popular, en Maguer, el pueblo de Camilo, con
la estética de teatro ritual y campesino imperante en la Andalucía
de entonces. Después las actuaciones en las Jornadas Libertarias,
el Saló Diana, Canet Rock, los pases de modelo en la Tarzán,
la exposición en Mec-Mec, las apariciones con los del Rrollo...,
un año 77 realmente activo. Ocaña, Camilo, Nazario, Alejandro
y tantos otros van configurando una forma de estar y presentarse que va
a servir de barómetro de las distintas temperaturas de lo contracultura
I en la ciudad de Barcelona. Ocaña es reclamado por sus escándalos,
pero sus actuaciones han ¡do forjándose en el Café de
la Ópera, en las fiestas de carnaval y en tantas otras transformaciones,
siempre a la vista del público. Ocaña sabía que esa
vida pública tenía algo de "monstruoso" que acabaría
por afectarle irremediablemente. Son especialmente significativas sus apariciones
en las grabaciones del colectivo Video-Nou, que recogieron en directo las
convulsas manifestaciones artísticas y políticas de esos
años.
VIDA POLÍTICA
Una actividad tan imbricada en la vida de una ciudad resulta necesariamente
política. La condición proletaria y la práctica
homosexual de Ocaña iban a enfrentarse necesariamente con un orden
público franquista, estando el dictador en vida y con su larga
sombra durante la transición. Su perspectiva siempre fue la de
la clase trabajadora, desde sus apoyos a la huelga de la SEAT hasta sus
participaciones junto a la Asamblea de Trabajadores del Espectáculo
en el Saló Diana. Pero quizás donde debemos fijar más
la atención es en la peculiar resistencia de Ocaña a ser
asimilado políticamente por esos fenómenos extraños
que constituyeron la transición política española.
Como punto de partida, su afirmación libertaria ante un ambiente
político afín pero dominado por comunistas y sindicalistas,
también sus roces con la propia CNT o con el Front d'Alliberament
Gay de Catalunya, llevando al límite las contradicciones de estos
núcleos políticos. Tras el éxito de Ocano, retrat
intermitent y su protagonismo en las manifestaciones reivindicativas
de gays y lesbianas, especialmente, contra la Ley de Peligrosidad Social,
Ocaña se convierte, de alguna manera, en un símbolo político.
Con tal condición se dimensionan sus apariciones en Francia o
en la Alemania Occidental que aquí se muestran. Otro aspecto que
debe subrayarse es la estrecha vinculación que se establece entre
lo carnavalesco y la manera de entender Ocaña una vida pública
y política plena.
VIDA ESTÉTICA
A menudo se entiende que existe una separación entre la vida social
de Ocaña y sus creaciones plásticas, fuesen pinturas o esculturas
de papel-maché. El giro estéticamente reaccionario que desplazó a
su generación hacia el mercado más banal durante los años
ochenta ha ayudado a mantener este malentendido. Pero no es así,
aunque esta exposición se centre en sus acciones, actuaciones y
activismos, no pretende extirpar la actividad plástica que más
propia le era a Ocaña, cuyo centro neurálgico son sus exposiciones.
La pauta la marca su exposición Un poco
de Andalucía en la
galería Mec-Mec en el año 1977, pero es quizás ésta
de La Primavera en La Capella de l'Antic Hospital de la Santa Creu la más
completa y significativa de todas. El dispositivo de exposición
tal y como lo entendía Ocaña tuvo aquí su desarrollo
pleno. Los aspectos rituales, el poder de convocatoria, las relaciones
comunitarias previas que emplazaban el lugar de exposición como
espacio para la convocatoria y la fiesta toman su cuerpo más completo
en este proyecto. La evocación de las Fiestas de la Ascensión
de Cantillana, su pueblo natal, es el pretexto de toda la convocatoria.
Ocaña quiere fascinar a todos con el espectáculo que enmarcó radicalmente
su infancia. De alguna manera La Primavera es un espacio utópico
donde se convocan, a la vez, los años idílicos de su niñez
con la libertad plena de su ambiente contracultura I de las Ramblas.
