(…) Más
allá de
las ideologías, más allá de
los discursos, más allá de las formas e incluso de
las ideas, esta la materia, el arte sobre todo es el tratamiento
de la materia, incluso tratar ‘al cuerpo’, al cuerpo
de los animales, al cuerpo de los humanos como materia, yendo más
allá diríamos ‘como cosa’. Cuando han
caído las ideas, porque no decir los ideales, cuando han
caído las estructuras, cuando han caído las formas,
todos procesos que han ocupado el siglo XX, han quedado la abstracción,
la instalación, el ensamblaje, el tratamiento de la materia.
Qué diferencia, en este punto, al artesano del artista,
su identidad, su cometido: el alfarero, el herrero, el carpintero,
y porque no al obrero, al albañil, al yesero, al cristalero,
etc.
En ambos procesos hay tres etapas: la materia, la formalización,
el resto. Si anulamos la formalización....dándole
valor de terceridad, nos quedamos con la materia y su resto. Dar
forma a la materia, moldes, soportes, encofrados, por un lado....y
por otro los restos de dicho proceso, o el derrumbe de dichas formalizaciones.
Ya no se trata de la búsqueda de la forma (desde el
cubismo hasta ahora) y no me refiero solo a la forma humana, sino
también
a la forma de los objetos y a la forma de los espacios. No es que
el artista haya perdido la forma como objetivo, es la forma que
ha perdido al artista. La forma ya no representa al sujeto, al
sujeto de la modernidad (desde Leonardo hasta ahora), con esta
caída imaginaria, el sujeto se ha quedado solo con la materia,
se trata del retorno de La Cosa. Se trata del exterminio del sujeto,
de la aniquilación de su contexto, se trata del Gran Derrumbe.
Luego de Auschwitz e Hiroshima....Nada nos sorprende. Insisto solo
queda la materia, el resto, el detrito y ‘la letra’.
La Cosa no diferencia el sujeto y el objeto, La Cosa no diferencia
la imagen de la letra, de allí el enorme valor de ‘la
instalación’, el artista luego de pasar por el territorio
de La Cosa necesita ‘instalar’, con los escombros,
con los derrumbes, con los restos, los detritos, las cenizas, para
dejar testimonio de dicho transito. Muchos de ellos dicen ‘se
han perdido los derechos’ podemos agregar ‘se ha perdido
la voz’, sin voz ni derechos, solo queda el aliento, la materia:
sostener, aguantar, soportar, apoyar...a veces se transforma en
grito (el caso de Artaud, de Bacon, de Lynch) a veces solo llega
a marca (Lygia Clark, Ana Mendieta y luego Regina José Galindo),
marca en el cuerpo, marca en el territorio, marca en el muro.
La caída de la representación ha dejado un resto,
la acción, la acción de contener, la acción
de soportar, la acción de transportar, la acción
de colgar, etc. al final la acción de instalar. (…)
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Alberto Caballero, enero 2014
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