El
arte de acción surge como necesidad
de crear un nuevo lenguaje artístico basado en la libertad
del acto. A través de una práctica de transformación
creativa individual, que se completa con la participación
física y/o psíquica (activación de la mente)
del espectador, se trata de acercarse más a la realidad contemporánea
mediante un arte que crea experiencias. Esta experiencia podemos
percibirla en acciones como las de las artistas latinoamericanas
Rocío Boliver (1956), Elvira Santamaría (1967)
y Tania Bruguera (1968).
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Rocío Bolíver "La Congelada de Uva", destruye
los límites que la oprimen mediante prácticas de
acción sin reglas ni cuestionamientos y con la auto-exploración
como objetivo. Su cuerpo, convertido en objeto de una experimentación
transestética, muestra sus pensamientos y exhibe aquello
de lo que nadie habla, con el fin de convertirlo en un acto abstracto
y conceptual que se transforma y pierde su significación
inicial/social. El apoyo de los soportes audiovisuales refuerza
su discurso. Para ella, el sexo es el mensaje. Pretende acercar
al público a lo espectacular, eliminando el espectáculo
para, así, configurar una nueva forma de mirar.
Elvira Santamaría interviene en el
espacio público
a través de trabajos basados en el tiempo y el espacio.
En vez de usar los materiales (objetos, naturaleza, público),
dialoga con ellos creando una trama de situaciones que cultivan
una nueva forma de conocimiento de la realidad. Un arte del presente
que se concibe como un proceso contínuo de transformación
- tanto de ella misma como del espectador -, metáfora de
la vida.
Tania Bruguera combina experiencias
personales con una perspectiva histórica y social. Sus creaciones parten de una intervención
en su propio cuerpo, para llevar una experiencia íntima
y personal a un espacio público y colectivo. Su Arte Útil
o Arte de Conducta se desarrolla en el momento de representación,
siempre a partir de la participación del público.
Entiende el arte como un espacio de la investigación de
la realidad. Para ella, la performance es una estética que
parte de la ética y no de las formas. Un arte con recursos
sociales que depende de su efectividad para alcanzar una construcción
de lo colectivo a través de la transformación de éste.
En sus acciones, el espectador se convierte en un sujeto activo
para que llegue a comprender que es un ente capaz de cambiar las
maneras en que la sociedad piensa y actúa.
Sara Alfonso
Domenech
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