UNA FORMA-DE-V/DA
La insistencia con que Ocaña vuelve permanentemente a la memoria
no tiene sólo que ver con la nostalgia de una época o ía
melancolía de un tiempo y una experiencia que irremediablemente
se pierden. El imaginario de Ocaña parece algunas veces secuestrado
por las trampas del revisionismo y ese continuo "pasar revista" con
que se evocan los años de la transición cultural y política
tras la muerte del dictador Franco. Lo que Ocaña, Camilo, Nazario
y tantos otros nos regalan constantemente es el ejemplo, sin aspiraciones
ejemplarizantes, de una determinada forma-de-vida. Si no hay una forma
estética determinada en las mercaderías, si no hay un programa
artístico definido, es porque es en el 'Vivir" donde se gastan
todas las fuerzas del día. Muchas veces los límites entre
la biografía y el arte se confunden en Ocaña, pero nada que
ver con esa igualdad entre "arte y vida" que reclamaba para sí la
práctica vanguardista de entonces. Esta summa biográfica
tiene su lógica, cuando el cuerpo de Ocaña estaba insertado
en las jambas de una puerta que se estaba abriendo, la de la connivencia
entre un poder a la vez biológico y a la vez político. Aquí se
notará el peso de las distintas mediaciones -fotografías,
películas, revistas, etc.- que intentan darle visibilidad a las
acciones de Ocaña. Hay un repertorio de gestos, un recuento de situaciones,
un rosario de pronunciamientos, pero con ellos apenas podremos dibujar
lo que significa esta manera de vivir.
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La muestra también expone
fotografías de su "beatificación" con procesión
por las Ramblas de Barcelona durante las fiestas de la "Mercé 2009"
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la procesión salió del
palacio de la Virreina y recorrió las Ramblas hasta la plaza
Real
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La exposición muestra
entre otras cosas, películas, audiovisuales, esculturas, pinturas
y dibujos salidos de las manos de Ocaña y de sus colaboradores
mas cercanos.
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Ocaña,
retrat intermitent
(1978)
(Ocaña, retrato intermitente)
http://www.venturapons.com
FICHA TÉCNICA
DIRECCIÓN
VENTURA PONS
PRODUCCIÓN
P.C. TEIDE I PRODUCCIONES ZETA S.A.
PRODUCTOR EJECUTIVO
JOSEP MARIA FORN
FOTOGRAFÍA
LUCHO POIROT
DIRECTOR ARTÍSTICO
MIGUEL SANCHIS
MONTAJE
VALERIA SARMIENTO
MÚSICA
AURELI VILA
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NOTAS DEL DIRECTOR
Sobre la película
He realizado Ocaña, retrat intermitent
a partir de un guión estructuralmente muy rígido, muy cerrado
y que he querido llevar, tanto en la filmación como en el montaje
de la película, hasta sus últimas consecuencias. Con esto
quiero decir que me interesa el concepto de la película tanto
como lo que se dice y lo que se ve en ella. Nada no hay que sea premeditado.
Temáticamente me interesó crear
un retrato intermitente roto por lo que, si se me permite, llamaré la
provocación del recuerdo. Ocaña, en su casa, nos habla
de su vida y a la vez, en intermitencias, vemos el mundo que mana de
su subconsciente. Así, mediante la utilización del travestismo
a un nivel dramático que parte del esperpento ibérico pero
que de una cierta forma también está cercano a las modernas
teorías del teatro en la calle, reconstruimos sus visiones acerca
del culto a la muerte, el fetichismo de las imágenes religiosas… A
estas intermitencias he añadido otras que corresponden a su descarga
vital tal como me gustaría hablar de su universo creador.
Formalmente he prescindido de todo preciosismo.
Me he impuesto una estética sobria y si en la narración
establezco unas pequeñas pausas, a nivel de montaje, es por dos
motivos bien claros que me gustaría explicar. Por una parte me
interesa crear un distanciamiento entre la narración y el recuerdo
provocado que vaya más allá del puro cambio de secuencia,
hacer que de alguna forma el espectador sienta en sí mismo el
proceso de la historia. En segundo lugar todo preciosismo estilístico
aplicado al mundo marginal que aparece en el film hubiera sido una imposición
abusiva de la estética del poder.
No he querido hacer una obra de escándalo,
cosa bien fácil con el tema propuesto, mi intención, muy
al contrario, fue hacer con toda honestidad un relato intimista a partir
de un personaje extrovertido. De Ocaña me interesa más
el subconsciente que lo aparente y eso es lo que he deseado expresar.
Ventura Pons
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